Trump se acercará a Rusia, tensará la cuerda con China y vigilará a Corea del Norte

Donald Trump, presidente de los Estados Unidos
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Madrid. Mientras el presidente electo de EEUU, Donald Trump, mantiene sus dudas sobre la participación de Rusia en los ataques cibernéticos en las pasadas elecciones presidenciales, donde busca a Moscú como su nuevo aliado, trata al mismo tiempo que sus relaciones con China no empeoren con su llegada a la Casa Blanca, y al mismo tiempo advierte a Corea del Norte que no desarrollará un arma nuclear que pueda poner en peligro a Estados Unidos tras la afirmación de Kim Jong-un que “tendrá listo muy pronto un misil que puede alcanzar territorio estadounidense”.

China, que afronta nuevas incomodidades políticas con la llegada de Tsai Ing-wen a la presidencia de Taiwán, además de su decidida defensa del territorio en el Mar de China Meridional, tiene como prioridad a lo largo de 2017 evitar las presiones para que su moneda (yuan) se deprecie frente al dólar y marca su principal objetivo en la estabilidad política de cara al congreso del PCCh de noviembre, una razón importante para mantener firme su moneda, pero sus posibles desavenencias con Trump, ya no sólo en el tema económico sino también en el asunto taiwanés, tendrán sus consecuencias que podrían alterar las relaciones internacionales.

El año 2017 va a ser un año clave para el liderazgo en China, un año más convulso que el anterior, con la importante cita del XIX del Congreso del Partido Comunista de China (PCCh) en noviembre próximo, donde se esperan cambios en el régimen comunista, aunque previamente se habrá producido un aumento de la confrontación con Donald Trump en la Presidencia de Estados Unidos y sobre todo teniendo en cuenta la agresividad que empleo en su campaña electoral con “el gigante asiático”.

Todo lo que pueda rodear al XIX Congreso del PCCh, con los principales grupos de poder intentando colocar a los suyos en los mejores puestos, se ha visto alterado creando una incertidumbre inexistente desde la llegada de Trump, que hasta entonces China a lo largo de 2016 ha vivido relativamente tranquilo frente a las distintas alternativas mundiales, pero todo va a cambiar para Pekín con el nuevo inquilino en la Casa Blanca, al menos de momento eso parece, después el tiempo dictaminará.

Ahora habrá que ver qué ocurre con la nueva política de Trump y ver la nueva situación en el Acuerdo Transpacífico (TPP) tras el anuncio del presidente electo de retirar a EEUU de ese bloque, y a la vez también comprobar cómo reacciona el sistema internacional de libre comercio donde una posible guerra comercial no favorece a ninguna de las dos partes, y cómo trata la política de “una sola China”,  un enconamiento que iría a mayor con el apoyo que hace el magnate norteamericano a Taiwán que podría desequilibrar la región.

Pero mientras China viene proponiendo a Estados Unidos resolver las disputas comerciales que puedan surgir entre los dos países a través de las negociaciones, Trump acaba de nombrar a Robert Lighthize como nuevo responsable de la oficina de Comercio Exterior estadounidense, un crítico consumado al “gigante asiático”, lo que da a entender lo que se avecina entre las dos grandes potencias en 2017.

China, que desea mantener estable su crecimiento económico en el 6,5 por ciento, ha visto como la Unión Europa (UE), EEUU y Japón han rechazado el estatus de economía de mercado, lo que ha provocado el enfado de Pekín con todo tipo de acusaciones que puede dar más razón a Trump en su afán proteccionista de la economía estadounidense.

Donald Trump carece de estructuras grandes en su política exterior, pero está muy interesado en acercarse a Rusia, incluso mantuvo su escepticismo sobre la participación de Moscú en los ataques cibernéticos ocurridos durante las pasadas elecciones presidenciales, poniendo en duda las afirmaciones de los servicios de inteligencia que acusan a Rusia de haber interferido en el proceso electoral.

De hecho, calificó de «injustas las especulaciones, pues hackear es algo muy difícil de demostrar», y recordó el «desastre» que supuso la «equivocación» de las agencias de inteligencia al afirmar que el entonces presidente de Irak, Sadam Husein, poseía armas de destrucción masiva, lo que llevó a EEUU a invadir el país en 2003.

No obstante, muchos republicanos están en contra del acercamiento que efectúa Trump hacia Rusia y en especial hacia su presidente Vladímir Putin, quien ha decidido no tomar partido en las acusaciones de Barack Obama, al menos hasta que el presidente electo asuma el poder el 20 de enero próximo, pero tal vez el único objetivo claro sea junto al mandatario ruso de vencer al grupo terrorista del Estado Islámico (EI).

Tanto Europa como China es posible pierdan influencia con la llegada de Trump, una Europa más débil que refuerza a Rusia y sobre todo si la OTAN sufre las advertencias que ya ha manifestado el futuro presidente estadounidense, mientras con Pekín las relaciones comerciales serán el campo de batalla por el enorme mensaje proteccionista que quiere aplicar en su política económica. Todo estás en ver qué ocurrirá, pues una cosa es el mensaje electoral y otra la realidad que poco a poco irá imponiéndose.

Por otra parte, mientras EEUU, Corea del Sur y Japón debaten en Washington una estrategia frente a Corea del Norte y su programa nuclear, China se defiende de los ataques de Trump al acusar a Pekín de que no hace nada contra Pyongyang, pero el Gobierno chino siempre asegurado sus esfuerzos por la paz y la estabilidad en la península de Corea, según fuentes oficiales, que discrepa del presidente electo al acusarle de pasividad ante el desarrollo nuclear norcoreano.

En definitiva, China con el asunto de Taiwán, las elecciones en marzo en Hong Kong con un incipiente sentimiento independentista, los litigios del Mar de China Meridional y Oriental o el problema nuclear norcoreano, así como la posición de Filipinas con su acercamiento a Pekín e incluso a Rusia en detrimento de EEUU y a la vez la estrategia de Washington en su defensa de sus intereses en la zona del nordeste asiático con sus principales aliados, Japón y Corea del Sur, y con un Trump dispuesto a cambiarlo todo, convertirán esta parte de la geografía mundial en un maremágnum con importantes repercusiones en el resto del mundo.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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