El nuevo escenario político del Nordeste asiático para el 2013
Madrid. La consolidación de Kim Jong-un como máximo líder de Corea del Norte (2012), la continuidad de un nuevo mandato (mayo de 2012) de Ma Ying-Jeou como presidente de Taiwán, el nombramiento de Xi Jinping como nuevo presidente de China, tras el congreso del PCCh de noviembre, así como las elecciones anticipadas de Japón el 16 de diciembre y las presidenciales del 19 de ese mes en Corea del Sur marcarán las coordenadas del nuevo escenario político del Nordeste asiático, que unido a la reciente reelección de Barak Obama como presidente de Estados Unidos, hará que esta parte del mundo, por donde transita el 70 por ciento de la economía mundial, siga acaparando enorme interés por ver quién impone su hegemonía en la zona con chinos y estadounidenses como principales protagonistas del nuevo guión político.
No obstante, en el Sudeste asiático están, por un lado, India, que rivaliza estratégicamente con China por el control del océano Índico, nudo del transporte petrolero y posible foco de algunas tensiones, y, por otro, Birmania (actual Myanmar), que, con la reciente visita (12 de noviembre de 2012) de Barak Obama al país de Aung San Suu Kyi con el objetivo de apoyar las reformas democráticas del gobierno, ha querido contrarrestar la influencia de China en el antiguo régimen militar birmano.
En China se empieza a notar la necesidad de un cierto cambio interno y, al mismo tiempo, de apertura, de ahí que Xi Jinping, que dirigirá el país los próximos cinco años, afronte el desafío de realizar algunas reformas políticas, combatir la corrupción, la desigualdad social y, en especial, reducir la fuerte distancia existente entre el medio rural y el urbano.
De hecho, China, tras la conclusión del congreso del PCCh, llevará a cabo en los próximos años una de las mayores reformas diplomáticas, que se basará en tres pilares fundamentales: el primero, “pasar de privilegiar los beneficios económicos a priorizar objetivos estratégicos”; segundo, “el oponerse y no hacer, se convertirá en actuar”, y tercero: “de hablar de igualdad, se pasará a profundizar lo justo y las relaciones de beneficio mutuo”, explicó el presidente del Instituto de Relaciones Internacionales Modernas de la Universidad de Tsinghua (Beijing), Yan Xuetong.
Para Yan, en los próximos diez años el ambiente internacional va a ser muy distinto al que vivieron los líderes Hu Jintao y Jian Zemin, y China deberá ajustar su política diplomática, la cual tendrá siempre el apoyo de sus ciudadanos, agregó Yan Xuetong.
No obstante, la nueva China de Xi Jinping deberá afrontar también las disputas territoriales en el Mar de China y el reto de asumir como gran potencia económica el de llevar a cabo un nuevo modelo económico de crecimiento, como dijo Hu Jintao, dado que el de la exportación e inversiones ha quedado agotado, dicen los expertos.
Por otra parte, Corea del Sur celebra unas importantes elecciones presidenciales en las que la conservadora Park Geun-hye, del partido gobernante Saenuri, disputará la presidencia al liberal y progresista Moon Jae-in, del Partido Democrático Unido (DUP), el principal de la oposición, unos comicios que siempre determinan la futura relación con Corea del Norte, cuyo régimen comunista espera el resultado de quién será el nuevo inquilino de la Casa Azul (sede de la Presidencia).
Pero, de momento, el régimen de Kim Jong-un observa los vaivenes de la política surcoreana, aunque no es de extrañar que en los dos próximos meses o semanas, como señala la agencia surcoreana Yonhap, podría recibir al nuevo presidente de su vecino con una nueva prueba nuclear para demostrar su poderío y estabilidad, aunque lo que está claro es que la solución al problema para la desnuclearización del Norte pasa de forma inexorable por las negociaciones a seis bandas (China, Japón, EEUU, Rusia y las dos Coreas), suspendidas desde 2008, además de la siempre imprescindible política de China hacia Corea del Norte.
Luego para completar el nuevo panorama político del Nordeste asiático, Japón celebra unas elecciones en un momento crítico de su historia por el terremoto y la situación económica. La economía nipona se estancó hace ya mucho tiempo y en 2010 fue sobrepasada por China y ya lleva una serie de años con diversos problemas como son la baja natalidad, la disminución de la productividad, la crisis de liderazgo político, los problemas de identidad en relación a cuestiones de aliados comerciales y defensa, y todo en medio de una enorme preocupación social al ver cómo su población envejece cada vez más.
Pero estos comicios del 16 de diciembre, adelantados por la crisis de la reforma fiscal por el primer ministro Yoshihiko Noda, quien, pese a su impopularidad, tratará de revalidar su cargo, pueden favorecer a la oposición, es decir, al Partido Liberal Demócrata (PDL), de Shinzo Abe.
En el año 2013 será importante contemplar el nuevo desarrollo de las políticas de esta zona cuando la crisis económica aún sigue sin resolverse y Europa continúa sin levantar cabeza y ni siquiera políticamente se pone de acuerdo cuando la Unión Europea (UE) votó sin consenso en la ONUa favor de un Estado palestino.
Por Santiago Castillo, periodista y escritor, experto en asuntos del Nordeste asiático.