Miles de hongkoneses siguen desafiando a China (I)
Madrid. Miles de hongkoneses han vuelto a salir a las calles, en una demostración de firmeza y desafío a China, pero con más calma que en anteriores protestas y dentro de un ámbito político que retrata la fuerte tensión existente entre Pekín y los ciudadanos de Hong Kong que exigen el mantenimiento de la plena garantía democrática de “un país, dos sistemas” y la eliminación de la “ley de extradición”, que es la que originó todas estas últimas revueltas.
Una vez más, en esta ocasión casi dos millones de manifestantes, una de las más numerosas desde que la antigua colonia británica fue devuelta a China en 1997, según los organizadores, y la segunda más grande desde que comenzaron las protestas masivas el 9 de junio pasado, ha servido para resaltar la situación embarazosa que afronta Pekín, una de las crisis políticas más graves de las últimas décadas, que teme que los actos del inminente 70 aniversario de la fundación de la República Popular China se vean alterados por las protestas que se suceden desde marzo en Hong Kong.
Durante los últimos días se han vivido en la isla jornadas de enorme tensión con cancelaciones masivas de vuelos por las protestas en el propio aeropuerto, ocupaciones de comisarias, metro, enfrentamientos con la policía y sobre todo maniobras militares chinas al otro lado de la frontera, en una clara advertencia intimidatoria a los manifestantes y con rumores de “infiltrados” de ciudadanos de la China continental en las protestas para originar toda clase de tumultos.
Los manifestantes han pedido el apoyo internacional, dado que una gran mayoría de sus casi 7.400.000 habitantes están profundamente preocupados al ver que antes de que expire en 2047 el principio de “un país, dos sistemas”, que les garantiza libertades inexistentes en China, tras el acuerdo firmado con el Reino Unido en 1984, se deje de aplicar.
De momento, pese a que la «ley de extradición” -que permite la entrega de sus ciudadanos al Gobierno de Pekín- ha sido declarada “muerta” por las autoridades hongkonesas, pero sigue sin ser retirada, de ahí que los manifestantes, que desconfían de las autoridades chinas, piden, además, otras reivindicaciones políticas como las de mejorar y consolidar los mecanismos democráticos de Hong Kong sin inmiscuirse la China continental.
Socialmente hay una generación de jóvenes que no vivió épocas pasadas y que se están alimentando de una libertad que al menos disfrutan hasta 2047, tras recuperar la soberanía del territorio de manos británicas en 1997, pero quieren que se respete la fórmula de “un país, dos sistemas» por la que se comprometió Pekín de mantener esa autonomía política de Hong Kong y la de respetar una serie de libertades de las que no gozan los ciudadanos del “gigante asiático”.
La comunidad internacional no es ajena a lo que ocurre en Hong-Kong, pues Pekín sabe que, pese a que puede aplicar de “forma inmediata” sus propias tesis, una actuación por la fuerza que dañe los derechos de los hongkoneses en sus protestas derivaría en una crisis política que no sería nada cómoda para China.
La Unión Europea (UE) insiste en el diálogo para superar la crisis política en Hong Kong, donde el organismo comunitario coincide con los manifestantes al señalar que los derechos fundamentales, incluido el derecho a la concentración pacífica, y la autonomía de la isla bajo el principio de “un país, dos sistemas” están consagrados en la Ley Básica y en los acuerdos estampados en su días entre la República Popular China y el Reino Unido.