La diplomacia del baloncesto, última estrategia quimérica de Kim Jong-un para salir de la grave crisis que vive el país
Madrid. El líder norcoreano, Kim Jong-un, trata de emular con el baloncesto, tras la tercera visita del ex jugador de la NBA Dennis Rodman a Corea del Norte, el 20 de diciembre, la política de acercamiento y posterior establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y EEUU a comienzos de 1970 con el ping-pong, pero obviamente el país vive una grave situación económica y está lejos de poder reeditar aquel episodio político que marcó una nueva etapa en las relaciones internacionales.
Estados Unidos ha pedido a Corea del Norte que se centre en el bienestar de su propio pueblo en lugar de gastar dinero en eventos deportivos que sólo sirven para entretener a las élites del país y al mismo tiempo ha reclamado a Pyongyang que cumpla con sus obligaciones internacionales. La pretendida obsesión del joven Kim para que le llame el presidente Obama es uno de los mensajes que se llevó el ex jugador estadounidense a Washington, tal como ocurrió en su primera visita a Pyongyang en febrero pasado cuando le pidió a Rogman que intercediera y pudiera recibir una llamada telefónica del presidente estadounidense.
EEUU ya ha aclarado en varias ocasiones que “hay unos canales directos con Corea del Norte y esos son los canales de comunicación que hemos elegido”, señalaba entonces el portavoz presidencial, Jay Carney Rodman prepara para el próximo 8 de enero con motivo del cumpleaños de Kim Jong-un (30 ó 31 ó 32 años) un encuentro de exhibición de baloncesto con figuras de otros equipos de la NBA y a la vez confirmó su intención de entrenar a la selección norcoreana, tal como dijo en su segunda visita al país en septiembre pasado, todo dentro de un presupuesto que debía de ir para paliar parte la hambruna de la población.
Dennis Rodman ya insistió entonces en su primera visita a Corea del Norte que el joven Kim espera una llamada telefónica de Obama para evitar una nueva guerra en la península coreana. “Quiere”, dijo el baloncestista, “que Obama haga una cosa: llamarle, si puedes, díselo, dile que no quiero hacer la guerra”, y luego explicó que a ambos les gusta el baloncesto, relató el jugador, que ha recibido críticas de la Administración estadounidense por sus viajes a Corea del Norte y por su vinculación con Kim que pese a llevar a cabo una violación constante de los derechos humanos en su país, Rodman lo considera un hombre fuerte y humilde.
Esta tercera visita del ex jugador de la NBA a Corea del Norte se produjo en medio una posible inestabilidad política en el país tras la ejecución de Jong Song-thaek, tío del líder, que ha obligado a EEUU y a Corea del Sur a mantener una estrecha vigilancia sobre Corea del Norte por posibles provocaciones.
En esta visita de diciembre Rodman, de 51 años, no fue recibido por Kim Jong-un a diferencia de las anteriores, pero que fue agasajado en el aeropuerto de Pyongyang a su llegada desde Pekín por el viceministro de Deportes norcoreano, Son Kwang-ho, recibiendo todo tipo de honores y siendo siempre altamente protegido.
La diplomacia del baloncesto que ahora quiere aplicar Kim Jong-un en Corea del Norte, al igual que la que se desarrolló con el ping pong entre Pekín y Washington, no tiene un fácil recorrido, sobre todo cuando pretende ya no sólo que Obama le llame por teléfono sino realizar un mayor acercamiento con a su enemigo de siempre como es Estados Unidos, pero además la incoherencia política radica cuando el régimen comunista instó a sus tropas a estar preparadas “para el combate” y, según expertos estadounidenses, Pyongyang opera una nueva planta de fabricación de combustible nuclear.
El baloncesto se ha convertido en un arma perfecta de entretenimiento mientras otros asuntos como los económicos siguen sin solución, pero este deporte ya es de tradición familiar, pues Kim Jong-il, padre del actual líder, era un enamorado que llegó a, según medios chinos, a cambiar el sistema de puntuación ya que es diferente al del baloncesto de FIBA y NBA, y así en este país los mates valen tres puntos, los triples que entran sin tocar el aro cuenta cuatro puntos y las canastas que se consiguen en los últimos tres segundos del partido valen ocho puntos, pero los tiros libres fallados restan un punto. Es decir, el baloncesto se juega al gusto de los Kim.
Además, kim Jon-il, que tenía un especial gusto por los Chicago Bulls de los noventa, conserva en el museo un balón firmado por Michael Jordan que recibió en el año 2000 de manos de la entonces, secretaria de Estado estadounidense, Madeleine Albright.
Recientemente Corea del Norte liberó al turista estadounidense Merril Newman, de 85 años, pero sigue preso otro ciudadano de este país, el misionero Kenneth Bae, y tal vez por aquí podría empezar la nueva diplomacia política del baloncesto que quiere llevar a cabo el régimen norcoreano o dejar de amenazar a Corea del Sur con un ataque “sin piedad” y sin previo aviso por las recientes manifestaciones habidas en Seúl contra kim Jong-un.
Los servicios de Inteligencia surcoreanos (NIS) descartan a la fecha de hoy una lucha de poder en el Gobierno norcoreano, pero no pasa por alto la enorme influencia que acaba de adquirir el nuevo hombre fuerte del régimen, Choe Ryong-hae, conservador y enfrentado a Jang Song-thaek, más aperturista, pero lo que si asustó a Kim Jong-un que hubiera conatos de sublevación entre los seguidores de su tío, a quienes prácticamente los ha hecho desaparecer.
Los militares no desean grandes reformas ni aperturas, viven en estado de guerra permanente, y quieren el control de todo. Los beneficios de la venta del carbón, por ejemplo, o el control de la venta al exterior estaban en manos de Jang, fusilado a primeros de diciembre, y su sobrino, el líder, al parecer, quería que todo este control pasase a manos militares en detrimento de la población civil. Más dinero para los militares y menos para el pueblo, según relatan medios nipones y japoneses.
Pero el baloncesto y esos partidos de exhibición previstos en Corea del Norte tienen el objetivo de mejorar la imagen del joven líder, dudoso y con poco bagaje militar, y como dice Dennis Rodman lograr un acercamiento con Estados Unidos usando la diplomacia del baloncesto. Realmente quimérico.
Corea del Norte sigue sin obedecer a China, Pekín anda cansada, y los rumores para la primavera con el buen tiempo de una nueva prueba nuclear, la cuarta, no es descartable, mientras el poder de Kim sigue siendo inestable y debe fortalecerlo con el asunto nuclear. ¿Hasta cuándo?, tal vez cuando se hayan celebrado esos partidos previstos de baloncesto.
Esta claro que siguen siendo las conversaciones a seis bandas (China, EEUU, Rusia, Japón y las dos Coreas), suspendidas desde 2008, la única referencia posible para sacar a Corea del Norte de su actual y grave situación con objetivos de mínimos cambios para mejorar el nivel de vida de sus 24 millones de ciudadanos y con pequeñas aperturas como están ocurriendo en Camboya y la actual Myanmar (Birmania).
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