Hong Kong protege el vigésimo aniversario de la unión a China
Madrid. Xi Jinping visitó por primera vez Hong Kong como presidente de China cuando se cumplen dos décadas desde la integración de la isla bajo la soberanía del »gigante asiático», luego de 155 años como colonia británica, en medio de un amplio dispositivo de seguridad destinado a contener las opiniones contrarias al régimen de Pekín, coincidiendo con la investidura de Carrie Lam como nueva jefa del Gobierno hongkonés.
Alrededor de 11.000 agentes de la policía local custodiaron la visita de Xi, según el diario South China Morning Post, que se prolongó durante tres días, al tiempo que el Ejército Popular de Liberación (EPL) desplegado en la zona realizó una demostración de fuerza con un desfile militar presidido por el líder chino, responsable a su vez de las fuerzas armadas.
La detención y posterior liberación de una treintena de activistas esta semana, tras una sentada en torno a una escultura de la flor de bauhinia -símbolo de la isla- que recuerda el hermanamiento entre China y Hong Kong en 1997, ha recargado los argumentos de los sectores prodemocracia y sus proclamas de mayor libertad e independencia respecto de las directrices del Partido Comunista Chino (PCCh).
Entre ellos, los jóvenes Joshua Wong y Nathan Law, del partido Demosisto, quienes encabezan las movilizaciones opositoras en la región administrativa especial (SAR, por sus siglas en inglés), reavivadas con motivo de la llegada de Xi a la ciudad y la toma de posesión de Lam, la primera mujer elegida para el cargo.
Meses atrás, en noviembre de 2016, los diputados Sixtus ‘’Baggio’’ Leung y Yau Wai-ching fueron invalidados al lanzar mensajes contra Pekín en el juramento de su cargo, mediante la posibilidad de interpretación que China guarda de la Ley Básica, una especie de constitución que permite al Gobierno chino diferentes puntos de vista en su aplicación.
Lam se impuso en los comicios celebrados en marzo, limitados en cuanto a electores y candidaturas, con el 66 por ciento de los votos a John Tsang y Woo Kwok-hing, los otros dos candidatos autorizados, proclives al entendimiento y la dependencia de Pekín, a través de una elección restringida a 1.194 votantes designados por un Comité de Elección, en contra del sufragio universal acordado en 2007 y cuya derogación por el anterior gobernante, Leung Chun-ying, provocó las protestas de 2014.
La »revolución de los paraguas» alumbró una sociedad activa en la vida política pese a la dirigida y acotada participación en la toma de decisiones, guiada por una joven generación opuesta al autoritarismo político y monetario, al centralismo dirigente del PCCh y a las desigualdades económicas originadas por el capitalismo.
Las demandas siguen aún vigentes: el sueño del sufragio universal comparte espacio con la crítica a la especulación inmobiliaria que ha disparado los precios del suelo y la vivienda. En este sentido, el mandato de Lam obstaculiza cualquier proclama de reforma por parte de la oposición de cara a los próximos cinco años.
El presidente chino apeló durante su visita al mantenimiento y la defensa del principio »un país, dos sistemas», resultado de las negociaciones entre Deng Xiaoping y Margaret Thatcher en los años 80 para la devolución de Hong Kong, de administración única, legislada de forma centralista y con un mercado liberalizado, como garantía de paz y prosperidad.
Hong Kong, con una población actual superior a los siete millones de habitantes, pasó a dominio del Reino Unido en 1842 con el final de la primera guerra del opio, iniciada en 1839. La tensión entre partidarios y opositores a Pekín guía un debate que determinará el futuro de la isla con vistas a 2047, fecha fijada para la caducidad de la fórmula »un país, dos sistemas», cuando la autonomía de la isla pasará por completo a manos chinas.
Sergio Perea Martínez
Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.
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