Isabel II y Mijaíl Gorbachov, dos figuras irrepetibles, referencias mundiales

Mijaíl Gorbachov e Isabell II de Inglaterra. | Ria Novosti (Wikimedia) y Terry Kearney (Flickr)
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Madrid. Cuando en septiembre de 2012 ASIAnortheast.com dio sus primeros pasos en el ámbito informativo en torno al nordeste asiático nunca pensábamos que íbamos a sobrevivir diez años más, y así ha sido, pues los avatares de las Chinas, Coreas, Japón y su enorme repercusión internacional han servido para que este modesto medio digital siga creciendo con sus análisis en el tratamiento de los problemas del mundo, donde China siempre está ahí, su influencia es enorme, en medio de una amplia y compleja dinámica global en un mundo inquietante con importantes escenarios en los cinco continentes y en ello esta página web está y seguirá estando activa.

Las recientes desapariciones de Mijaíl Gorbachov y de la reina Isabel II, dos figuras vitales para entender lo que ha sido la segunda parte del siglo XX y sus efectos en este principio del siglo XXI, hacen y harán aún más necesaria nuestra presencia informativa, llena, modestamente, de originalidad, y tal como decíamos hace diez años, además del nordeste asiático, Asia ya es el continente emergente del mundo, y lo que pretendemos es acercarnos a conocer mejor esta parte de la Tierra en toda su dimensión política, económica, social y cultural, donde cada vez hay más protagonistas que, directa e indirectamente, tienen su peso geopolítico y económico.

La península coreana, los mares de China Meridional y Oriental, el rearme de Japón, India, Rusia y su influencia en liderar un nuevo orden mundial junto a China, la guerra de Ucrania, Europa y sus contradicciones o Taiwán, entre otros escenarios, son realidades que forman la incertidumbre mundial, acontecimientos que salpican a toda la comunidad internacional como ahora vemos con la invasión rusa, que no deja de seguir influyendo en la realidad socio-política-económica con enormes contagios preocupantes a escala mundial.

El pasado 30 de agosto fallecía Gorbachov, a los 91 años, el último dirigente de la antigua Unión de Repúblicas Socialista Soviéticas (URSS), artífice de una parte de la historia mundial, ninguneado por Vladimir Putin y protagonista al poner fin a la tensión de la Guerra Fría y del que en los próximos días publicaremos un pormenorizado perfil de un hombre que avanzó con sus reformas hacia un acercamiento a Occidente, trató de terminar con el peligro de la guerra nuclear y fue él quien facilitó la caída del muro de Berlín en 1989, la disolución de la antigua URSS y el comunismo en Europa, claves para entender la historia moderna.

Y con Gorbachov se firmaron los primeros acuerdos de desarme con Estados Unidos. En febrero de 1990, Gorbachov fue elegido presidente de la URSS, convirtiéndose en la primera y última persona en ocupar tal responsabilidad. Putin se ha dedicado los 22 años que lleva en el poder a repetir que la desintegración de la URSS «fue la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX» y que el artífice de tal desastre fue su último gobernante soviético, Mijaíl Gorbachov

Por otra parte, una gran mayoría de los ciudadanos británicos han vivido bajo la referencia de la reina Isabel II, que ha muerto a los 96 años de edad, una monarca que tuvo su primera cita política con el legendario primero ministro Winston Churchill, nacido en 1874, y cien años después, la pasada semana, con Liz Truss, nacida en 1975, una primera ministra que llega al poder sin pasar por las urnas al sustituir al polémico Boris Johnson. La curiosidad radica en que Isabel II no nació para reina pero las circunstancias familiares la llevaron al trono cuando su tío Eduardo VIII se enamoró de Wallis Simpson, una mujer estadounidense divorciada dos veces, abdicó y la corona pasó a la cabeza de Jorge VI, su padre, quien murió joven de cáncer de pulmón y entonces la corona pasó luego la que sería con 25 años la reina más longeva con 70 años y medio de reinado, sólo superado por Luis XIV de Francia, el Rey Sol, quien la supera en longevidad en el trono, ya que murió a los 76 años con 72 de reinado.

