Corea del Norte sigue retando al mundo

El líder norcoreano, Kim Jong-un
El líder norcoreano, Kim Jong-un
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Madrid. Corea del Norte ha vuelto a ganar la guerra de la propaganda, ha logrado que todo el mundo esté pendiente del país y ha reforzado a su líder, Kim Jong-un, con su hipotética nueva prueba nuclear de hidrógeno, pero Pyongyang, con la emisión de imágenes mostrando un nuevo ensayo con misiles balísticos lanzados, sin confirmar, desde un submarino, sigue retando al mundo y poniendo a prueba la paciencia de China.

¿Qué peligro encierra el reto norcoreano? Prácticamente ninguno a nivel de un enfrentamiento militar o incluso nuclear, pues un enfrentamiento a gran escala es casi imposibleya que supondría la caída del régimen, que pese a tener una buena artillería y ahora, al parecer, una mejor infraestructura tecnológica en cuanto a su desarrollo nuclear, no podría mantener un conflicto militar ni con Corea del Sur y menos cumplir las amenazas contra EEUU de usar el gran misil KN-08 capaz de alcanzar territorio continental estadounidense.

De momento, la desaparición del régimen norcoreano no interesa a nadie, aunque el riesgo de guerra siempre estará ahí, pero no la habrá, y esto lo sabe muy bien Kim Jong-un que constantemente juega con fuego para lograr sus propios objetivos, pero el joven “mariscal” del Ejército norcoreano está ganando la “guerra mediática” y al mismo tiempo reforzando su poder con sus 33 años recién cumplidos enfrentado a todo el mundo y celebrado en todo el país con cánticos, bailes y todo tipos de actos en un reconocimiento pletórico también al éxito de la nueva prueba nuclear.

Kim Jong-un ha logrado que los países de las negociaciones a seis bandas (Rusia, China, EEUU, Japón y las dos Coreas), suspendidas desde 2008, hayan reaccionado con sus matices diferentes a la necesaria convocatoria de reactivarlas para poner fin a la nuclearización de Pyongyang, pero al mismo tiempo ha reforzado la posición de Washington, Seúl y Tokio, mientras que Moscú y Pekín ven toda esta “guerra nuclear” norcoreana con preocupación ante una posible escalada militar y política en la zona.

La presión que desde hace tiempo ejerce el régimen norcoreano con todo tipo de estrategias para conseguir parte de sus metas, como lograr concesiones económicas, tras las sanciones de la ONU por su anteriores ensayos nucleares, o la sin razón de que EEUU reconozca a Corea del Norte como una potencia nuclear, una de las condiciones de Pyongyang para sentarse en la mesa de las negociaciones a seis bandas y a lo que Washington no está dispuesto a conceder.

Es obvio que EEUU puede hacer mucho, pero más China, pues los dos países llevan tiempo rivalizando en la zona con una alta inversión en armamento, y reforzando cada vez a Japón,  enfrentada a Pekín por los litigios sobre las islas Diaoyu (chino) y Senkaku (japonés), cuya soberanía se disputan ambos, pero sin olvidar los otros problemas del mar de China Meridional.

Una nueva situación que genera incertidumbre en un área, en la que EEUU no quiere “bajar la guardia” en beneficio del “gigante asiático”, de ahí que Barack Obama siempre ha estado apoyando a todos los países con problemas marítimos con Pekín, aunque sin pasar por alto la situación entre japoneses y surcoreanos por la disputa de las islas Dokdo (en coreano) y Takeshima (en japonés), ¿pero en qué lado se pondría EEUU en un hipotético enfrentamiento entre Seúl y Tokio”, es decir, son muchas las variantes que se pueden dar con un Kim Jong-un que desestabiliza la zona y en al que China no desea más dificultades de las que ya tiene por culpa del “brillante camarada”.

