El nuevo presidente de Corea del Sur, pese a los ensayos nucleares del Norte, se ofrece a dialogar

El nuevo presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol. | Republic of Korea, Flickr
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Madrid. El nuevo presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, ha ofrecido a Corea del Norte dialogar en un momento en que se sospecha que Pyongyang quiere reanudar los ensayos nucleares y cuando las tensiones entre las dos Coreas aumentan con la nueva Presidencia surcoreana, que basará su objetivo en impulsar el crecimiento nacional y atajar los problemas económicos de un país que anda muy cansado del monotema norcoreano.

Yoon Suk-yeol considera que «los programas nucleares de Corea del Norte constituyen una amenaza, no solamente para nuestra seguridad sino para todo el noreste de Asia», de ahí la importancia de mantener abierta la puerta del diálogo con su vecino del Norte, pero su líder, Kim Jong-un, aprovechó el «Día de la Victoria» de Rusia para trasladar su apoyo al presidente ruso, Vladimir Putin, asegurando que «Occidente está invitando al mundo a un holocausto nuclear». Los misiles harán mucho ruido, daños, destrucción, pero no arreglan el problema eterno de la península coreana.

Kim Jong-un está viendo cómo militarmente le cuesta trabajo a Rusia lograr sus objetivos en Ucrania, en una guerra que ha destrozado al país invadido pero que deja muy tocada a Rusia con consecuencias dramáticas para el presente y futuro de la sociedad rusa. Una realidad que no pasar desapercibida en Corea del Norte, dado que un ataque nuclear norcoreano supondría una respuesta total en su contra que el régimen de Kim no podría soportar, y tampoco hay indicios de que ni sus vecinos, Japón o Corea del Sur, ni Estados Unidos vayan a invadir o atacar a Corea del Norte. Aquí lo que se trata es que el armamento nuclear sirve de amenaza pero nunca de soluciones para la economía norcoreana, que necesita el levantamiento de las sanciones a cambio de paralizar su programa nuclear.

Todos los proyectiles que sigue probando Corea del Norte para mejorar la eficacia en sus operaciones de armas nucleares tácticas sirven para certificar el desarrollo sofisticado del régimen en su afán de un mayor perfeccionamiento nuclear, pero la economía sufre un deterioro brutal, y ahora más debilitada tras hacerse público el primer contagio de la variante ómicron del coronavirus, lo que ha llevado a declarar el estado de «emergencia máxima» en un país que no ha anunciado ningún plan de vacunación y no ha reportado una sola inoculación a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las consecuencias están por verse.

El nuevo presidente surcoreano llega a su cargo con un país dividido dado que su victoria electoral frente al liberal Lee Jae-myung fue por apenas el 0,07 % de los votos, lo que hará complejo gestionar la tensa situación en la península coreana, con una carrera armamentística en ascenso y una Corea del Norte dispuesta a llevar a cabo un nuevo test nuclear. Kim Jong-un tenía en el anterior presidente Moon mayor cercanía pese a los muchos problemas habidos, pero ahora, con Yoon, la situación puede variar, y de ahí que Pyongyang exteriorice su capacidad nuclear para avisar al nuevo presidente surcoreano que el régimen está «fuerte y unido».

Ahora son muchos factores nuevos. El nuevo presidente, del conservador Partido del Poder Popular (PPP), es más antinorcoreano, mientras que la Presidencia anterior del progresista Partido Democrático (PD) era más proclive al régimen de Kim Jong-un, quien tenía que haber aprovechado mejor la Presidencia de Moon Jae-in, pues ahora, y con una Asamblea surcoreana controlada por la oposición, no será fácil para un Ejecutivo que debe tranquilizar y normalizar la península coreana y, tal vez, con la mínima esperanza de que en las elecciones regionales del 1 de junio próximo la balanza electoral se incline del lado del nuevo Gobierno surcoreano. Unas elecciones no parlamentarias pero sí con cierta influencia política nacional y un reflejo del pensamiento político de los surcoreanos tras el ajustado triunfo de Yoon.

En cuanto a China, socio comercial fundamental y actor primordial en el diálogo con Pyongyang, que apoya los contactos entre Corea del Norte y EEUU, el nuevo presidente deberá cuidar sus relaciones con Pekín, sobre todo cuando las empresas surcoreanas han sufrido altibajos en sus contactos con el gigante asiático.

Y luego Japón, que junto a Corea del Sur, son los dos aliados firmes de EEUU. Pero Tokio no quiere problemas, ha felicitado al nuevo presidente y espera mejorar las relaciones, pese a que todavía subyacen hechos de la historia de los dos países que siguen coleando y que bloquean una definitiva solución, aunque un encuentro entre el nuevo presidente Yoon y el primer ministro nipón, Fumio Kishida, sería de un gran agrado para el estadounidense Joe Biden, que visitará Corea del Sur y Japón a partir del 20 mayo con el compromiso de reafirmar el papel de EEUU en la región Asia-Pacífico y, a la vez, mostrar la unidad territorial frente al auge en la zona de China y, así, disipar dudas de que Washington no quiere perder interés en la región.

 

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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