El asesinato de Kim Jong-nam no garantiza la estabilidad en Corea del Norte

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Madrid. Kim Jong-nam olía la muerte desde hacía varios años, era un estorbo para su hermanastro y líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, que no soportaba la posibilidad de que pudiera irse a Estados Unidos o con menos posibilidades a Corea del Sur, pero el hecho de que se exiliara a uno de estos dos países suponía para el régimen comunista un peligro de estabilidad, sobre todo por las críticas que ha venido vertiendo contra “el brillante camarada”.

El misterio sobre la muerte de Kim Jong-nam encierra unos de los episodios más sombríos de lo que aún queda de la “guerra fría”, al menos en esta parte de la península coreana, donde la situación está exactamente igual que cuando terminó la Segunda Guerra Mundial con la división de las dos Coreas.

Además, con el ascenso de Kim Jong-un a liderar el país hace cinco años, eliminando a todos aquellos que pudieran quitarle el poder, los fusilamientos y el goteo de importantes desertores, entre otras causas, sólo han servido para que la tensión haya ido en aumento.

Todo indica que ha podido ser el servicio secreto norcoreano, al menos así lo dicen fuentes de Seúl, pero el hecho es que cuando Kim Jong-nam se encontraba en el aeropuerto de Kuala Lumpur para viajar a Macao, donde tiene su residencia que alternaba con Hong-Kong y Pekín, dos mujeres asiáticas se le acercaron y le administraron mediante agujas o un spray químico un determinado veneno suficiente para que muriera camino al hospital.

Kim Jong-nam era visto como una amenaza para el régimen norcoreano, pero Kim Jong-un se sentía incómodo ante un hipotético derrocamiento del actual líder, además de las críticas que recibía de su hermanastro, que no aprobaba la dinastía que impera en el país y exigía reformas económicas, que con el visto bueno de Pekín podía reemplazarle en el poder, sobre todo cuando China está cansada de la política actual norcoreana. En suma, un cambio de líder pero manteniendo el régimen comunista.

Pero la muerte de Kim Jong-nam, tal como ha ocurrido, que recuerda a las mejores novelas policiacas con el mejor espionaje posible, no va a suponer una mayor estabilidad en el país.

China siempre se ha sentido incómoda con Kim Jong-un y su política nuclear le ha creado grandes problemas, pero la protección de Pekín hacia Kim Jong-nam parece ser que había casi desaparecido, lo que sirvió a la inteligencia norcoreana estar atento para en cualquier momento llevar a cabo este “misterioso asesinato” y claro fuera del territorio chino, y Kuala Lumpur era un lugar perfecto, dado el vuelo directo a Macao, aunque ahora habrá que averiguar qué hacía Kim Jong-nam en Malasia o tal vez venía de Singapur de ver a una persona cercana sentimentalmente, como afirman otras fuentes.

Kim Jong-nam, de unos 45 años, llegó a ser considerado como el mejor posicionado para relevar a su padre Kim Jong-il en contra del actual líder al frente del régimen norcoreano hasta cayó en desgracia en 2001 cuando fue detenido en un aeropuerto de Tokio con un pasaporte dominicano falso que pretendía usar para entrar en Japón y supuestamente visitar el parque Disneyland. Y desde entonces hasta hoy, ya con su hermanastro Kim Jong-un en el poder, la muerte le perseguía constantemente.

Kim Jong-nam nació del matrimonio de Kim Jong-il con su primera esposa la actriz Song Hye-rim, pero siempre fue protagonista por las críticas hacia el régimen norcoreano y su sistema de sucesión, pidiendo reformas económicas cuyas declaraciones eran recogidas en medios japoneses. En Pyongyang vive el tercer hermano Kim Jong-chul, no crea problemas y siempre fue descartado por su padre, Kim Jong-il, por considerarle muy “blando” para ocupar el poder.

