Año 2023: China, Taiwán, las Coreas, Rusia, Ucrania, EEUU y la pandemia marcan la agenda (y II)

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Madrid. Taiwán podría ser la nueva Ucrania en Asia, pero creo que de momento no ocurrirá, pues China tiene sus propios problemas y por ahora una invasión sobre la isla taiwanesa no se contempla. Por un lado, el actual contagio del coronavirus tras el fin de la política de «covid cero»; su economía, que ya no crece como antes e Indonesia y Vietnam le superan; su incomodidad en la guerra de Ucrania, y por otro, las dificultades comerciales que pueden derivarse entre la Unión Europea y Pekín, además de sus actuales roces bélicos en su frontera con India por la disputa desde hace años en el Himalaya, hacen inviable por ahora que el gigante asiático se meta en una guerra con Taipéi.

China no dejará de presionar a Taiwán y estas últimas incursiones de finales de año en su zona de defensa han servido para que Taipéi amplié a un año el servicio militar y más cuando el plan de seguridad con Estados Unidos es blindar la isla con 10.000 millones de dólares en cinco años para su programa de armamento y así proteger a su aliado estratégico en la región, convertida ya en un polvorín por los peligrosos afanes expansivos de Pekín y que también ha servido para que Japón haya llevado a cabo un rearme militar que refuerza su defensa con más de 300.000 millones de euros que alcanzará el 2 por ciento de su PIB, y todo para asegurarse de amenazas, dice Tokio, de China, Rusia y Corea del Norte. Una región cada vez más militarizada.

Asia ya no tendrá en 2023 esa economía que en años precedentes fue motor de innovación y de crecimiento, pero el motor chino gripado conduce a un parón global, aunque con Indonesia y Vietnam en auge y con la esperanza que la pandemia no merme sus economías, dada la enorme repercusión que todo ello supone. La economía mundial se va a enfriar y la recesión está a la vuelta de la esquina. La desaceleración de las economías del Sudeste Asiático e India disminuirá el empuje de China.

También es importantes tener en cuenta para 2023 la pugna por controlar el mercado de los microchips en todo el mundo (Taiwán, Corea del Sur y China acaparan el 87 por ciento del mercado mundial) y la compañía taiwanesa TSMC es, con diferencia, el mayor fabricante de chips del mundo.

El año 2023 no se escapará de los conflictos bélicos internacionales pero al mismo tiempo el desarrollo tecnológico atraviesa una época dorada liderada por la aplicación de la Inteligencia Artificial (IA) a todo tipo de aparatos, aunque con numerosos detractores al considerarse que el robot, sustituyendo en todo al «humano», dará realidades distintas y el mundo también, pero este año que empieza la IA será notoria. Una biopolítica digital que acompaña a la piscopolítica digital que controla activamente a las personas como bien dice el pensador y filósofo surcoreano Byung Chul-han. Eso sí,la veremos si la inteligencia artificial impide que, en opinión de los expertos, el 2023 sea el año más caluroso de la historia, pero la inteligencia artificial cada vez estará más presente en toda la dinámica de nuestras vidas.

La invasión rusa en Ucrania descolocó el tablero geopolítico mundial. EEUU y China tensan sus relaciones geopolíticas, con rivalidades por controlar y, a la vez, fortalecer sus propias influencias, algo que seguirá durante 2023. El Indo-Pacífico es un centro de gravedad vital, como también lo es el interés chino en hegemonizar todos los litigios en los mares Meridional y Oriental en su afán de controlarlos con la resistencia de Washington. No obstante, Noam Chomsky, de 93 años, una de las firmas más leída del planeta en materia de política exterior, lingüista y filósofo estadounidense, indica que «nadie va a suceder al imperio americano porque el imperio americano no se va a acabar». Es decir, China tendrá que esperar.

La península coreana no queda exenta de tensiones. 2023 será un año en el que Pyongyang quiere consolidarse como una gran potencia nuclear y tal vez veamos la séptima prueba nuclear en el nuevo año que comienza, pero ya el Servicio Nacional de Inteligencia surcoreano (NIS) ha pronosticado más ataques informáticos, tanto a nivel global como los que afectan a intereses surcoreanos, con especial énfasis en la obtención de datos sobre tecnologías avanzadas. El intercambio de drones entre las dos Coreas fue una nueva escala de tensión que no irá más allá dado que las infraestructuras militares de cada una de las partes es muy diferente. Eso sí, admitiendo que Corea del Norte ya puede controlar la proliferación nuclear en su territorio y avanzar en el desarrollo de tecnologías que le permitan colocar una ojiva en cualquier lugar del planeta, algo que no va a hacer.

El levantamiento de las sanciones debe ir parejo a una paulatina disminución del programa nuclear norcoreano, pero la tensión en la península coreana será igual o más para el año próximo, una realidad política con más de 70 años de incertidumbre. En los próximos días, el líder Kim Jong-un dará a conocer la nueva agenda política para 2023 y seguro que las duras advertencias a EEUU, Corea del Sur y Japón no faltarán.

En definitiva, termina un año difícil en todos los campos, dedicado al tigre, y comienza 2023, el año del conejo, con casi los mismo problemas que su predecesor, pero con el agravante reciente de la nueva explosión de casos de la COVID-19 en China que ha sembrado el miedo a todo el mundo. Y tal vez también una nueva revolución tecnológica en la geopolítica que puede cambiar las visiones estratégicas en las instituciones que gobiernan los Estados.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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