Las fuertes sanciones de la ONU no aminoran las amenazas nucleares de Corea del Norte

Consejo de Seguridad de la ONU
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Madrid. Las fuertes sanciones de la ONU a Corea del Norte por realizar su sexta prueba nuclear, su ensayo más potente hasta ahora, ejecutado el pasado 3 de septiembre, han servido a Pyongyang para advertir que aumentará su programa nuclear, ha amenazado a Corea del Sur y a Japón y a la vez le dice a EEUU que es una potencia nuclear, que le respete como tal, sabiendo que este “duro castigo” de las Naciones Unidas hará al país mucho más daño que en ocasiones anteriores.

Corea del Norte, que consideró «una provocación atroz destinada a privar a la República Popular Democrática de Corea de su legítimo derecho a la autodefensa y a sofocar por completo a su Estado y a su pueblo mediante un bloqueo económico a gran escala», incluye en sus fuertes sanciones limitaciones sobre sus importaciones de petróleo, además de prohibir sus exportaciones de textiles que harán mucho daño a la frágil economía norcoreana.

No obstante, una vez más tanto China como Rusia influyeron en el Consejo de Seguridad de la ONU para que las sanciones tuvieran un cariz más suave, aunque son las más fuertes hasta ahora al régimen de Kim Jong-un, dado que el objetivo era la prohibición total de que los países miembros de la ONU vendieran a Corea del Norte gas, petróleo y productos petroleros refinados, esto es al menos lo que pretendía Estados Unidos.

Las amenazas o advertencias de Donald Trump de suspender el comercio de EEUU con todos los países que mantengan negocios con Pyongyang no irán a ninguna parte como tampoco ocurrirá nada cuando Corea del Norte amenaza nuclearmente a Japón y a Corea del Sur,  “aliados títeres de EEUU”, dice Pyongyang, por apoyar la sanciones de la ONU, a quienes acusa de “liquidar a su Ejército y a su pueblo”.

En realidad, todo sigue igual, la tensión ha aumentado en la zona, Corea del Norte ha logrado que su pueblo vea como el país ha ganado una nueva “guerra”, Kim Jong-un ha reforzado su poder y ahora todo está a la espera de nuevos lanzamientos de misiles para seguir ocupando la actualidad mundial, y sobre todo comprobar que en esta ocasión ya no sólo la repercusión de las fuertes sanciones contra el régimen comunista, sino que la influencia de China y cada vez más de Rusia son determinantes para poner fin a la inestabilidad de la península coreana con más diplomacia y en especial retomando las negociaciones a seis bandas, suspendidas desde 2008.

Las fuertes sanciones de la ONU, aprobadas por unanimidad esta semana, corresponden a las novenas desde que Corea del Norte llevara a cabo su primer ensayo nuclear en 2006, con el objetivo de cortar la financiación del régimen para frenar su programa nuclear, y ahora prohíbe vender a Pyongyang productos petrolíferos refinados que excedan el medio millón de barriles desde el 1 de octubre próximo, durante tres meses, y de 2 millones de barriles a partir del 1 de enero de 2018, durante doce meses, además el país no podrá vender fuera sus productos textiles, una industria que, según EEUU, genera 760 millones de dólares al año y es una de las principales fuentes de divisas del régimen norcoreano.

Las sanciones incluyen también para que los países no puedan conceder visados de trabajo a los ciudadanos norcoreanos, con los que obtienen divisas y ahora Pyongyang tiene unas 100.000 personas en el extranjero trabajando, en especial en la construcción en importantes zonal del golfo Pérsico como Dubái y Abu Dabi y una vez que les caduquen sus respectivos visados no habrá renovación y así tendrán que regresar a Corea del Norte, por lo que se pueden perder, según distintas fuentes, unos ingresos en torno a los 500 millones de euros anuales, dado que el régimen se queda con sus sueldos y los trabajadores se llevan una parte.

La nueva resolución también veta las inversiones extranjeras en Corea del Norte y la formación de sociedades conjuntas, restringiendo aún más la capacidad operativa del régimen porque todas las empresas del país son estatales.

Para asegurar el cumplimiento de estas restricciones, China se compromete a reforzar la vigilancia en sus 1.400 kilómetros de frontera con el fin de luchar contra el contrabando, pero aun así el escepticismo es notorio para que Corea del Norte cambie su política a raíz de estas sanciones impuestas por la ONU.

La solución militar no resuelve el problema, pero tampoco Corea del Norte atacará a nadie nuclear ni militarmente y tampoco Estados Unidos de forma unilateral hará algo similar contra el régimen de Kim Jong-un, que ahora afronta su crisis más grave desde que llegó al poder hace cinco años, dado que son fuertes estas sanciones, pero que no ahoga al régimen, tal como quería Rusia, pero que servirán para que China contemple su repercusión sin desembocar un “colapso” que traería consecuencias muy graves para “todos”.

En definitiva, China, que sigue siendo clave y es importante convencer a Kim Jong-un que acuda a las negociaciones a seis bandas, supone el 90 por ciento del total de sus relaciones comerciales con Corea del Norte y, según distintas fuentes, Pekín envía a Corea del Norte medio millón de toneladas de crudo y 270.000 toneladas de productos refinados, mientras Rusia manda otras 40.000 toneladas anuales.

Corea del Sur mantiene su esperanza de que cambie la actitud de Corea del Norte para ofrecerle su ayuda, que Pyongyang hasta ahora no presta atención, y además ha visto como México y Perú han expulsado a sus embajadores como protesta por la última prueba nuclear, mientras la tensión en la zona también crece con la instalación de los misiles estadounidenses THAAD en suelo surcoreano con la firme oposición de China y Rusia.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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