Donald Trump demora en tres meses su “castigo” a Huawei por sus repercusiones

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Madrid. Todas las decisiones en caliente siempre han traído consecuencias nefastas y ahora en la guerra comercial entre China y EEUU, tras 24 horas después de anunciarse la ruptura de Google con Huawei, el Departamento de Comercio ha prorrogado tres meses su “castigo” a la multinacional china al ver como cayeron las bolsas y se vieron afectadas otras empresas como Intel y Microsoft.

Esta demora de 90 días podría servir para controla el terremoto que ha provocad Washington y analizar alguna que otra posibilidad para alcanzar algún acuerdo posible, teniendo en cuenta la enorme complejidad y la fuerte convulsión que ha supuesto a la comunidad internacional esta decisión de Gooble de dejar a millones de móviles de Huawei sin acceso a “actualizaciones” ni “apps”.

Donald Trump, más empresario que presidente, sabe lo importante del funcionamiento del dinero y de ahí, tras una precipitada decisión, ahora se entera de que Huawei invirtió el pasado año unos 11.000 millones de dólares en la compra de componentes a empresas de Estados Unidos, empresas que no sólo han mostrado su perplejidad sino una enorme preocupación por su futuro.

Más de siete de cada diez empresas estadounidenses en China, o sea, el 74,9 por ciento, están siendo perjudicadas por la guerra comercial entre China y Estados Unidos, según una encuesta difundida por la Cámara de Comercio estadounidense en el “gigante asiático”.

El mundo global y económico se ve afectado por el enfrentamiento entre las dos grandes potencias mundiales, cuyas consecuencias son nefastas para todo, pero Estados Unidos se justifica al acusar al “gigante asiático” de que los teléfonos y tabletas Huawei son considerados un peligro para la seguridad nacional, donde el espionaje pulula por todas partes, lo que obviamente China ha rechazado constantemente imputando a Washington de “acusaciones falsas”.

Una de las causas de la decisión de la ruptura de Gooble con Huawei, y así se recoge en distintos documentos, radica que el pánico de la Casa Blanca es que Huawei pudiera convertirse en el principal proveedor de la telefonía 5G en Estados Unidos, y luego ante esta posibilidad de que empresas chinas, ligadas al Partido Comunista chino, según la Administración estadounidense, pudiera usar esa tecnología para espiar, es decir, para el espionaje que siempre China ha rechazado. Eso sí, por ahora en Europa esta preocupación no ha trascendido pese a las advertencias de Trump.

Huawei siempre alertó a Trump y éste siempre la consideró “un enemigo a batir”, sobre todo cuando la multinacional china es ya pionera de la tecnología 5G, además ha penetrado con éxito en su red de telecomunicaciones por África, América Latina, Asia y gran parte de Europa a causa de que es mucho más barata que sus competidoras.

La inclusión de Huawei en la lista negra de Estados Unidos impide a las compañías de este país vender hardware y software a la firma china, pero las consecuencias de esta situación creada por la política proteccionista de Trump están a la espera de todo lo que vaya a hacer China, aunque con los brazos cruzados no se va a quedar.

Por otra parte, Huawei, pese a la tormenta desatada, ha restado importancia a que las restricciones estadounidenses vayan a afectar a sus productos o al despliegue de la tecnología 5G, en la que la empresa china dice aventajar en «dos o tres años» a sus competidores.

No obstante, los problemas con Huawei empiezan a crecer dado que ahora en Japón, el proveedor telefónico líder en  el país, NTT Docomo, ha interrumpido la recepción de pedidos del modelo de móvil Huawei P30, cuyo lanzamiento para verano, y lo mismo ha ocurrido con  otras dos compañías de telefonía más importantes como Softbank y KDDI al aplazar el lanzamiento del modelo más reciente de la firma china, el P30 lite, mientras que varias operadoras de Reino Unido han anunciado que no prestarán servicios 5G a sus teléfonos.

En cuanto a España, el consejero delegado de Huawei España, Tony Jin Yong, aseguró que su compañía está «bien preparada» para hacer frente al conflicto abierto con Estados Unidos, y las amenazas de veto «no tendrán impacto en nuestro liderazgo», pese a los «malentendidos» y mensajes «engañosos» que están recibiendo sus clientes.

Por su parte, el Bank of America señala que la estrategia no le va a salir gratis a EEUU, dado que si al final la amenaza se materializa, los consumidores estadounidenses acabarían pagando 140.000 millones de dólares más ante el encarecimiento de los productos. Donald Trump busca su reelección y veremos cómo termina toda esta guerra con China pero el riesgo es alto que compromete la bajada de impuesto realizada por la Administración estadounidense.

De momento, China lo piensa, pero no se detiene y en cualquier momento va a actuar y de hecho el presidente chino, Xi Jinping, en su reciente visita a una planta de procesamiento de tierras raras, en el este del país, necesarias para la fabricación de teléfonos móviles y de las que China provee a Estados Unidos con el 80 de sus necesidades es una clara referencia de lo que se avecina.

Nadie duda de que el objetivo de China por ubicarse a la cabeza de la revolución tecnológica mundial a través de su programa “Made in China 2025” originó algunas preocupaciones a EEUU que hasta ahora no ha sabido digerir, de ahí en parte lo que es toda esta guerra comercial entre los dos colosos de la economía.

En definitiva, este mundo global seguirá dependiendo por ahora de China, EEUU, Rusia y de la UE en Europa, pero una UE con muchas grietas y con enormes dudas para consolidar proyectos comunes que refuercen la institución comunitaria ante el avance de los extremos y populismos.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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