La tensión en la península coreana no baja

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Madrid. Corea del Sur reconoció que el ciberataque contra canales de televisión y varios bancos surcoreanos se originó desde un ordenador local y no desde uno chino, como se dijo al principio, lo que hizo sospechar en una implicación de Corea del Norte, pero, pese a esta rectificación, la tensión en la zona no baja, sobre todo cuando Pyongyang aseguró que atacará las bases de EEUU en Japón si es provocado.
El pasado 20 de marzo Corea del Sur sufrió un ciberataque contra canales de televisión, varios bancos y otras entidades bancarias, cuyas redes se vieron paralizadas por completo durante horas, pero un día después el país reconoció que atribuyó por error ese ataque desde un ordenador chino, cuando se produjo desde uno local.
Todo ello ha supuesto una alta preocupación en Corea del Sur a causa de la tensión actual que se vive en la península coreana y más cuando el líder norcoreano, Kim Jong-un, ha pedido defender “la querida patria socialista”, en un momento en que el régimen mantiene en tensión a la zona por la intensificación de sus amenazas.
No obstante, la Comisión de Comunicaciones de Corea del Sur (KCC), tras la rectificación, este organismo no dio más detalles sobre la posible autoría del ciberataque, pero no descartó que el mismo procediera del extranjero e incluso el Gobierno de Corea del Sur indicó que tiene “fuertes sospechas” de que Pyongyang pueda estar detrás de este ataque cibernético, lo que se sabrá próximamente, según avance la investigación oficial.
Fuentes oficiales del Gobierno surcoreano indican también que las sospechas sobre Corea del Norte responden a los antecedentes de los últimos cinco años, en los que Seúl responsabilizó a Corea del Norte de varios ciberataques a organismos públicos y privados surcoreanos.
Precisamente la KCC surcoreana había ideado un nuevo plan para reforzar la seguridad informática para prevenir eventuales ataques de “hackers” norcoreanos, dentro de la actual tensión entre las dos Coreas.
Sin embargo, hay también precedentes con anteriores ciberataques atribuidos a Corea del Norte, como el del pasado año a la red de ordenadores del diario surcoreano JoongAng Ilbo, que fueron localizados en China y de ahí que los expertos en seguridad informática en Corea del Sur piensen que “ciberpiratas” oficiales norcoreanos han aprendido muchas de sus técnicas en China y operan desde este país, lo que Pyongyang ha rechazado por completo.
Algunos expertos creen que Corea del Norte usa rutas de ataques a través de China porque esta es la única forma en que puede comunicarse con Corea del Sur, lo que ha desmentido categóricamente el régimen comunista, e incluso estos expertos no tienen la certeza que Pyongyang sea el responsable de este último ciberataque a Corea del Sur.
Corea del Norte también ha rechazado las acusaciones de Seúl en el sentido de que dispone de una unidad especializada en guerra en Internet, cuyo objetivo es piratear las redes gubernamentales y militares de Corea del Sur y de EEUU para recoger información e interrumpir el servicio.
La nueva presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye, ha reconocido que la situación de la seguridad en el país se ha hecho “muy grave” y ha puntualizado que responderá enérgicamente a cualquier provocación de Corea del Norte a la vez que ha defendido la necesidad de aumentar la confianza entre las dos Coreas.
Por su parte, Corea del Norte acusó a sus “enemigos” (EEUU y Corea del Sur) de lanzar una serie de ataques informáticos en su contra, como parte de su estrategia para eliminar  el régimen comunista, dice la agencia de noticias norcoreana KCNA.
Mientras, la KCNA denunció que «los servicios informáticos estatales han estado bajo un intenso y continuo ataque», al parecer, durante varios días, aunque no ha especificado los objetivos ni las consecuencias, mientras medios de comunicación rusos habían informado previamente en los pasados días de que «un gran ataque informático» dejó fuera de servicio la red de telecomunicaciones norcoreana.
Las recientes sanciones de la ONU a consecuencia de su último ensayo nuclear del 12 de febrero, el despliegue de submarinos nucleares y bombarderos B-52 de EEUU en Corea del Sur durante las ya finalizadas maniobras conjuntas que mantienen ambos países desde hace años, consideradas por Pyongyang como ensayos para invadir Corea del Norte, entre otros argumentos, han servido al régimen de Kim Jong-un, para seguir con su amenazas de ataques nucleares y anular el acuerdo de armisticio de 1953 que puso fin a la guerra de Corea (1950-53).
Pero pese a esta tensión “bélica” que el régimen norcoreano despliega no ha impedido que su vecina del Sur haya dado el visto bueno al primer envío de ayuda humanitaria de una organización privada a Corea del Norte desde que la nueva presidenta surcoreana, Park Geun-Hye, asumiera su cargo el pasado 25 de febrero.
El Ministerio de Unificación de Corea del Sur informó recientemente de que este envío, en abril próximo, se produce por necesidad humanitaria de ayudar a los pacientes con tuberculosis en Corea del Norte, lo que se traduce, según la ONG surcoreana Eugene Bell, en combatir esta enfermedad con medicamentos que supondrán un valor de unos 470.000 euros distribuidos en ocho clínicas de tuberculosis que esta organización gestiona en el país comunista.

By Santiago Castillo.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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