Todo ello evidenciaba la incomodidad para el régimen comunista y sobre todo si se iba a EEUU, dado que en Corea del Sur tampoco estaba seguro cuando sabía que hay espías surcoreanos que trabajan para Corea del Norte y con pruebas claras de como ya han muerto algunos desertores en Seúl por las críticas a Pyongyang, entre ellos Lee Han-young, sobrino de una de las ex esposas de Kim Jong Il,  asesinado de un disparo frente a su apartamento de la capital surcoreana en 1997. Un asesinato que al parecer fue obra de agentes norcoreanos.

La muerte de Kim Jong-nam es posible que no sea tan fructífera para el régimen norcoreano cuando ahora su hijo Kim Han-sol, que reside en Macao, lo que le da seguridad al estar en territorio chino, formado en París, de 22 años, con buenos conocimientos informáticos al igual que su padre, sea una enemigo en potencia del propio régimen y hasta puede tener el visto bueno de otros países, entre ellos China, tras las críticas a su tío Kim Jong-un por la forma en que gobierna el país, pidiendo mejoras económicas para los norcoreanos y tal vez algún día con las intenciones de gobernar, pero por ahora realmente difícil, aunque la muerte de su padre no le dejara indiferente como tampoco lo estaba antes del asesinato de su progenitor.

La primera esposa de Kim Jong-nam vive actualmente en Pekín con un hijo, mientras que su segunda esposa reside en Macao junto con un hijo (Kim Han-sol) y una hija. Todos ellos se encuentran bajo la protección del Gobierno chino.

Mientras el misterio en torno a esta muerte y a todo lo que ocurre en Corea del Norte, el país vive ajeno a toda esta realidad, con todo tipo de ingredientes literarios de novela realista y con una serie de actos para conmemorar el 75 aniversario de la muerte de Kim Jong-il, mezclada de ficción y realismo que sirven para reforzar al dinastía de los Kim y cultivar el culto a la personalidad de sus tres líderes, Kim Il-sung, (el gran líder, que cumple en abril 104 años, pero que sigue vivo en el pensamiento del Juche, su hijo Kim Jong-il (amado líder, de 75 años) y el actual líder, nieto e hijo, respectivamente, el brillante camarada, Kim Jong-un, 38-40 años.

El líder norcoreano es el único de los tres que vive y que ejerce el poder de forma absoluta y sin permitir una mínima rebelión como viene demostrando con los fusilamientos, entre otros, de Jang Sung-thaek, tío del líder que lo ejecutó por traición y cercano a Kim Jong-nam o al ministro de Defensa, Hyong Yong-chol, que también lo ejecutó por quedarse dormido en un desfile militar, pero la dinastía de los Kim no puede resquebrajarse y necesita todos los días una buena dosis de calma y sosiego para seguir impertérrita a la realidad mundial.

Las detenciones de la Policía de Malasia, sospechosas del supuesto asesinato de Kim Jong-nam, las numerosas incógnitas sobre este nuevo drama literario, los actos en homenaje a Kim Jong-il, así como las relaciones entre China y EEUU marcarán en los próximos días el quehacer diario de un país encerrado a la realidad y que sigue ganando la “guerra mediática”, disparando o no  misiles, a la comunidad internacional.

Ahora todo dependerá de la presión que haga EEUU a China, o si se produce el auténtico deshielo entre chinos y estadounidenses tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, y así el “gigante asiático” modificará su posición para presionar a Corea del Norte a que abandone su programa nuclear, o qué ocurrirá con la inminente instalación de los antimisiles estadounidenses THAAD que pueden afectar a las buenas relaciones comerciales entre Pekín y Seúl, justificados, según nipones y surcoreanos, por la amenaza nuclear de Pyongyang.

Todo un serial de auténtica novela negra, pero sobre todo lo llamativo hubiera sido si un miembro de la familia Kim, indigno para la dinastía, terminara viviendo en Estados Unidos, su mayor enemigo de la historia de Corea del Norte, fundado en 1948.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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