La Gran Muralla china envejece

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Los estertores del tiempo están aniquilando lentamente a la Gran Muralla china, una de las joyas arquitectónicas más importantes del mundo, construida durante la dinastía Ming (1368-1644), pero que el clima, el vandalismo, erosión y cierta dejadez están llevándola ya no a la desaparición de unos 2.000 kilómetros, de los 21.000 que constituyen esta enorme obra, sino a la preocupación de que sólo un 8,2 por ciento de todo lo construido se mantiene en buen estado.

Tal como revela un estudio de China Great Wall Society (CGWS), una organización dedicada a su conservación y protección, el clima está ganando la batalla al muro que sirvió para defender a los chinos de los pueblos nómadas y ganaderos del norte de Asia durante siglos, pero su mantenimiento no es bueno, dado su coste y dificultad, cuyas paredes podrían colapsar por las lluvias como en 2012 que entonces provocó la caída de unos 30 metros, además los árboles también son una amenaza para la supervivencia de esta monumental fortificación. La Gran Muralla es uno de los mayores reclamos turísticos de China y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987.

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