Fin de las maniobras militares de China: la tensión continúa y Taiwán se defendería ante una invasión
Madrid. La enorme tensión desatada por China con sus mayores maniobras militares de su historia en los alrededores de Taiwán ha concluido con una serie de avisos de Pekín a los taiwaneses de que nunca permitirá la independencia de la isla, pero que Pekín decida ahora organizar «patrullas de combate» en las aguas alrededor de la isla taiwanesa para un mayor control y presión contra todo movimiento independentista acarreará más inestabilidad y más inseguridad que empuja a Taipéi a defenderse ante una posible invasión china y creando un terremoto emocional bélico de consecuencias trágicas para la estabilidad mundial.
China observa la guerra de Ucrania, a Rusia, a Vladimir Putin y sus graves consecuencias económicas, sin hablar de las miles de pérdidas humanas y el desastre que a todos los niveles está creando un conflicto que iba a durar no más de cinco días, tal como ya lo tenían preparado los rusos, incluso con una serie de actos musicales en la capital ucraniana para dar la bienvenida a las tropas rusas. Pero claro, nadie pone en duda la superioridad de Moscú sobre Kiev, como tampoco nadie duda de la gran diferencia militar entre Pekín y Taipéi.
Realmente no sabemos cómo actuaría un ciudadano taiwanés en una posible invasión, pero lo que sí está claro es que no se quedaría con los brazos cruzados y con ello habría que remontarse bíblicamente al relato histórico de David y Goliat. Patrullar las aguas en torno a Taiwán no soluciona el problema. Los países vecinos no permanecen ajenos a estos movimientos. Por su parte, Japón reveló haber movilizado cazas en respuesta a intrusiones en su espacio aéreo en los mares de Japón (mar del Este), Ojotsk y China Oriental, dado que Tokio se quejó a Pekín de que cinco de los misiles balísticos disparados contra Taiwán cayeron en aguas de la Zona Económica Exclusiva de Japón (ZEE), una acción que podría ser un foco de alta tensión, y más cuando chinos y japoneses siguen en litigio por las islas Senkaku en el mar de China Oriental.
Lo ocurrido con las maniobras militares chinas, además de coaccionar e imponer un único criterio de validez unilateral, ha supuesto un desbarajuste geopolítico mundial, que unido a la guerra de Ucrania y las crisis económica y energética actuales, con países haciendo acopio para no quedarse sin gas en este próximo invierno, son toda una serie de elementos perturbadores para la estabilidad mundial a la que se uniría una posible invasión de China en Taiwán, una guerra asimétrica en un conflicto de mayor fuerza militar a la de su rival. Pero entonces, ¿qué sucedería en caso de producirse el conflicto? Nadie duda que, pese a la superioridad del gigante asiático, Taiwán está muy bien preparada para un ataque chino, o al menos así lo afirman diferentes analistas.
Rusia, que pese a que militarmente está ganando la guerra, aunque no al ritmo que pensaban sus generales, y con trágicas consecuencias económicas, vidas humanas, un destrozo que recuerda a la Segunda Guerra Mundial, no hay un día que no chantajeé al mundo con sus ventas de gas, lo que ha obligado a muchos países a replantearse cómo agenciarse de gas que no sea el ruso. Cabe preguntarse qué haría China en caso de invadir Taiwán, país que viene desarrollando un sofisticado sistema de alerta temprana para evitar el efecto sorpresa de un posible ataque relámpago del gigante asiático.
China tiene el puerto de la ciudad de Shanghái, el más activo del mundo, donde salen miles de productos, en especial de componentes electrónicos y textiles, y paralizar, en su caso, haría un daño enorme a la economía mundial, pero también la economía china sufriría un daño sin precedente. Estamos hablando, claro, de sanciones similares a las impuestas a Rusia por su invasión. Pekín sabe de la importancia que tienen sus puertos, en especial el de Shanghái, donde se canalizan el 30 % de sus exportaciones. Pero de ahí a bloquearlo ante unas hipotéticas sanciones por su hipotética invasión a Taiwán dista mucho de la realidad actual. Esta metrópolis china no es solo un centro financiero global, es también uno de los puertos de mercancías más importantes del comercio internacional y su bloqueo hundiría al mundo.
La invasión a Taiwán traería consecuencias económicas bestiales. La guerra entre Rusia y Ucrania y la reciente paralización del tráfico de contenedores en China han acelerado la transformación hacia una cadena de suministro más corta, más próxima al cliente final y que no esté basada básicamente en costes, sino en eficiencia y garantía de aprovisionamiento ante situaciones imprevistas, pues si Europa trata de deshacerse del gas ruso, ya se plantean soluciones para reducir la enorme actividad en el puerto de Shanghái. Es el principal puerto del mundo, que superó los 47 millones de contenedores movidos en 2021, y de las fábricas de la ciudad de Shanghái depende en buena parte la producción mundial.
En definitiva, los sistemas políticos de grandes potencias como Rusia y China no coinciden con los de las democracias occidentales de un mundo global que cada vez cojea más, como ha evidenciado la crisis sanitaria del coronavirus, la guerra de Ucrania o una posible invasión china en Taiwán, y en medio de un cambio climático totalmente trastocado. Ante esto, las decisiones son cada vez menos multilaterales, donde la dependencia del gas ruso y quién sabe si mañana vemos el puerto de Shanghái bloqueado, hace que el mundo deje de ser global y tenga enorme dependencia de los sectores productivos de Moscú y Pekín, respectivamente.
China tiene muchas prioridades. Es obvio que la principal radica en llegar a 2049 siendo la gran China que pretende y para ello recuperar Taiwán es vital para celebrar así el centenario de la fundación de la República Popular, pero al mismo tiempo China también mide todos sus pasos y sabe que tiene que afrontar realidades diplomáticas eficaces para ganarse la credibilidad de la comunidad internacional. Trasladar a Taiwán acciones como las realizadas por Rusia en Ucrania por ahora a Pekín no le interesa, y si ya la economía global con la guerra ucraniana se ha visto muy afectada, una guerra en el Pacífico sería catastrófico.
China tiene un presupuesto de defensa 13 veces superior a Taiwán, como también lo es Rusia con Ucrania, pero con realidades bien distintas los problemas no se solucionarían con una invasión china. ¿Y qué haría entonces Estados Unidos? De momento es un incógnita, que puede desorientar a Pekín, pero Washington no quiere entregar el control de las aguas del Pacífico a China. Una invasión tras lo ocurrido con Ucrania no resulta fácil. Pekín se enfrentaría a una isla muy sofisticadamente preparada en defensa con una buena instalación de radar y baterías de misiles.