¿Por qué a China no le interesa apostar por Vladimir Putin?

Vladimir Putin y Xi Jinping. | Kremlin, Wikimedia
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Washington. Después de la alianza sin límites sellada por Xi Jinping y Vladimir Putin a principios de febrero, la lógica y analistas de prestigio pronostican que las sanciones del bloque occidental reforzarán más los vínculos económicos, políticos y militares de la segunda (China) y undécima (Rusia) economías mundiales por volumen de PIB. Un análisis detallado y riguroso de las últimas estadísticas del Fondo Monetario Internacional, la Unión Europea, la Comisión Europea y la ONU ofrece muchos motivos por los cuales a China no le interesa y tampoco conseguiría sostener una coalición con Rusia. Vamos a examinarlos con detalle.

En primer lugar, EEUU ha forjado una coalición occidental reforzada que triplica el PIB de China más Rusia. La administración del presidente Joe Biden con paciencia y perseverancia ha logrado juntar en una coalición occidental reforzada a EEUU, Unión Europea, Japón, Reino Unido, Canadá, Corea del Sur, Australia y Taiwán. La suma del volumen del PIB de dichos países asciende a 54,3 billones de dólares, el triple del que suman China y Rusia (18,4 billones). La importancia de la comparación requiere cifras individuales: EEUU (22,9), UE-27 (17,1), Japón (5,1), Reino Unido (3,1), Canadá (2), Corea del Sur (1,8), Australia (1,6) y Taiwán (0,785). El de China es de 16,8 billones y el de Rusia 1,64. Por consiguiente, el PIB de la coalición occidental reforzada (54,3 billones) triplica el del binomio China-Rusia (18,4 billones).

Xi Jinping se enfrenta al decisivo vigésimo congreso del Partido Comunista de China (PCCh) en la segunda parte de 2022. Logró cambiar la Constitución para permanecer indefinidamente en algunos o quizás todos sus tres actuales cargos. A sus 68 años goza de excelente salud. Es secretario general del PCCh y presidente de la Comisión Militar Central (en la práctica, jefe de las fuerzas armadas chinas) desde 2012 y presidente de la República Popular de China desde 2013. Vladimir Putin se ha aislado de cualquier crítica de sus asesores desde el inicio de la invasión. Sin embargo, a sus 69 años mantiene una buena salud y similarmente puede permanecer en la presidencia rusa durante muchos años más.

En 2021, China exportó bienes a Rusia por valor de 68.000 millones de dólares. Esta cifra palidece al lado de los 477.000 millones en exportaciones chinas a la UE y 3,3 billones destinados a los EEUU el año pasado. China es el primer exportador y segundo importador mundial. No puede inmediatamente reorientar sus flujos comerciales para proporcionar a Putin los bienes farmacéuticos, maquinaria, vehículos y piezas, motores, equipos electrónicos y material médico, óptico y eléctrico que constituyen las partidas más importantes de las exportaciones de EEUU y la UE a Rusia. Dichos flujos además dependen de cadenas de producción y distribución muy complejas que ya se han deteriorado a raíz de la recesión y posterior recuperación económica debidas a la COVID-19.

Con la notable excepción del gas natural y en menor medida petróleo, a la UE no le costará encontrar fuentes que aporten la madera y fertilizantes que importaba de Rusia. Putin ha decretado que no exportará 200 productos. Pero su motivación es conservar sus existencias. El régimen de Putin representa el 5,8 % del comercio de la UE y en el caso de EEUU es su vigesimotercer mercado de exportación de bienes.

Europa sí que depende del gas natural ruso, que es el 35 % del que consume. Pero esta vez la UE y EEUU conjuntamente están decididos a reducir dramáticamente este condicionante. La UE aspira a reducir las exportaciones rusas en dos terceras partes antes de finales de año. Esto significa conseguir mediante distintos procesos recortar los 155.000 millones de metros cúbicos actuales que bombea Rusia por sus gasoductos europeos. Por una parte, la Comisión Europea mediante el Gobierno alemán y otros actores busca incrementar la aportación de los suministradores actuales no rusos. Se trata de Qatar, Noruega, Australia, EEUU, Emiratos Árabes Unidos y Argelia. En segundo lugar, se apuesta por el Gas Natural Licuado (GNL) con gran celeridad. El acuerdo suscrito por EEUU y la Comisión Europea la semana pasada compromete a EEUU a proporcionar 15.000 millones de metros cúbicos adicionales este año.

El suministro de GNL de EEUU a la UE desde el acuerdo de junio de 2018 con la Comisión Europea bajo la administración de Donald Trump se ha disparado un 1.418 %. De 3.000 millones de metros cúbicos anuales en 2018 se situó en 21.000 millones el año pasado y en enero de 2022 EEUU se ha convertido en el primer exportador de GNL a la UE, con una cuota del 44 %. Alemania se apremia a construir plantas de regasificación y potenciar aún más las fuentes renovables. En 2021, 13 países de la UE importaron 80.000 millones de metros cúbicos de GNL. Este ranking lo lideró España (21.300 millones), seguida de Francia e Italia.

