¿Determinará el coronavirus la nueva etapa política de Kim Jong-un?

Kim Jong-un
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Madrid. Desde que el joven Kim Jong-un asumiera el poder en Corea del Norte tras la muerte de su padre, Kim Jong-il, en diciembre de 2011, el líder norcoreano ha ganado todas las “guerras mediáticas” y se ha impuesto a los numeroso bulos que han rodeado su persona y ahora volverá a conquistar su espacio dentro y fuera del país pese a que podría estar enfermo, no es seguro, pero sí parece que se encuentra en la ciudad portuaria de Wonsan para evitar el contagio del coronavirus, cuya pandemia puede condicionar importantes decisiones.

Corea del Norte, país que se desconoce cómo evoluciona el coronavirus, donde Pyongyang  insiste que la pandemia la tiene “bajo control”, se rumorea desde Seúl que Kim Jong-un se halla en la ciudad de Wonsan, la urbe donde el régimen ha construido un imperio turístico de referencia para la inversión extranjera, lugar al parecer, nada confirmado, pues sólo algunos medios en Japón y Seúl sostienen que uno de sus guardaespaldas dio positivo y el líder se ha autoimpuesto un confinamiento personal.

En plena guerra mundial para derrotar al coronavirus salta la noticia de que Kim Jong-un está gravemente enfermo tras una intervención cardiovascular, lo que supuso que el líder acaparara de nuevo la cabecera de los noticieros y medios de todo el mundo, lo mediático vuelve a estar presente en la vida del joven dirigente norcoreano, pero esta vez la guerra de verdad que afronta la comunidad internacional es cómo vencer definitivamente a una pandemia que ya afecta a la economía mundial y precisamente el régimen norcoreano no quedará libre del castigo injusto que está haciendo el COVID-19 a todo el planeta.

De momento, todo parece indicar que Corea del Norte está operando con normalidad, aunque las especulaciones sobre la salud del también presidente del Comité de Asuntos de Estado norcoreano se disparan como en otras ocasiones cuando su ausencia es notoria tal como ocurrió el pasado 15 de abril en Pyongyang al no estar presente en los actos del aniversario del nacimiento del fundador del régimen, Kim Il-sung, abuelo de Kim, de ahí la alarma mediática mundial que originó por ahora el rumor sobre su estado de salud.

Al mismo tiempo, el rotativo japonés Yomiuri Shimbun como el canal privado de la televisión surcoreana JTBC coinciden que Kim Jong-un se encuentra en la ciudad de Wonsan para llevar a cabo un proceso de aislamiento a causa del coronavirus, mientras desde EEUU se informa que el líder norcoreano está bien y tiene todo el control de las Fuerzas Armadas del país.

Fuentes oficiales citadas por la agencia estadounidense CNN aseguraron esta semana que Estados Unidos investiga si Kim Jong-un se encuentra en «grave peligro», dado que el diario surcoreano Daily NK, especializado en asuntos de Corea del Norte, informó de que el líder se encuentra bajo tratamiento tras haberse sometido a una operación cardiovascular el 12 de abril.

Por otra parte, tanto a Estados Unidos como a Corea del Sur y a China no les interesa ningún cambio político en Corea del Norte, al menos por ahora, y los numerosos rumores sobre la posible sucesora en la hermana menor del líder, Kim Yo-jong, son especulaciones de todo tipo, aunque hipotéticamente si así fuera, improbable por ahora, políticamente el país no podría seguir igual y serían necesarios cambios moderados que fueran bien vistos en el exterior y en especial por China, su mejor aliado, de siempre.

Realmente sería un escenario lejos de la realidad, pues sostener con los mismos cimientos la dinastía Kim no sería fácil, sobre todo cuando el país necesita profundas reformas económicas para mejorar la calidad de vida de los 24 millones de norcoreanos, aunque tanto a nivel interno como exterior a Corea del Norte le urge montar una infraestructura distinta que dé seguridad al régimen pero que dé también avances para el desarrollo del país.

Kim Jong-un si vence al tabaco, la obesidad, el estrés, entre otras dificultades, seguirá al frente del país, y será tal vez el coronavirus que le marque una nueva realidad, pues, por un lado, las negociaciones con EEUU son imprescindibles para solucionar el tema nuclear y, por otro, el levantamiento de las sanciones son vitales para encauzar el nuevo periodo económico de Corea del Norte.

Por ahora no se esperan ni revoluciones ni escaramuzas internas ni nada que suponga alguna inquietud al régimen pero si es cierto que el coronavirus también tendrá su influencia, pese a tener la pandemia controlada. Eso sí, las dos mejores noticias para el régimen han sido la  reciente victoria parlamentaria del presidente surcoreano Moon Jae-in y la disposición de Donald Trump en ayudar a Kim Jong-un y desearle una mejoría en su salud, por lo que sobre estos mimbres se pueden hacer muchas cosas, que China no vería mal.

En definitiva, la cautela, lo mediático, el escepticismo, lo hermético, los bulos, la rumorología o la  sorpresa seguirán ocupando un espacio ineludible en el régimen norcoreano que ahora sabe que el coronavirus va a transformar las economías mundiales y es el momento de no desaprovechar la ocasión pese al brutal daño que sigue haciendo la pandemia en todo el mundo, pero nada será igual que antes y menos desde el punto de visita de la economía global o de lo que quede de ella.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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