Kim y Trump, una cumbre positiva pese a sus interrogantes

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Madrid. Donald Trump y Kim Jong-un se han reunido en Singapur en una cumbre histórica que desembocó en un acuerdo en el que Corea del Norte prometió una «desnuclearización completa», pero pese a sus muchos interrogantes en los acuerdos finales, ha sido positiva para generar confianza y dar inicio a una nueva etapa histórica en la península coreana.

Pese a que la declaración conjunta ha sido bastante “dudosa” tras comprobarse lo pactado con el asunto nuclear, el hecho en sí de la cita de dos personajes que hasta hace unos días se dedicaban todo tipo de insultos, es positiva para desactivar las tensiones en la zona y sobre todo generar una confianza en la región que podría dar paso a mayores controles en el desmantelamiento nuclear y propiciar un nuevo escenario político nunca visto desde la división de la península coreana en 1948.

Al menos diez años podría tardarse el desmantelamiento completo del programa nuclear norcoreano, además de un coste en torno a los 20.000 millones de dólares, coste que obviamente no va a pagar Corea del Norte.

El régimen norcoreano debe destruir el arsenal de bombas y material fisible, suspender pruebas nucleares y de misiles, Pyongyang además tiene que dejar las exportaciones de tecnología atómica y cerrar de forma inminente una serie de instalaciones, muchas de ellas en el centro de investigación de Yongbyon, que representa un enorme complejo de más de 600 edificios situado a unos 80 kilómetros al norte de Pyongyang y es una pieza clave para la obtención de combustible y su reprocesamiento.

También los tres reactores que se encuentran en las instalaciones de Yongbyon deben ser detenidos para evitar que Corea del Norte pueda seguir obteniendo material para fabricar bombas, según detalló recientemente Robert Carlin, negociador de EEUU en otras negociaciones atómicas con el régimen comunista.

Al parecer en los acuerdos finales Kim se comprometió a la destrucción de un «centro de pruebas para motores» de misiles balísticos, aunque esto tampoco quedó reflejado en la declaración conjunta. Y serán las propias inspecciones las que verifiquen todo lo relacionado con el desmantelamiento del programa nuclear.

Corea del Norte tiene, según analistas, tres grandes centros de pruebas de este tipo, siendo uno de ellos la gran plataforma vertical para motores situada en las instalaciones de la Estación de Lanzamiento de Sohae (costa noroccidental).

Pyongyang también parece haber acondicionado recientemente su planta de Chamjin, situada al sureste de Pyongyang y principal fábrica de misiles del régimen, con nuevas estructuras para realizar este tipo de test para motores y luego está el Centro de Pruebas de Motores de Magunpo, en la costa oriental norcoreana.

Desde Magunto, operativo desde 2014, se ha empleado para probar todo tipo de motores de combustible sólido, que a diferencia del combustible líquido permite cargar los proyectiles más rápido y mantenerlos durante largas temporadas almacenados y listos para disparar, según los expertos y en este sentido el desmantelamiento de Magunpo representaría una muestra sustancial del compromiso de Kim Jong-un para con el desarme nuclear.

Pese a todo, tantos analistas como expertos en asuntos norcoreanos y recordando que Pyongyang tiene un largo haber de promesas incumplidas, la cita de Singapur no es la misma de otros encuentros y la situación tampoco, de ahí la posibilidad que haya al menos durante los próximos meses la esperanza de un largo comienzo que también será alimentado por las relaciones actuales entre las dos Coreas.

Lo más notorio ha sido la suspensión de las maniobras militares conjuntas entre los ejércitos entre EEUU y Corea del Sur, una premisa importante para Corea del Norte, dado que siempre consideró estos ejercicios como ensayos de invasión y además Trump ha insinuado retirar los casi 28.000 soldados en suelo surcoreano, una idea que ha sembrado críticas en EEUU y al mismo tiempo sus declaraciones sorprendieron al mando de las Fuerzas Estadounidenses en Corea del Sur (USFK).

Kim gana, esto está claro. «Es una enorme victoria para Kim Jong-un”, decía Michael Kovrig, del International Crisis Group (ICG) en Washington, pero aún así para “Estados Unidos y la comunidad internacional es un punto de partida positivo para negociaciones que serán largas y difíciles» que también corrobora el presidente surcoreano Moon Jae-in, al calificar el acuerdo de Singapur de «acontecimiento histórico que puso fin a la Guerra Fría».

China, principal aliado de Corea del Norte, aplaudió el comienzo de una «nueva historia» y lo mismo ha hecho el primer ministro japonés, Shinzo Abe, que ha pedido un encuentro con Kim, además de Rusia que lo considera «positivo» o la Unión Europea que estima la cita como un paso importante y toda la comunidad internacional. Un hito histórico impensable hace unos meses, y ahora será el tiempo el juez principal.

En suma, al menos se ha tratado de una desnuclearización directa, sus resultados se verán con el tiempo, se ha abierto la posibilidad a la firma de un tratado de paz inexistente entre las dos Coreas, se ha resaltado con prudencia la seguridad del régimen así como el haber logrado una inminente normalización en todo este largo proceso que debe servir para generar confianza y por último el asunto más polémico de los derechos humanos tendrá que venir después con una mejora de la política interna en Corea del Norte.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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