Irán desaconseja a Corea del Norte que siga adelante con su programa nuclear

Madrid. La reciente visita de la presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye, a Irán para impulsar las relaciones bilaterales entre los dos países, tras el levantamiento a comienzos de año de las sanciones internacionales contra Teherán, ha servido al mismo tiempo para que el presidente iraní, Hassan Rouhani, declarara que su país es contrario al desarrollo de cualquier tipo de programa nuclear de Corea del Norte.
Tal como en su momento recogió la agencia surcoreana de noticias Yonhap, al margen del comercio bilateral entre ambos países, que alcanzó en 2015 unos 5.500 millones de euros, frente a los 15.600 millones de euros de 2011, esta histórica visita a Irán de la presidenta surcoreana también pone de manifiesto la coincidencia entre los dos países en relación al programa nuclear de Corea del Norte.
Tras los actos del reciente VII Congreso del Partido de los Trabajadores (PT) norcoreano, en el que se aprobó el nuevo “plan quinquenal” para impulsar la economía, el líder norcoreano, Kim Jong-un, señaló que Corea del Norte es un “estado con armas nucleares”, y como tal actuará si es atacado, pero lejos de esta realidad, lo que sí es evidente que el régimen comunista debe fijarse en lo que viene haciendo Irán en el tema nuclear y sobre todo para terminar con las sanciones impuestas por la ONU por sus pruebas nucleares y dejar de estar aislado por la comunidad internacional.
No obstante, Kim Jong-un dejó claro en el VII congreso del Partido de los Trabajadores norcoreano que su país nunca utilizará las armas nucleares salvo en defensa propia, aunque será difícil que sus enemigos de siempre (EEUU y Corea del Sur) estén dispuestos a atacar a Corea del Norte, salvo que Pyongyang cometa alguna “locura”.
Corea del Norte afronta ahora una nueva oportunidad que no debe descartar. Por un lado, Corea del Norte, que aún vive la resaca de los magnos actos de la celebración de VII Congreso, ha asegurado esta semana que está abierto al diálogo con Corea del Sur, un gesto que se produce después de una larga etapa de enfrentamiento dialéctico en la que ambos países llegaron a romper sus vínculos.
Y, por otro, el nuevo ministro de Asuntos Exteriores norcoreano, Ri Yong-ho, de 59 años, antiguo negociador en las estancadas conversaciones a seis bandas para la desnuclearización del país, cuenta con una larga experiencia en negociaciones con Estados Unidos y además fue embajador en Londres, por lo que se interpreta este nombramiento del nuevo canciller como un nuevo intento de Pyongyang para mejorar sus relaciones con la comunidad internacional. El tiempo lo dirá.
Rohani dejó claro que la posición de Irán respecto a las armas nucleares es que éstas deben desaparecer de la península de Corea, en referencia tácita al programa nuclear norcoreano, unas declaraciones que en su momento sorprendieron incluso a altos funcionarios iraníes, conocedores de que Irán lleva varias décadas colaborando con el régimen norcoreano en su programa nuclear y de misiles. Además, el gobierno iraní ha hecho saber su posición en relación al desarrollo de armas nucleares.
Por su parte, Yun Duk-min, director de la Academia Diplomática Nacional de Corea, en Seúl, considera que las declaraciones de Rohani significan un enorme progreso en el contexto de la comunidad internacional y transmiten una nueva imagen de Irán, tras el acuerdo alcanzado con Estados Unidos y otras cinco potencias mundiales en julio de 2015 en Viena, donde Seúl apoyó el pacto nuclear entre el Grupo 5+1 (EEUU, Francia, China, Reino Unido, Rusia y Alemania) y la República Islámica, el cual prevé limitar varios aspectos del programa atómico iraní durante periodos de entre 10 y 25 años, a cambio de levantar las sanciones económicas, lo que ya ha supuesto que no sólo Washington, sino la Unión Europea (UE) y la ONU las hayan ya levantado.
En opinión de Kim Kyou-hyun, secretario presidencial para Asuntos Exteriores de Corea del Sur, este nuevo periodo de cooperación entre Corea del Sur e Irán servirá para aumentar la presión sobre Corea del Norte y ambos países aseguran compartir su convencimiento de que el desarrollo de armas nucleares de ningún modo sirve para reforzar la seguridad, en un claro rechazo, sin mencionar su nombre, a la posición de Corea del Norte, que justifica su programa nuclear como la mejor disuasión contra la actitud hostil de EEUU.
Al mismo tiempo, Irá se manifestó a favor de una reunificación pacífica de la península coreana, en un momento en que se pide desde distintos ámbitos a Corea del Norte que detenga sus actividades nucleares y se una, al igual que Irán, a la comunidad internacional.
Sin embargo, también aprovechó el momento de estas declaraciones del presidente iraní para que Robert Einhorn, antiguo consejero especial para la no-proliferación y control armamentístico del departamento de Estado de Estados Unidos, recordara que Corea del Norte ha transferido tecnología de misiles a Irán y que gran parte del programa de misiles iraní procede de tecnología norcoreana.
De momento, la vuelta a las conversaciones a seis bandas (Rusia, China, EEUU Japón y las dos Coreas), suspendidas desde 2008, encaminadas a detener su programa nuclear a cambio de reconocimiento diplomático, petróleo para suplir su falta de energía y ayuda humanitaria, es la mejor fórmula para poner fin a toda este despliegue nuclear norcoreano.
EEUU ya ha manifestado en reiteradas ocasiones que está dispuesto a hablar con Corea del Norte, siempre y cuando tenga intención de negociar, y el ejemplo de Irán debe ser una buena referencia como ahora lo es Cuba.
Corea del Norte e Irán son aliados tecnológicos desde hace décadas. Ya en los años 80, Teherán importaba misiles y tecnologías balísticas de Pyongyang, luego que Rusia y China redujeron el flujo de tecnología a los iraníes, entonces el régimen norcoreano se constituyó en la fuente principal de la tecnología de misil balística y de componentes de Teherán.
Pero ahora las cosas son distintas y la alianza entre norcoreanos e iraníes, tras los acuerdos de julio de 2015 en Viena que limita el programa nuclear iraní que le permitirá vender su petróleo, además del levantamiento del veto a ciertas transacciones financieras, entre otras medidas, no será igual al menos desde el punto de vista nuclear y debe ser una buena referencia para Pyongyang para que la comunidad internacional confíe en el régimen norcoreano y las Naciones Unidas levanten sus sanciones tras sus ensayos nucleares, lo que tiene que aprovechar el nuevo canciller norcoreano.