Corea del Norte declara el «estado de guerra» con Corea del Sur, pero no habrá conflicto bélico

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Madrid. Corea del Norte sigue acaparando la atención mundial con su declaración del “estado de guerra” con Corea del Sur y sus amenazas a EEUU de lanzarles sus misiles de largo alcance, que se encuentran en posición de combate, pero de ahí a una guerra con su vecino del Sur o un ataque nuclear a EEUU es imposible salvo que el régimen de Kim Jong-un quiera suicidarse, dada su inferioridad militar para responder ante cualquier réplica que le venga encima.
La enorme tensión que está creando Corea del Norte con sus amenazas constantes ha originado una gran incertidumbre mundial pero que tiene una serie de connotaciones políticas y económicas con el objetivo, entre otros, de mantener la supervivencia del régimen comunista norcoreano.
Corea del Norte provoca, amenaza y declara la guerra a Corea del Sur esperando que haya un mínimo movimiento provocativo de sus acérrimos enemigos de siempre (EEUU y Corea del Sur) para llegar a una mesa de negociaciones y así obtener los objetivos que se ha propuesto en este intento de “guerra”, que sólo la conduce a un mayor aislamiento internacional.Pero el régimen norcoreano aprovecha todos estos conatos bélicos para  asegurarse la unidad y lealtad de su pueblo, presionar para que EEUU retire sus tropas (28.500 soldados) de Corea del Sur o sentarse a hablar con Barack Obama sobre la firma de un tratado de paz y de cambio de política hacia Corea del Norte o también darle un serio aviso de poderío a la nueva presidenta surcoreana, Park Geun-hyu, y, por supuesto, fortalecer a Kim Jong-un y reforzar el papel de los militares asegurando de esta forma la estabilidad del régimen comunista.
Corea del Norte está jugando con mucho fuego y nunca ha ido tan lejos como lo está haciendo ahora, y eso que ya hubo incidentes muy graves como, entre otros, el hundimiento de un buque de guerra surcoreano, en marzo de 2010, con la muerte de 46 marinos que siempre Pyongyang negó que fuera responsable, así como en noviembre de ese mismo año cuando hizo un ataque con artillería sobre la isla de Yeonpyeong (Corea del Sur) con la muerte de dos militares y dos civiles, pero que a punto se estuvo de llegar a un enfrentamiento bélico a gran escala entre las dos Coreas.
Entender la problemática norcoreana desde el punto de vista occidental resulta complejo, sobre todo cuando vemos esas imágenes impactantes en televisión de todo un pueblo en estado permanente de  “guerra técnica”. Toda Corea del Norte se prepara para “una gran guerra” y su joven “comandante brillante” Kim Jong-un quiere defender a su pueblo de una hipotética invasión de EEUU y Corea del Sur. “Gritos de guerra” con el apoyo al gobierno de unas 100.000 personas (soldados, estudiantes y trabajadores), cuya población desconoce lo que se cuece en el exterior más allá de sus fronteras, forman parte de esta terapia colectiva con tintes del “juche” para seguir adoctrinando a sus 24 millones de norcoreanos, de los que al menos seis sufren de hambruna.
Está claro que ni estadounidenses ni surcoreano van a invadir a Corea del Norte. Sólo si Corea del Norte provoca la guerra -hacerlo sería el suicidio- supondría la desaparición del régimen, lo que no desea nadie, al menos, de momento, y mucho menos China, aliado clave del sostenimiento del régimen comunista y que ha condenado las acciones de Pyongyang, y Rusia, países que han pedido “moderación y calma”. Pero, obviamente, Pekín no quiere que Washington aumente su influencia en la zona gracias a Seúl y de su otro gran aliado como es Japón, también amenazado por Corea del Norte.
Obviamente, en esta ocasión, Corea del Norte si ha sembrado más preocupación dada la reiteración de sus amenazas, lo que ha obligado a EEUU a través de sus secretario de Defensa, Chuck Hagel, señalar que “se toman muy en serio las amenazas del régimen norcoreano, mientras Corea del Sur tiene junto a EEUU su plan de defensa conjunto para responder a cualquier ataque norcoreano y más en estos momentos cuando ambos países se encuentran haciendo unas maniobras militares, que por primera vez dos bombarderos B-2 estadounidenses fueron utilizados realizando un vuelo de ida y vuelta a la península coreana arrojando bombas inertes.
