Joe Biden se abre al mundo
Madrid. La nueva etapa de Joe Biden como presidente de EEUU puede dar un revolcón importante, al margen de las políticas a nivel doméstico que ya está ejecutando, en cuanto al regreso de Washington en la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Acuerdo de París sobre el cambio climático, la vuelta al acuerdo nuclear de 2015 con Irán o la prórroga sobre reducción de armas estratégicas con Moscú, lo que supondría enterrar de forma fulminante la errática política exterior de Donald Trump que tantos quebraderos de cabeza ha traído a la comunidad internacional.
Además, Biden buscará el equilibrio y el fin de las disputas comerciales con China, aunque por ahora no se esperan grandes cambios en cuanto a la política de aranceles. Al mismo tiempo fortalecerá los vínculos con la OTAN, así como con la Unión Europea (UE), cuyo organismo comunitario ha dado la bienvenida al nuevo inquilino de la Casa Blanca, sobre todo cuando prevalecerá el multilateralismo frente a las políticas proteccionistas de Trump que tanto daño han hecho a la economía mundial.
La comunidad internacional espera con Biden, de 78 años, una mayor estabilidad, ya no sólo por el regreso a esta serie de organismos, sino por encauzar una política que tenga menos ciclotimia que la que había con Trump. De hecho, Biden también tratará de impulsar los acuerdos de libre comercio e inversiones en Europa y el Pacífico y la de prorrogar por cinco años el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START), que Rusia ve bien.
En Asia, Biden se topará en muchas cuestiones con China, pero nadie espera incrementar las tensiones habidas en la etapa de Trump con el gigante asiático, luego con Japón y Corea del Sur, sus dos mejores aliados en la zona, impulsará las relaciones con Seúl, donde tiene una importante presencia militar (28.500 soldados) y que ahora se está evaluando el coste de esas tropas y cómo sostenerlas económicamente, cuyo mantenimiento ronda los 800 millones anuales y Trump quería que el Gobierno surcoreano pagará la mitad.
Y lo mismo pasa con Japón, cuya ciudadanía cada vez está más en contra de la presencia estadounidense en tierras niponas (al menos 47.000 efectivos), pero todo tiene un único objetivo, como es evitar un ataque nuclear norcoreano (improbable), aunque Tokio también desconfía militarmente de China. Eso sí, lo más relevante para la nueva política exterior de Biden será la vuelta con toda seguridad al Acuerdo Transpacífico de Cooperación (TPP), el pacto comercial multilateral que Donald Trump decidió abandonar en 2017 y para el que Tokio espera el regreso de Washington.
Tanto Japón, que ha prometido fortalecer su alianza militar con EEUU ante la ofensiva de China en el mar de China Oriental, como Corea del Sur reafirmando sus pactos militares con Washington durante este fin de semana, son signos claros que Biden no desea que Asia siga la misma política estadounidense de Trump. Además, distintos aliados de Estados Unidos que tienes litigios con Pekín por los asuntos de las aguas del mar de China Meridional.
Pero Biden sabe que en ciertos asuntos de prioridad mundial tendrá que contar con China. Por un lado, tiene el problema de Corea del Norte, donde Pekín siempre tendrá la última palabra, y claro que se descarta un enfrentamiento nuclear, pese a que algunos analistas argumentan que sí ven posible esta osadía norcoreana. Por otro, para solucionar el grave problema climático hay que contar siempre con el gigante asiático.
China es la segunda economía mundial y la única que ha crecido en medio de la pandemia en 2020, pero el reciente acuerdo comercial y de inversiones de la Unión Europea (UE) con Pekín y el optimismo generado en el organismo comunitario con la llegada de Biden a la Presidencia de EEUU hacen presagiar que la economía mundial pueda sufrir menos que con Trump. Aun así, China ya es el principal adversario de Estados Unidos, y pese a que todavía no ha lo superado militarmente la República Popular China mantendrá su supremacía en las zonas cercanas a su territorio, es decir, desde el Pacífico al Indico, y sin olvidar qué puede ocurrir con Taiwán, en cuya isla, como explica Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China, “podría sustanciarse el rumbo del siglo XXI en Asia y en el mundo”.
No obstante, el Departamento de Estado de Estados Unidos ha instado a China a que entable un diálogo con los representantes elegidos democráticamente de Taiwán y deje de «ejercer presión militar, diplomática y económica sobre la isla», en el primer comunicado en este sentido desde que Biden asumió la Presidencia norteamericana el pasado miércoles. Y eso que este mismo sábado Taipéi ha denunciado que 13 aviones chinos han violado su espacio aéreo en la mayor incursión, en lo que va de año de 2021, de aeronaves del gigante asiático, que reclama la soberanía de la isla.
Estados Unidos vuelve al multilateralismo y a la cooperación internacional, y como dicen desde la ONU, el aislacionismo de Donald Trump ya es un mal sueño del pasado. Pero es obvio que la recuperación del protagonismo de EEUU en el mundo global será imposible mientras no se supere la pandemia del coronavirus, que sigue desbocada con enorme daño en el mundo y que obstaculiza el auténtico liderazgo que desea Joe Biden.
Biden tendrá cuatro años de mandato, en el que también revisará la política de Trump en Oriente Medio con medidas militares de apoyo a Arabia Saudí en su lucha con Irán, y la retirada de las tropas estadounidense de Afganistán, que el ya expresidente ha querido llevar a cabo. Cuatro años distintos que la comunidad internacional espera sean más estables.