Pese a las sanciones, la economía de Corea del Norte crece un 0,4 %

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Madrid. Pese a las sanciones que pesan sobre el régimen de Kim Jong-un, origen, junto al tema nuclear, del fracaso de la cumbre de Hanói con EEUU, el 28 de febrero de 2019, Corea del Norte ha sorteado lo inverosímil y ha logrado un crecimiento económico de un 0,4 por ciento, una cifra estimable cuando la pandemia del coronavirus ha troceado por todas partes la economía mundial.

Según el Banco de Corea del Sur (BOK), la economía norcoreana se ha ampliado un 0,4 por ciento interanual en 2019, lo que supone su primer crecimiento positivo en tres años debido al aumento de las exportaciones, que se produjo a pesar de un amplio rango de sanciones internacionales que limitan su comercio.

De esta forma, «el Producto Interior Bruto (PIB) real de Corea del Norte se incrementó un 0,4 por ciento en 2019. Se volvió positivo por un escaso margen, por primera vez en tres años, desde 2016, cuando se amplió un 3,9 por ciento», resalta el banco surcoreano, que añade que las exportaciones aumentaron en 2019 un 14,4 por ciento interanual, hasta alrededor de 280 millones de dólares, y que sus importaciones se incrementaron un 14,1 por ciento, a 2.970 millones de dólares.

El crecimiento económico se produjo cuando aún las sanciones siguen operativas por parte de la Unión Europa (UE), el Consejo de Seguridad de la ONU y Estados Unidos, las cuales se incrementaron a raíz del sexto y último ensayo nuclear que Corea del Norte llevó en septiembre de 2017, unas pruebas nucleares que Washington considera provocadoras y Pyongyang de absoluta normalidad en defensa de su propia seguridad.

Las sanciones prohíben cualquier exportación e importación de Corea del Norte de equipos y materiales que puedan ser usados para construir armas, mientras que también impiden las exportaciones norcoreanas de carbón, una fuente principal de divisas fuertes para el régimen de Kim Jong-un.

En 2019, las exportaciones de relojes y piezas de Corea del Norte aumentaron un 57,9 por ciento, y se estima que las de zapatos, sombreros y pelucas crecieron un 43 por ciento interanual, según el citado BOK, que estima que las importaciones de productos textiles se incrementaron un 23,6 por ciento interanual, mientras sus productos de plástico y goma aumentaron un 21,3 por ciento.

Tal como indica en un comunicado el BOK, el crecimiento económico norcoreano, ligero pero positivo en 2019, se atribuyó también al aumento de la producción de los sectores agrícola, pesquero y forestal y el ingreso nacional bruto norcoreano se estimó en 29.900 millones de dólares, lo que representa, aproximadamente, un 1,8 por ciento del de Corea del Sur, mientras el ingreso per cápita del Norte estuvo alrededor de 1.177 dólares, que representa el 3,8 por ciento del de Corea del Sur.

No obstante, según el BOK, la economía norcoreana ha crecido a un ritmo anual del 4,7 por ciento entre 1956 y 1989, pero a partir de la década de 1960 ya no llegó a seguir el ritmo de crecimiento de Corea del Sur. De hecho, su tasa de crecimiento pasó a una media del 4,1 por ciento, durante el período 1961-1970, luego hasta el 2,9 por ciento durante 1971-1980 y hasta el 2,4 por ciento en la siguiente década.

Obviamente, los cambios políticos a nivel mundial tras la caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre 1989​ y la posterior desintegración de la antigua Unión Soviética en diciembre de 1991 bajo las reformas de la Perestroika impulsadas por Mijaíl Gorbachov provocaron un colapso en la economía rusa que salpicó profundamente las ayudas que proporcionaba a Corea del Norte. También políticamente supuso un gran cambio a raíz del establecimiento de relaciones diplomáticas de Corea del Sur con China y Rusia, lo que originó importantes cambios en la política norcoreana con su programa nuclear como estrella vital de su régimen y en medio de unas inversiones muy fuertes en el armamento nuclear.

Corea del Norte posee un importante valor de recursos minerales en materias primas que sirven para fabricar coches, aviones, pantallas planas o teléfonos móviles a escala mundial dentro de un subsuelo rico pero muy condicionado a su economía planificada y en especial a las actuales sanciones que pesan sobre el régimen de Pyongyang que le bloquean cualquier mínima reforma económica para desarrollar el país en otra dimensión más global en beneficio de infraestructuras y crecimiento.

Para los expertos en asuntos económicos norcoreanos, el régimen de Kim Jong-un debería aprovechar mejor con objetivos más claros sus recursos naturales para salir de la crisis económica, sobre todo cuando el coronavirus ha hundido la economía a nivel mundial y a la postre Corea del Norte sigue “sufriendo el castigo de las sanciones internacionales”, unas sanciones que tanto China como Rusia insisten en la necesidad de levantarlas paulatinamente

Lo que está claro para los expertos es que Corea del Norte puede sobrevivir y reconstruir su economía siempre y cuando aproveche bien el destino de sus recursos naturales.

El levantamiento de las sanciones irá ligado al desmantelamiento de las instalaciones nucleares, el cual necesita al menos unos diez años para su total eliminación, de ahí la necesidad de un paulatino levantamiento para crear confianza al régimen pero sobre todo para enderezar su economía, la cual está paralizada por las sanciones. Pensar que Corea del Norte pueda usar su armamento nuclear en pleno siglo XXI para atacar a cualquier país vecino sin consecuencias, por muy peligroso que pueda ser su desarrollo nuclear, resulta quimérico e imposible.

Rusia y China insisten en el levantamiento de las sanciones a Corea del Norte, que ha visto como el pasado 30 de julio la UE ha confirmado las sanciones a 57 personas y 9 entidades sujetas a los castigos autónomos del organismo comunitario contra Pyongyang, y que de momento seguirán igual hasta la próxima revisión anual.

Ahora habrá que esperar si Donald Trump sigue en la Casa Blanca o será el demócrata Joe Biden quien resulte ganador en las presidenciales de noviembre próximo, pero la normalidad en la península coreana también pasará por nuevos encuentros entre EEUU y Corea del Norte que conduzcan al replanteamiento del programa nuclear norcoreano con el levantamiento de las sanciones dentro de un clima más esperanzador y sobre todo práctico que rebaje las sanciones para iniciar una nueva etapa en la región.

Corea del Norte no va atacar a nadie y esto lo saben muy bien los chinos, los rusos, los japoneses, los estadounidenses y los surcoreanos, pese al peligro que encierra el importante avance nuclear norcoreano. El régimen de Kim busca seguridad y en las dos cumbres fallidas con EEUU (Singapur-2018 y Hanói-2019) no la obtuvo, pero habrá una tercera y debe ser definitiva, sobre todo cuando la globalización geopolítica y económica es un hecho real y Pyongyang no puede destinar sus principales recursos al mantenimiento de su programa nuclear. Y reitero que, pese a que Corea del Norte haya podido desarrollar dispositivos nucleares miniaturizados para colocarlos en las ojivas de sus misiles balísticos, no va atacar a nadie.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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