China devalúa el yuan y crea miedo e incertidumbre en los mercados internacionales

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Madrid. Pese a que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la UE valoran positivamente la decisión de China de reformar su sistema bancario, el yuan chino ha vuelto a depreciarse después de que el Banco Popular de China (BPC) lo devaluara esta semana en un 1,8  por ciento y luego lo volviera a rebajar a un 1,6 por ciento, lo que ha originado miedo e incertidumbre en los mercados internacionales.

El BPC justifica esta devaluación para así el valor del yuan lo decidan los mercados, pero tal como afirman los analistas, los inversores asiáticos tienen dudas que se extienden por todas partes de que esta depreciación de la moneda china oculte la auténtica preocupación de las autoridades de que el “gigante asiático” esté creciendo menos de lo esperado y la segunda economía mundial se encuentre en un proceso de desaceleración.

La doble devaluación del yuan e incluso podría haber una tercera en esta misma semana con el objetivo de elevar la competitividad de la ralentizada economía china ha creado incertidumbre en la economía mundial y ha repercutido en el mercado bursátil.

Pero la depreciación en dos ocasiones del yuan esta semana, que supuso que la moneda cayera a un mínimo en cuatro años, ha supuesto también una especie de psicosis con el temor de una “guerra de divisas” y diversas acusaciones de que China sólo está intentando dar ventaja a sus exportadores, recogen distintos analistas.

Sin embargo, el BPC analizó la devaluación como una medida excepcional para que el yuan responda mejor a las fuerzas del mercado, y con ello se trata de tranquilizar a los mercados financieros al decir que no se está embarcando en una depreciación constante, pero lo que está claro que el yuan ha perdido un 3,5 por ciento en China en los últimos dos días, y alrededor de un 4,8 por ciento en los mercados globales.

China afirma que su moneda es relativamente fuerte en relación a otras divisas mundiales, entre ellas las de sus principales competidores (el yen japonés o el won surcoreano) o la de su principal socio comercial, el euro, pero lo que sí ha supuesto que la apreciación del yuan y la caída de la demanda de Europa, países de la UE y Japón las exportaciones chinas se han visto afectadas hasta caer un 8,3 por ciento. El comercio exterior chino es uno de los motores de la segunda economía mundial, pero está mostrando signos de ralentización.

Los expertos piensan que el Banco Popular de China no va a permitir que la moneda china pierda valor para así evitar una fuga de capitales que, dicen los analistas, podría acrecentarse cuando la Reserva Federal estadounidense decida entonces subir los tipos de interés y todo parece indicar que el cambio de referencia del yuan con el dólar hayan disparado las alarmas de que el  nuevo sistema cambiario del país provoque una devaluación más profunda, un temor que esta semana se vio reflejado en una caída de las principales bolsas mundiales, como las europeas, las asiáticas y la estadounidense.

Por su parte, el FMI considera la nueva paridad del yuan realizada por el Banco Popular de China es un buen paso ya que permite, dice el organismo mundial, que los mercados puedan desempeñar un papel más importante para determinar el tipo de cambio y a la vez ha expresado su confianza en que China podría y debería lograr un tipo de cambio variable efectivo «en dos o tres años”.

Y lo mismo ha hecho la Unión Europea (UE) al considerar también positivamente que el Banco Popular de China haya devaluado el yuan en un 1,8 por ciento para así que el crecimiento del “gigante asiático” no merme y no repercuta negativamente en la estabilidad de la economía mundial, aunque Estados Unidos la reforma cambiaria de China la ha recibido con cautela.

No obstante, el gobierno chino hará todo lo posible para que las alarmas en su economía no salpiquen demasiado a los mercados mundiales, pese a que un informe reciente de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) señala que China y Brasil, dos países que han crecido con fuerza en la última década están ahora sufriendo una fuerte ralentización.

Aunque el FMI y la UE han valorado adecuadamente las medidas del Banco Popular de China, su moneda, el yuan, ha perdido en dos días alrededor de un 3,5 por ciento de su valor y amenaza con bajar aún más, pero el BPC asegura que la fluctuación del yuan «está bajo control».

Pero todo hace pensar que a lo largo de la semana pueda haber otra depreciación, lo que evidencia la ralentización de la economía china, la cual creció un 7 por ciento en el primer trimestre de 2015, la peor tasa en seis años.

Los analistas resaltan que pese a que la autoridades chinas ya han intervenido en el mercado para estabilizar el tipo de cambio del yuan, se esperan que haya turbulencias en el mercado de divisas y duren cierto tiempo, sobre todo cuando como dicen expertos toda esta crisis puede añadir incertidumbre al proceso de liberalización del “gigante asiático”.

En definitiva, la devaluación de la moneda china ha originado un terremoto en los mercados financieros internacionales, y ahora habrá que ver cuánto puede bajar el yuan se preguntan los expertos, mientras que el BPC confía en que «tras un corto periodo de adaptación» las fluctuaciones del yuan convergerán «en una zona razonablemente estable», recogen los medios económicos.

El mundo está pendiente de China y a todos les interesa que su economía no tenga problemas de salud, pues un pequeño catarro pueda contagiar a medio mundo.

 

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