Pese a que Corea del Norte anuncia retomar las pruebas nucleares, el diálogo con EEUU es vital

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Madrid. El nuevo año 2020 ha comenzado con una elevada tensión en la península coreana con el anuncio del líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, que no ve razón alguna para mantener la moratoria que Pyongyang se impuso sobre pruebas nucleares y de misiles de largo alcance y así favorecer el diálogo con EEUU, el cual se encuentra estancado y con el proceso de desnuclearización y las sanciones impuestas al régimen sin avances.

El hecho de que Kim Jong-un advirtiera que tiene listo una «nueva arma estratégica» resalta la enorme importancia que tiene para Corea del Norte reanudar el diálogo con EEUU, pero al mismo tiempo Washington también desea un acuerdo con Pyongyang para presentarlo como un “gran éxito diplomático” de cara a las elecciones presidenciales de noviembre de 2020.

Los dos países andan metidos por circunstancias distintas en una vorágine que está llevando a Kim y a Donald Trump a un callejón sin salida pero que a la larga tiene un único camino como es el entendimiento de las dos partes.

Kim Jong-un ha sabido aprovechar recientemente la importante asamblea del Comité Central del Partido de los Trabajadores para adoptar «respuestas diplomáticas y militares» en aras de preservar la unidad y la seguridad del país en un momento marcado por la posibilidad de que Corea del Norte decida romper el diálogo con Estados Unidos, un aspecto que, pese a la situación actual de nulo contacto entre ambos países, se materialice, pero, sin embargo, el  cónclave si ha puesto de manifiesto las presiones que recibe de EEUU, lo que bloquea soluciones a corto plazo.

Kim no cierra definitivamente las puertas al diálogo con EEUU, pero el anunciar que “no ve razón alguna para mantener la moratoria nuclear” dependiendo de la «futura actitud de Estados Unidos hacia su país” revela la importancia de todo lo andado hasta ahora tras el cambio político iniciado por Corea del Norte hace dos años y, obviamente, enterrar todo este enorme camino andado, impensable en los últimos meses, lo saben muy bien tanto Trump como el líder norcoreano.

Corea del Norte no va por ahora retomar los ensayos nucleares y de misiles balísticos, pero si ha querido advertir a EEUU de la necesidad de avanzar en el diálogo entre los países que no encuentran cómo desatascar el actual momento de las negociaciones entre Pyongyang y Washington, donde la desnuclearización, según el régimen norcoreano, debe ir parejo al levantamiento de sanciones, que son claves para el desarrollo económico del país.

Kim está molesto con los ejercicios militares conjuntos entre EEUU y Corea del Sur, además de la imposición de nuevas sanciones, y el régimen considera que la “buena voluntad” de Pyongyang a la moratoria que le pidió Washington no le ha servido de nada y todo parece indicar que con la «nueva arma estratégica», tal vez el nuevo tipo de misil balístico de alcance intercontinental (ICBM), el régimen quiere hacer ver que está en condiciones de soportar toda clase de presiones por parte de Estados Unidos.

No obstante, Corea del Norte ya declaró una moratoria autoimpuesta sobre test nucleares y lanzamientos de ICBM en abril de 2018, un gesto que ayudó a convocar la primera cumbre entre Kim y el presidente estadounidense, Donald Trump, en junio de 2018- Singapur, pero después del fracaso de la de Hanói (febrero de 2019) las conversaciones han ido a peor y Pyongyang ya había advertido en los últimos meses que daba a EEUU hasta fin de año (2019) para que propusiera nuevas propuestas a la mesa de negociación, lo que no ha ocurrido y ha supuesto el anunció de retomar las pruebas nucleares.

Durante meses, Pyongyang ha seguido pidiendo la reducción de las sanciones internacionales que le impusieron por sus programas de armas nucleares y misiles balísticos, pero el equipo de  Trump considera que Corea del Norte debe realizar más gestos concretos en el tema nuclear antes de obtener una flexibilización para las sanciones y esta valoración de la Casa Blanca no coincide con los puntos tratados por el régimen norcoreano, lo que evidencia la actual parálisis de las dos partes.

En definitiva, Estados Unidos y su presidente, Donald Trump, tienen en Corea del Norte su mejor baza de cara a los comicios presidenciales de 2020, sobre todo tras la nefasta política exterior de la Casa Blanca y el régimen de Kim Jong-un la mejor oportunidad para llevar a cabo cambios vitales en la política, economía y en el aspecto sociológico, pero hay modificaciones necesarias que están condicionadas al levantamiento gradual de las sanciones y al firme compromiso de desnuclearización por parte de Pyongyang.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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