La monarquía parlamentaria es un símbolo de continuidad durante las últimas siete décadas, ya que el 65 por ciento de los británicos apoya a Carlos III, aunque por debajo del 86 por ciento de su madre. Una monarquía que abarca a unos 2.400 millones de súbditos y donde el 85 por ciento de los británicos no ha conocido un mundo sin Isabel como Reina, quien ya a los 14 años hacía labores sociales en la Segunda Guerra Mundial. La sociedad británica tiene que acostumbrarse al nuevo monarca y a su esposa Camila, que será la nueva reina consorte junto a su esposo, quien no llegó antes a reinar porque su madre no confiaba demasiado en un Carlos que originó ciertas incomodidades a Isabel II, entre los que destaca su matrimonio con Diana, princesa de Gales, que tras su muerte en 1997 y el ninguneo de la propia Isabel II hizo que la monarquía británica viviera uno de sus peores momentos de su historia.

Una reina, Isabel II, una gran líder que hará que Carlos III no lo tenga nada fácil al menos para igualar a su madre. Un nuevo Rey con menos carisma que su heredero Guillermo, un rey de 73 años que llega al trono con más edad en la monarquía británica, que llegó a controlar a uno de cada cuatro habitantes del planeta, un poder ahora amenazado y sobre todo ver qué puede ocurrir con los 54 países de la Commonwealth, dado que con Isabel II todo parece que estaba atado y bien atado, pero qué pasaría si ahora países como Nueva Zelanda o Australia quieren ser repúblicas, o qué va a pasar con Escocia o incluso Canadá, países cuya jefatura de Estado la representa la monarquía británica.

Pero a Isabel II también le afectaban los conflictos bélicos como el de la Guerra de la Malvinas, cuando en 1982 se desencadenó una guerra con Argentina con triunfo británico, pero su entendimiento con la entonces primera ministra Margaret Thatcher fue total dado el respaldo de la monarca a su primera ministra, porque en aquellos momentos el gubernamental Partido Conservador británico sufría un notorio desgaste. Un conflicto bélico que duró 74 días, con triunfo británico y se llevó la vida de 649 argentinos, 255 británicos y tres isleños.

Pero al igual que a todo país, la crisis económica golpea a todos, la guerra de Ucrania sigue muy activa, el Brexit sigue dividiendo a los británicos y ha traído más problemas que soluciones, pues sigue sin resolverse, dado la forma que el Reino Unido se fue de la Unión Europea (UE) y también con la decisión tomada de un pueblo que votó bajo los parámetros de un populismo «mentiroso» y enormemente nocivo para los intereses del pueblo británico, como se está viendo desde su salida. Un referéndum con un populismo que oscureció la auténtica realidad política y económica del Reino Unido en la UE.

Una monarquía, aunque ajena a las cuestiones políticas, siempre con el Parlamento como Poder Legislativo, que marca las directrices de una de las democracias más longevas del mundo, pero Isabel II tuvo que torear los problemas familiares como los de su hijo el príncipe Andrés, acusado de agresión sexual a una joven de 17 años, y que originó que lo apartara de la Casa Real, pero lo cierto es que al nuevo rey le han rodeado los escándalos, desde que en 1994 confesara públicamente que había sido desleal a Diana de Gales con su ahora esposa, Camila Parker, la nueva consorte de la Casa Real. Con una popularidad baja, las polémicas siempre le han salpicado, lo que unido a otras dificultades, como haber aceptado un millón de euros en metálico de un jeque de Catar o toda la crisis familiar con los ahora príncipes de Gales y los duques de Sussex, hace que afronte un reinado nada cómodo que deberá solventar con resoluciones prácticas, entre ellas las crisis políticas de Escocia e Irlanda del Norte que desembocan en modernizar una monarquía que bajo la tutela de Isabel II todo parecía estar perfectamente bien.

Una nueva etapa comienza en el Reino Unido, etapa que también repercutirá en el mundo y, en lo político, el nuevo rey, Carlos III, debe esforzarse para evitar que el declive que ya vive el país no le afecte más a un Imperio que lo tuvo todo, aunque ahora, ya entrado el siglo XXI, afronta un reinado que nunca será igual al de Isabel II.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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