Japón refuerza la lucha contra la deflación

Madrid. El primer ministro japonés, Shinzo Abe, ha lanzado una nueva herramienta para acabar con la deflación que atenaza el crecimiento económico en Japón desde hace casi veinte años al pedir a los empresarios japoneses, entre los que se encuentra Sadayuki Sakakibara, presidente del Keidanren, la principal organización empresarial de Japón, durante la reunión anual de primavera de la patronal con el gobierno, una subida generalizada de los salarios de los trabajadores.
Esta medida pretende dar un impulso al crecimiento de la economía nipona, a través del consumo y de un cambio de actitud de la sociedad que aún se halla sumida en el pesimismo de la crisis y, en consecuencia, en la retención del consumo.
La reunión de los empresarios con los miembros del gobierno japonés se enmarca en las negociaciones de primavera, shunto, en las que también participan los sindicatos, poco antes del comienzo del nuevo año fiscal, que en Japón comienza en abril. Entre otras cuestiones que se debatirán en la reunión prevista, centrada en las reformas del mercado de trabajo – aquejado actualmente de dualidad y rigidez – figura la manera de promover la movilidad de la mano de obra para asegurar que los sectores en crecimiento dispongan de suficientes recursos humanos.
El programa de reforma económica, Abenomics, se centra en el estímulo monetario, el gasto público y las reformas estructurales. Aunque hasta ahora muchos grandes grupos empresariales habían llevado a cabo subidas salariales a sus trabajadores, las empresas pequeñas y medianas no habían podido hacerlo por razones de supervivencia, ni los trabajadores a tiempo parcial han experimentado subida alguna. La propuesta de Abe, ya planteada en dos ocasiones anteriores a la patronal y los sindicatos, al hilo de las negociaciones shunto, pretende remediar esta asimetría, sin la cual el objetivo de inflación del 2% es inalcanzable.
Cuando el pasado mes de agosto Kozo Yamamoto fue nombrado ministro para la revitalización regional de Japón, destacó que los japoneses no han salido aún de la mentalidad deflacionaria. Kozo Yamamoto fue uno de los creadores de la estrategia de crecimiento del primer ministro Abe y uno de los impulsores de adoptar medidas económicas más drásticas, como la fijación de salarios.
En esta línea se han manifestado los representantes del sector privado y los expertos del Consejo de Política Económica y Fiscal, el principal consejo económico del gobierno, al expresar su convencimiento de que el crecimiento de los salarios es esencial para alcanzar la meta de inflación del 2 por ciento.
Por otro lado, el gobierno se ha comprometido a ampliar el Producto Interior Bruto de Japón a 600 billones de yenes (5,8 billones de dólares), pero, en lo que se refiere al acuerdo con el Banco de Japón – lograr una inflación del 2 por ciento -, este último decidió el pasado martes, 1 de noviembre, posponer este objetivo hasta más allá del año 2018, según informó la entidad la término de su reunión mensual.
En su informe de perspectivas económicas, el BoJ (Banco de Japón) rebajó en una décima su pronóstico para la subida de precios durante el ejercicio fiscal 2018 – que en el país asiático concluye en abril de 2019 – y consideró que éstos subirían hasta un máximo del 1,9% en vez del 2% previsto, ya que el retroceso de los precios del crudo ha obligado a la institución a retrasar en al menos cuatro años la consecución de su meta.
En 2013 el banco central nipón activó un programa de compra masiva de activos para lograr en un plazo de dos años, hasta 2015, una inflación del 2% que cerrara un ciclo de caída de precios de casi dos décadas,
En definitiva, el BoJ considera que el 2% no será posible durante el mandato del actual gobernador, Haruhiko Kuroda, principal impulsor de la política monetaria expansiva del banco desde 2013, que expira en marzo de 2018, pero la mantendrá intacta y seguirá comprando activos cotizados e inmobiliarios para que su cartera se incremente a un ritmo anual de 6 billones de yenes (52.162 millones de euros) y 90.000 millones de yenes (782 millones de euros).
Igualmente, seguirá incrementando el valor de su cartera en materia de bonos corporativos a corto y largo plazo a un ritmo de 2,2 billones de yenes (19.129 millones de euros) y 3,2 billones (27.831 millones de euros) cada año, al tiempo que mantendrá el tipo de referencia del -0’1% a determinados depósitos de los bancos y, para que el rendimiento del bono japonés a 10 años permanezca en el 0%, quiere ampliar su cartera de deuda soberana japonesa en 80 billones de yenes (695.632 millones de euros).
Con estas medidas, las autoridades políticas, económicas y financieras de Japón consideran que su economía crecerá por encima de su potencial y que la meta de un 2% de inflación se irá alcanzando, de forma progresiva, desde finales de 2017.