Singapur apuesta por la incertidumbre exterior

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Madrid. El Gobierno singapurense expande la innovación nacional al nordeste asiático y el resto del globo pese a la inestabilidad internacional motivada por la reforma económica de China, a fin de recuperar el esplendor que situó a la ciudad-Estado en el escenario financiero mundial.

Atrás quedó el clima eufórico que impulsó su economía en plena crisis monetaria, atrayendo a compañías de todo el mundo hacia un mercado con un reducido impuesto de sociedades, mano de obra barata y el enclave geoestratégico que supone como puerto de entrada al sudeste del continente, que contabiliza un PIB de 2.400 millones de euros.

El tigre asiático convive ahora con un crecimiento económico estancado en niveles de la década pasada, condicionado por la caída del comercio, y en especial de las exportaciones al nordeste, donde la recesión de la economía china está desajustando las cuentas de los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).

La segunda economía mundial, inmersa en un plan de reestructuración que priorice el consumo interno sobre las exportaciones, creció un 6,7 por ciento en 2016, el nivel más bajo de este siglo, frenando el crecimiento global, pero haciendo más hincapié en las finanzas asiáticas.

En este sentido, China disminuyó las importaciones procedentes de Singapur en 2016, al igual que Indonesia, Malasia y Tailandia, según el informe anual de la agencia estatal IE Singapore, encargada de proyectar la expansión de las empresas nacionales al exterior.

Singapur creció un 1,8 por ciento en 2016, y la previsión del Fondo Monetario Internacional (FMI) apunta a un crecimiento del 2,5 por ciento hasta 2021, lejos del 15,2 por ciento -el mayor de su historia- que registró en 2010. El comercio, por su parte, descendió un 4,9 por ciento el último año.

Ante la estadística, la internacionalización de lo autóctono se ha convertido en la nueva estrategia del Ejecutivo de Lee Hsien Loong para relanzar su economía, diseñando y financiando, en la mayoría de los casos, los proyectos de expansión de las empresas.

Una encuesta gubernamental señala el ‘’fuerte interés’’ de los empresarios por fijar nuevas sedes en China, Birmania (Myanmar) y Vietnam, además de en los Estados Unidos y el Reino Unido, que administró Singapur entre 1824 y 1963.

Los sectores de infraestructura, educación, alimentación, tecnología, transportes y logística son los más activos entre los negocios locales a la hora de expandirse más allá de su territorio.

El progreso en el exterior va encaminado a secundar el crecimiento interno. Las compañías extranjeras seguirán apostando por las ventajas del sistema singapurense, estableciéndose en el país, en provecho de su baja presión fiscal. También desde España -con relaciones diplomáticas desde 1968-, que aporta más de 200 sociedades a la ciudad-Estado.

Singapur aplica un tributo a las empresas del 17 por ciento, el más bajo entre el resto de costas bañadas por el mar de China Meridional: Brunéi (18,5 por ciento), Camboya (20), Tailandia (20), Vietnam (22), Malasia (24), Indonesia (25) y Filipinas (30), según la firma KPMG.

Solo Hong Kong, al norte, con una carga del 16,5 por ciento, impone un tipo impositivo menor, inferior a su vez a los de Taiwán (17), Corea del Sur (24,2), China (25) y Japón (30).

Singapur logró la independencia en 1965 tras su separación de Malasia, que se desligó como territorio colonial del Reino Unido en 1963. En la actualidad cuenta con una población de cinco millones y medio de personas.

Sergio Perea Martínez

Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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