La ciudad surcoreana de Busan, favorita para ser designada la sede de la Expo 2030

Vista panorámica de la ciudad de Busan, Corea del Sur. | Lwy, Wikimedia
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Madrid. Bajo el lema «Transformando nuestro mundo, navegando hacia un futuro mejor», la ciudad surcoreana de Busan se perfila como la ciudad que competirá en la recta final por la organización de la Expo Mundial 2030, que sucederá a la que se celebrará en Osaka (Japón) en 2025, que junto a Riad, la capital de Arabia Saudí, tendrá su mayor competencia, y aunque Roma también aspira a la organización, todo hace indicar que surcoreanos y saudís serán los que pugnarán para que una de las dos ciudades sea designada en noviembre próximo en París, en cuya capital gala los 170 países socios miembros de la Asamblea del Bureau International des Expositions (BIE) votarán para elegir entre Roma, Riad y Busan.

Las exposiciones mundiales siempre han sido eventos que han servido para que la propia ciudad designada tenga un protagonismo único en su historia y, en este caso, Busan, la segunda ciudad más poblada de Corea del Sur, quiere aprovechar su propia idiosincrasia para demostrar al mundo que es una ciudad vanguardista en la élite mundial, además de bien arropada con el nombramiento del grupo K-pop coreano BTS como embajador de su candidatura, dada su enorme fama mundial, con dos sus miembros nacidos precisamente en Busan, y el primer grupo musical en dar un discurso en la ONU, el 24 de septiembre de 2018, con motivo del lanzamiento de la alianza mundial de UNICEF. Un grupo de explosión mundial que favorecerá a Busan para la designación de la Expo de 2030.

Noviembre próximo será cuando se designe en París la sede oficial de la ciudad de la Expo 2030, y para ello un mes antes, en octubre, sus organizadores ya han elaborado un concierto mundial de BTS en la misma ciudad de Busan con el objetivo de llamar la atención mundial sobre esta ciudad portuaria de Corea del Sur.

Bajo el lema de transformar el mundo para un futuro mejor, Busan quiere concentrar los objetivos más vitales de su propuesta en un mundo dinámicamente rápido y resolver los desafíos a los que se enfrenta la realidad global actual, como el cambio climático o la transición digital. Es obvio que el mundo necesita cambios y las exposiciones universales contribuyen a tal fin, creando infraestructuras futuribles en beneficios de desarrollos globales.

Busan transmite, tal como he comprobado las varias veces en las que la he visitado como periodista, una actividad bulliciosa y profundamente dinámica en medio de un puerto, abierto desde 1876, el quinto más ocupado del mundo, la puerta de entrada del noreste de Asia, el cual se encuentra en la ruta marítima que conecta Europa y América, conectando además con otros 100 países en todo el mundo a través de 500 puertos.

En suma, la Exposición Mundial 2030 de Busan ofrecerá a todos los participantes la oportunidad de reconocer los retos mundiales y de reflexionar sobre el medio ambiente y las nuevas formas de vida de la humanidad. Y todos serán testigos presenciales de un nuevo futuro a medida que la transformación se extiende por todo el mundo ante sus ojos en tiempo real gracias a las nuevas tecnologías, como la IA, la IoT y la 6G.

En cuanto a la candidatura de Riad, bajo el lema de «Era del cambio: llevar al mundo a un mañana brillante», bien es cierto que ha tenido mediáticamente menos repercusión, pero su enorme poderío económico no es baladí y obviamente se pronostica una dura pelea por la designación final, pero Busan cuenta con un país modernizado a escala social, al margen de su enorme riqueza industrial en toda Corea del Sur.

Nadie discute que Arabia Saudí tiene previsto enormes megaproyectos que sirven para mejorar su propia imagen exterior en todo el mundo, y más teniendo en cuenta que aún queda mucho por recorrer en cuanto a derechos universales o libertad de expresión. Y claro, acabamos ver el Campeonato Mundial de Fútbol de Catar, donde el dinero fue el principal protagonista en la organización futbolística, pero su sociedad ahí sigue estancada. Veremos entonces qué ocurre con la Expo de 2030, si Riad o Busan. El plan diseñado por el príncipe Mohamed Bin Salman en su ‘Visión 2030’ competirá con una ciudad hambrienta en demostrar al mundo una realidad profundamente modernizada e informatizada para el comienzo de una nueva era global.

Y tampoco vamos a reñir en la calidad que puede ofrecer un rico desierto saudí en comparación con las riquezas naturales, sus montañas armoniosas, ya no solo del país en sí, sino de la propia Busan, con su turismo y cultura y la rica historia de la ciudad que han contribuido a que sea uno de los destinos más populares para convenciones internacionales.

La campaña en la lucha por ser la ciudad designada ya comenzó hace tiempo. Antes del 7 de septiembre próximo, las ciudades candidatas deberán presentar un completo dosier con los detalles de su propuesta. A partir de ese momento, la Oficina Internacional de Exposiciones (BIE, por sus siglas en francés) enviará misiones a cada ciudad para comprobar la viabilidad de cada proyecto. La decisión se adoptará en noviembre de 2023 en una votación en la que participarán todos los países que integran el BIE bajo la regla de «un país, un voto».

De esta forma, Busan no va a ceder en sus aspiraciones para ser elegida la ciudad de la Expo de 2023. Para ello, sus organizadores siguen con sus planes y uno de sus copresidentes del Comité de Estrategia, Chey Tae-won, viene reiterando que apuesta por compartir experiencias y recursos, es decir, «los desafíos globales, como la crisis climática, no se pueden solucionar por un solo país. Solo con la cooperación de los gobiernos, las empresas y las sociedades de cada esquina del mundo podremos hacer la diferencia».

Busan basa sus fortalezas en las tres W: ‘well-developed’ (desarrollada), ‘well-placed’ (situada) y ‘well-experienced’ (experimentada). Es decir, abarca todo lo imprescindible para que su referencia sea lo suficientemente global de cara a ser elegida la ciudad de la Expo Mundial 2030.

En definitiva, una ciudad de turismo internacional de primer nivel, una ciudad abierta, global, que marcará el comienzo de un nuevo futuro para la humanidad y el mundo entero, en la que la multinacional coreana Samsung se ha sumado a este esfuerzo para que Busan sea designada como la ciudad de la Expo 2030.

En suma, una candidatura que despierta el interés global arropado también por multinacionales como Daewoo o Hyundai, que apoyan a la segunda ciudad de Corea del Sur, un país ya con una dilatada experiencia mundial tras eventos internacionales como los Juegos Olímpicos de 1988, el Campeonato Mundial de Fútbol de 2002, los Juegos Asiáticos de ese mismo año o la cumbre de Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) de 2005 o también los JJOO de invierno de Pyeongchang de 2018.

Corea del Sur está de moda y seguirá estando de moda con la designación de Busan como sede de la Expo Mundial 2030. La segunda ciudad del país que representa el símbolo del desarrollo surcoreano y futuro hogar de la primera urbanización flotante del mundo, un proyecto piloto en el que se prevé que residan 1.500 personas, de las que 300 formarán parte de un estudio para determinar si este tipo de ciudad es sostenible, en cuanto a energía o residuos que se generan, entre otros. Una idea que con esta Expo también contribuya a hacer frente al cambio climático y al aumento del nivel del mar. Y todo hace indicar que Busan está lista y preparada.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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