Las alarmas se vuelven a encender en la península coreana pero no pasará nada

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Madrid. Una vez más se vuelven a disparar las alarmas en la península coreana con la deserción de un soldado de Estados Unidos a Corea del Norte por la zona fronteriza de Panmunjon, mientras Pyongyang lanza dos misiles balísticos de corto alcance al mar de Japón (mar del Este) en respuesta a la llegada a Corea del Sur de un submarino estadounidense cargado de armas atómicas, en un escenario nada desconocido pero repleto de acontecimientos tensos que se vienen arrastrando en los últimos 70 años y que obviamente también afecta a la estabilidad del noreste asiático.

Cada vez que surge algo nuevo en este rincón de Asia es algo más tenso que el anterior. Cada vez que un país de la zona hace algo distinto que incomoda militar y políticamente, como las propias maniobras militares, los decibelios suben tanto, que rápidamente hablamos de una posible guerra coreana o un conflicto nuclear o reuniones de emergencias de las partes para estudiar el asunto en cuestión, pero por ahora no va a ocurrir absolutamente nada de nada salvo que Pyongyang ataque nuclearmente a EEUU, Corea del Sur o Japón, un hecho que no se va a producir como tampoco ninguno de estos países van a atacar a Corea del Norte ni siquiera para cambiar el régimen de Kim Jong-un.

Como periodista y modestamente conocedor de la zona llevo muchos años con la misma cantinela, pues ya todo se ha convertido en un bucle tóxico pero sin descartar que el peligro exista, aunque es aún mayor la predisposición de todas las partes implicadas en la región para evitar una catástrofe de consecuencias devastadoras para todos, en especial para Corea del Norte, y sin obviar a China, que tiene mucho que decir en el momento preciso que pudiera hipotéticamente estallar un conflicto nuclear.

La realidad es que mientras llegaba al puerto surcoreano de Busan un submarino estadounidense equipado con misiles balísticos nucleares como una señal de advertencia disuasoria de EEUU contra Corea del Norte, ocurre el esperpento del soldado estadounidense Travis T. King, de 23 años, que decide cruzar la Línea de Demarcación Militar (MDL) y entrar en territorio norcoreano esta semana mientras hacia una visita turística de la Zona Desmilitarizada de Panmunjon (ZDM), en la frontera entre las dos Coreas, que técnicamente siguen en guerra.

Es obvio que todo ello sirve a Corea del Norte para mostrar sus estrategias y denunciar una vez más a Estados Unidos como el mayor enemigo del régimen de Kim Jong-un. EEUU pide explicaciones al Ejército norcoreano sobre el arresto del soldado estadounidense, lo que eleva más la tensión en las siempre difíciles relaciones entre Washington y Pyongyang. Un nuevo capítulo se acaba de abrir entre los dos países e irá para largo, dado que ahora el régimen norcoreano lo explotará al máximo y así tendrá muy entretenida a la población norcoreana, que contempla como sus ‘enemigos’ quieren destruir el país, el cual sigue en pie de guerra desde que se firmó el armisticio en 1953 precisamente en Panmunjon, la frontera más militarizada del mundo.

Los protagonistas del nuevo guion ya están preparándose para cómo se desarrollarán los inminentes acontecimientos. Por un lado, los líderes de Japón y de Corea del Sur, Fumio Kishida y Yoon Suk-yeol, respectivamente, viajarán a Estados Unidos en agosto para celebrar una cumbre trilateral con el presidente de EEUU, Joe Biden, donde examinarán las tensiones con Corea del Norte y su programa nuclear, así como el acercamiento entre Tokio y Seúl, aliados de peso de Washington en Asia-Pacífico, tras años de tiranteces, un acercamiento auspiciado por la visita del presidente surcorenao Yoon a la capital nipona para reunirse con el primer ministro Kishida el pasado marzo, que fue el primer viaje de este tipo de un mandatario surcoreano en doce años. La buena alianza Tokio-Seúl inquieta a Pekín, molesta a Pyongyang y favorece las tesis de Joe Biden.

Por otro lado, el propio Ejército surcoreano viene insistiendo en que los vuelos de reconocimiento llevados a cabo por aviones espía estadounidenses dentro de la Zona Económica Especial (ZEE) de Corea del Norte no vulneran en ningún caso la soberanía del país vecino, que ha acusado a Washington de intrusión aérea y ha amenazado con responder.

Además, todo ello se produce a raíz de que el Ministerio de Defensa Nacional norcoreano y Kim Yo-jong, la hermana del líder Kim Jong-un, publicaran varios comunicados de tono amenazante sobre supuestas intrusiones que tuvieron lugar en los últimos días y que «vulneran la soberanía» de Corea del Norte.

Pero las maniobras militares no ceden y ahora los ejércitos surcoreano, nipón y estadounidense realizarán este fin de semana un ejercicio de defensa antimisiles en el mar de Japón (llamado mar del Este en las dos Coreas) en respuesta al reciente lanzamiento de un misil balístico intercontinental (ICBM) de combustible sólido a cargo del régimen norcoreano, unos ejercicios que para el régimen de Kim Jong-un son considerados como «ensayos» para invadir Corea del Norte. El bucle sigue.

Y mientras, habrá que esperar a ver qué ocurre con el nuevo capítulo que se acaba de escribir en la península coreana con la detención del soldado estadounidense Travis T. King, de 23 años, en la Zona Desmilitarizada de Panmunjon,  que divide las dos Coreas y que es el único punto en el que se ven las caras los soldados de ambos países. Una zona situada a 50 kilómetros de Seúl, a 167 de Pyongyang y a 10 de Kaesong, antigua capital del reino de Koryo, que dio nombre al país, y que se convirtió en un importante complejo industrial entre las dos Coreas, clausurado por Seúl tras el lanzamiento de un misil norcoreano en febrero de 2016.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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