Y luego está Rusia que negocia con Japón sobre las islas Kuriles, mientras Taiwán, cuyas relaciones con Pekín son excelentes, podría ser aún más reforzada militarmente por EEUU con la segura protesta de China, pero el auténtico tablero ajedrecístico que ha puesto en movimiento el carismático Kim Jong-un “cabreando” a todo el mundo, no significa para nada que Pyongyang vaya a invadir, atacar o lanzar un misil a un tercer país, es imposible por mucha prueba nuclear que lleve a cabo.

Manda la economía y como referencia sólo el PIB de China, Japón y Corea del Sur estaba en torno, hace tres años, en unos 15 billones de dólares, lo que supone el 20 por ciento del total mundial y un 70 por ciento de Asia, además los tres países negocian un Tratado de Libre Comercio (TLC). El presente y el futuro se deciden en Asia, pero en especial con una reunificada Corea sin tropas militares estadounidenses en la península coreana.

Corea del Norte ha logrado su objetico, sobre todo dentro del país, el cual está tan teledirigido que sólo se sabe lo que dicta el régimen, y nada más. Pero reconociendo los avances de su desarrollo nuclear, teniendo en cuenta cuya renta per cápita en unos 1.000 dólares y al menos un 16 por ciento de su PIB en defensa, el país está abocado a reformas o no llega a más de diez años, pese a que en la actualidad se ha abierto la mano a una pequeña iniciativa privada para evitar la hambruna de los años noventa.

China lo sabe, el país que más puede influir en Corea del Norte, a quien proporciona anualmente, entre otras ayudas, arroz, petróleo y carbón y le facilita el 90 por ciento del combustible, por lo que no vería mal que se mantenga el régimen norcoreano, pero sin Kim Jong-un,  una posibilidad compleja que a partir de este nuevo desafío nuclear pueden aparecer otros escenarios, sin olvidar el enfado monumental de Pekín por la ejecución a su tío, Jang Song-thaek, en diciembre de 2013, una figura muy cercana a China, y partidario de reformas.

Pero desde que Xi Jinping está en el poder, las relaciones entre Pyongyang y Pekín han estado siempre tensas, como cuando en julio de 2014 el presidente chino visitó Corea del Sur antes que Corea del Norte. ¿Qué podrá ocurrir si China deja de seguir prestando ayuda a Corea del Norte?

La serie de sanciones impuestas por la ONU no han tenido demasiado éxito tras las tres pruebas nucleares anteriores, 2006, 2009 y 2013, ahora serán mayores y veremos qué hace China, que ya dio el visto bueno a las sanciones económicas, pero el divorcio entre Pekín y Pyongyang es un hecho pese a que viene apoyando política y económicamente a los líderes norcoreanos de la dinastía de los Kim: Kim Il-sung (1912-1994), King Jong-il (1941-2011) y Kim Jong-un (1983-). China ha sido el principal soporte de Corea del Norte y no está dispuesta a que Pyongyang le siga incomodando durante más tiempo.

En definitiva, con o sin  bomba H, la nueva realidad norcoreana presenta alternativas que pueden originar nuevos escenarios sin olvidar, que al margen de la lucha hegemónica entre chinos y estadounidenses en la zona, las buenas relaciones entre Pekín y Seúl pueden favorecer a resultados prácticos hacia soluciones más eficaces en la península coreana.

Los avances tecnológicos de Corea del Norte a nivel nuclear han sido notorios, que la prueba de la bomba H sea o no auténtica no desmerece considerar que el régimen de Kim Jong-un ha hecho progresos importantes, pero como afirma Vicente Garrido Rebolledo, experto en temas de proliferación nuclear, si fuera una bomba H se necesitaría un avance espectacular, aunque matiza que es dudoso sobre todo por las aplicaciones del programa de misiles norcoreano.

Garrido Rebolledo resalta que sería un avance –en el caso de la autenticidad de la prueba de la bomba H- para dotar a los misiles de carga nuclear, entre ellos el Rodong.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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