“En estas maniobras se demuestra que EEUU tiene capacidad para defenderse y medios para proteger nuestros intereses”, subrayó la Casa Blanca.
Las maniobras conjuntas que anualmente hacen EEUU y Corea del Sur, que Corea del Norte denuncia como ensayos de invasión, han servido a Pyongyang para llevar a cabo toda esta retahíla de amenazas, además de otros argumentos esgrimidos como  el enorme enfado del régimen comunista cuando dijo que “borraría del mapa” al partido que gobierna en Corea del Sur, Partido Saenuri, por promover la investigación en la ONU sobre las violaciones de Derechos Humanos en Corea del Norte.
Estados Unidos sabe que el avance nuclear norcoreano ha tenido bastante desarrollo, pero pese al éxito del lanzamiento del cohete de largo alcance “Unha-3”, el 12 de diciembre de 2012, cuyo alcance ronda los 10.000 kilómetros, suficiente para llegar al continente estadounidense, y la exitosa tercera prueba nuclear del pasado 12 de febrero, Corea del Norte está aún lejos de alcanzar la técnica necesaria de un misil intercontinental susceptible de golpear a EEUU, según expertos en armas nucleares.
No obstante, hay expertos que si valoran que Corea del Norte posee misiles de corto y largo alcance y, precisamente, Seúl está a 50 kilómetros de la frontera común (Panmunjom), pero aún así un ataque norcoreano a su vecino del Sur supondrá la desaparición del régimen norcoreano.
La población surcoreana anda perpleja y harta, aunque también preocupada de esta vorágine bélica de su vecina del Norte, pero ni siquiera Seúl ha detectado movimiento alguno de guerra en Corea del Norte y tampoco se ha emitido por televisión la palabra “urgencia” que “moviliza” al país en caso de una guerra u otra emergencia con Corea del Norte.
Incluso otro síntoma de una cierta tranquilidad reside en el complejo industrial norcoreano de Kaesong, el cual sigue funcionando, pese a que Pyongyang haya cortado la línea de comunicación militar, aunque antes hiciera lo propio con la comunicación civil. En esta zona, fronteriza con el Sur, operan empresas surcoreanas donde fabrican productos, al aprovechar los bajos costes de la mano de obra norcoreana y primordial para el desarrollo económico del país, cuya paralización traería graves consecuencias para salir de la quiebra económica actual.
Corea del Norte, de momento, va ganando la guerra mediática, ya es noticia diaria en todo el mundo, pero hasta cuándo, pues tal vez cuando logre unas negociaciones directas con EEUU que conlleven la obtención de ayudas y el establecimiento de relaciones diplomáticas con Washington, entre otros muchos objetivos, todos encaminados a dar estabilidad al régimen y conseguir alguna compensación económica.
Por ahora, las negociaciones a seis bandas (China, EEUU, Rusia, Japón y las dos Coreas), la única vía para desnuclearizar la península coreana y evitar que la “guerra fría” se siga alimentando, dado que en esta parte no ha desaparecido de forma definitiva, quedan para otro momento cuando la tormenta bélica haya amainado.
Las dos Coreas técnicamente siguen en guerra, ya que en 1953 se firmó el acuerdo de armisticio, que Pyongyang ha anulado recientemente, que puso fin a la guerra de Corea 1950-53), pero nunca un tratado de paz, lo que ansía Kim Jong-un de hacerlo con Estados Unidos en vez de firmarlo con Corea del Sur.
Ahora habrá que ver cómo se suceden los acontecimientos en los próximos días, sobre todo cuando ya están confirmadas para este mismo mes de abril otras maniobras militares conjuntas entre EEUU y Corea del Sur en suelo surcoreano para comprobar su capacidad ante posibles provocaciones del régimen norcoreano, sin descartar que al final se originen escaramuzas que Pyongyang tratará de que no se les vayan de la mano, ya que supondría el comienzo de un conflicto mayor que sería un suicidio para Kim Jong-un y los militares, pero lo que si será seguro que la verborrea y las amenazas subirán aún más de tono.

By Santiago Castillo

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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