La UE en 2019 fue el primer inversor en Rusia medido por su ‘stock’ de Inversión Extranjera Directa (IED) con un volumen de 311.000 millones de dólares. Se trata de inversiones en fábricas y plantas y excluye las de carácter financiero. Bruselas ya ha anunciado que prohibirá la inversión en el sector energético ruso. El ‘stock’ de IED de Rusia en la UE en 2019 fue de 136.000 millones de dólares. Europa se arriesga a perder parte de dicha inversión. Pero cabe recordar una estadística que resalta la fortaleza de la relación entre EEUU y la Unión Europea. El ‘stock’ de IED de EEUU en la UE es tres veces mayor que el que tiene en toda Asia, mientras que el ‘stock’ de IED de la UE en EEUU es más de siete veces superior al que mantiene con China e India. La relación transatlántica se ha fortalecido desde el inicio del siglo. Entre 2000 y 2019, el ‘stock’ de inversión extranjera directa de EEUU en la UE creció un 500 % y el de la UE en EEUU ascendió un 300 %.

A raíz de la destrucción de varias ciudades de Ucrania, la opinión pública y los accionistas han contribuido a que más de 450 multinacionales de todo el mundo se retiren totalmente o suspendan sus inversiones, ventas o suministros a Rusia. El listado elaborado y actualizado diariamente por la Universidad de Yale representa la flor y la nata de multinacionales mundiales en múltiples sectores.

Entre las europeas que abandonan totalmente Rusia figuran Accenture, Adidas, Airbus, Aldi, Amadeus, BNP Paribas, BP, Carlsberg, Chanel, Credit Suisse, Daimler, Danone, DB Schenker, Deloitte, Deutsche Bank, Diageo, Eni, Equinor, Ericsson, Ernst & Young, Eurovision, Ferragamo, GlaxoSmithKline, J. Sainsbury, H&M, Inditex, KPMG, L’Oréal, Norwegian, Rolex, Shell, Swarovski y Wintershall. Si les sumamos las de EEUU y otras democracias la huida se convierte en éxodo. El propio Bank of China ha limitado su oferta de capital.

La lista de 59 empresas chinas vetadas previas al conflicto en Ucrania facilita la supervisión occidental de las decisiones de Pekín. Concretamente, mediante el denominado Foreign Direct Product Rule (FDPR) se restringe o prohíbe o exige autorización especial la inversión en o compras de empresas que exporten tecnología o software de EEUU a países y empresas sancionadas.

Rusia también es muy vulnerable ante las sanciones financieras. La coalición occidental ha cortado su acceso a las reservas de su fondo soberano en dólares y euros. Los bancos privados y públicas rusos no pueden emitir deuda en los mercados occidentales. El rublo se ha depreciado un 40 % desde el principio del año a pesar del aumento del tipo de interés del 9,5 % al 20 % y los controles sobre la conversión de rublos en dólares. Rusia puede tener que suspender los pagos de sus deudas con acreedores extranjeros.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha incrementado la cuota de Derechos Especiales de Giro (DEG) de China. El FMI potencia desde hace décadas los DEGs como reserva mundial. Sin embargo, únicamente el 2 % de las reservas de divisas globales se mantienen en yuanes chinos. Un 1,7 % de los intercambios económicos se realizan con la moneda china. Los correspondientes porcentajes para el euro y el dólar son de 37 % y 38 %, respectivamente.

China está vinculada mediante su comercio, inversiones y fabricación de productos mediante cadenas de producción y distribución globales a la economía internacional. Se ha beneficiado de este hecho, consiguiendo crear una clase media amplia y convirtiéndose en el primer exportador mundial. Pero su territorio no contiene el petróleo, gas natural y muchos metales que le exportan Rusia y otras potencias.

A Xi Jinping no le conviene profundizar en su dependencia energética, de ciertos metales y de materias primas agrícolas. EEUU es el primer productor mundial de petróleo y gas natural. Continuará su ritmo de expansión de exportaciones de hidrocarburos. El propio éxito económico chino le ha creado dependencia de metales y materias primas agrícolas que fabrican países (Australia, Canadá, miembros de la ASEAN) que la perciben como una amenaza debido a su reivindicación del 90 % del Mar de China Meridional. Taiwán fabrica el 60 % de los semiconductores del mundo, mientras que la cuota china es del 6 %.

Después del desastre humano causado por Putin en Ucrania, Xi Jinping se mantiene por ahora al margen del conflicto. Esperemos que Turquía, Israel y también China apremien a Putin a negociar con seriedad el cese de unas trágicas hostilidades. Cuanto más se alarguen y mientras se mantenga intacta la coalición occidental, una invasión china de Taiwán se convierte en una arriesgadísima aventura. Las fábricas de la Taiwán Semiconductor Manufacturing Co (TSMC) y Samsung ensamblan los semiconductores de alta gama que China no produce. Necesitan meses y el trabajo de técnicos muy especializados. Deben conjuntar cientos de materiales y productos químicos y convertirlos mediante un proceso de manufactura altamente complejo en semiconductores acabados de menos de diez nanómetros. Un nanómetro es una milmillonésima parte de un metro. Dichas plantas irónicamente están situadas en la parte occidental de Taiwán y en menor medida en Corea.

Xi Jinping es un hombre extremadamente poderoso. Pero debe celebrar el vigésimo congreso del PCCh en la segunda mitad del año. Al presidente de China le debe interesar poner fin a la guerra y negociar una salida no excesivamente humillante para Putin que incluya una garantía de no pertenencia de Ucrania a la OTAN y el mantenimiento de Crimea y el Donbás por parte de Rusia.


Author of «Globalism versus Nativism: How to Bridge the Digital Divide» (available on Amazon)
www.amuns.com | @alexmuns

Alexandre Muns

Dr. Alexandre Muns Rubiol Professor, OBS & EAE Business School y exasesor del presidente del Banco Mundial

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