Corea del Norte seguirá sembrando dudas e inquietud a la comunidad internacional al menos hasta julio próximo

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Madrid. El reciente lanzamiento de los últimos seis misiles de corto alcance ha servido para certificar que a Corea del Norte se le acaba su estrategia de amenazas nucleares ante la impaciencia de China y la comunidad internacional y ahora sólo pretende ver qué compensaciones económicas y políticas obtiene con un posible regreso a las negociaciones a seis bandas.
El mariscal norcoreano Choe Ryong- hae junto a Wang Jiarui,
jefe del Departamento Internacional del Partido Comunista Chino
El próximo 27 de julio se cumplirán 60 años de la finalización de la Guerra de Corea, un conflicto bélico que concluyó sin tratado de paz y con la firma de un armisticio que Pyongyang anuló en marzo pasado, pero que para que tenga validez debe ser aceptado por ambas partes, lo que no ha hecho Corea del Sur y de ahí que siga  siendo vigente como única referencia del fin de la guerra en la península coreana, que se ha encontrado siempre con un gran obstáculo como ha sido el problema nuclear. Es decir, al menos hasta ese mes el régimen norcoreano continuará en su mayor o menor medida creando incomodidad para sentirse fuerte ante cualquier negociación que intervenga.Cuando todo parecía volver a la normalidad, el régimen norcoreano en los últimos siete días ha lanzado seis misiles de corto alcance que ha supuesto regresar a la situación de tensión prebélica que ha vivido la península coreana, sobre todo desde que realizara la tercera prueba nuclear el pasado 12 de febrero, pero que en esta ocasión, según expertos, ha querido amedrentar con sus cohetes a la ciudad de Pyeongtaek (norte de Corea del Sur).
Precisamente en esta localidad se encuentra la base naval nacional y la mayor concentración de tropas estadounidenses y el hecho de que estos misiles, posiblemente el KN-02, un misil balístico de corto alcance desarrollado a partir de tecnológica de la etapa soviética, tenga un rango en torno a unos 150 kilómetros, supone que el  lanzamiento de uno de ellos desde suelo norcoreano pueda llegar con facilidad a Pyeongtaek.Esta estrategia nuclear de Corea del Norte con el lanzamiento de nuevos misiles de corto alcance a aguas del mar del Este (mar de Japón) desde su costa norcoreana ha supuesto la protesta de la comunidad internacional, sobre todo de China y EEUU, además de Corea del Sur que se vio obligada ha desplegar misiles guiados de precisión israelíes en sus islas fronterizas del mar Amarillo capaces de alcanzar la artillería de Corea del Norte.

Está claro que esta nueva provocación atómica del régimen norcoreano no debería incumplir, en principio, disposición internacional alguna al tratarse de misiles de corto alcance, además la propia resolución dela ONU prohíbe a Pyongyang lanzar proyectiles de largo alcance y carga útil al considerar que están dentro de un programa para el desarrollo de armas nucleares intercontinentales, pero la normalidad aparente –con menos tensión- que reinaba en las últimas semanas en la zona se la ha vuelto a cargar Corea del Norte con este gesto beligerante que ha enfadado a todos.

China está harta de los “caprichos nucleares” del líder Kim Jong-un y de los problemas que acarrea su política y EEUU nunca va abandonar sus bases militares en Corea del Sur ni en Japón, lo que obliga a Pekín y a Washington a entenderse en resolver el conflicto coreano siendo las negociaciones a seis bandas (EEUU, China, Rusia, Japón y las dos Coreas) la mejor vía para desnuclearizar la península coreana y clave para un posible tratado de paz en julio próximo.

Corea del Norte necesita grandes cambios, ya que el desarrollo económico del país no puede avanzar, lo que supone un peligro para la supervivencia del régimen comunista si no hace reformas.

Mientras Corea del Norte parece dar por finalizada su tarea de lanzamientos de misiles de corto alcance al mar del Este (mar de Japón) al permitir la navegación frente a su costa este, la lucha de poder en el régimen se recrudece con la vuelta de Kim Kyok-sik, de 75 años, como nuevo jefe del Estado Mayor del Ejército Popular, quien recientemente había sido sustituido por Jang Jong-nam, entre 50-55 años, como ministro de las Fuerzas Armadas.

No obstante, el nombramiento de Kim Kyok-sik supone que en el año y medio de mandato de Kim Jong-un –desde diciembre de 2011- ha habido ya tres jefes del Ejército Popular, es decir, tantos como en los 17 años de gobierno de su padre, Kim Jong-il, entre 1994-2011, lo que da a entender la importancia de controlar a los militares, quienes forman el núcleo decisorio para cualquier movimiento en cualquier dirección, y más cuando se pide al régimen reformas, aunque el nuevo jefe del Estado Mayor esté considerado como un militar de línea dura, pero en contradicción con Jang Jong-nam, más proclive a suavizar las políticas de las Fuerzas Armadas y a realizar pequeños cambios.

El enfriamiento de las relaciones entre China y Corea del Norte ha supuesto el viaje del vicemariscal y director del Buró Político del Ejercito Popular norcoreano, Choe Ryong-hae, a Pekín, donde se entrevistó con Wang Jiarui, jefe del Departamento Internacional del Partido Comunista chino, para acercar posturas, sobre todo por el apoyo de China a las sanciones de la ONU contra Pyongyang por llevar a cabo  su ensayo nuclear defebrero pasado.

China es vital para el presente y futuro de Corea del Norte, pero la paciencia confuciana china se agota, hasta el Banco de China, en protesta por la política permanente de amenazas nucleares, cerró cuentas y cortó negocios con el banco de Comercio de Corea del Norte y ya para redondear el “cabreo” de Pekín los norcoreanos  capturaron, el pasado 5 de mayo, un barco chino y a sus 16 tripulantes en aguas de Dalian (noreste de China), que luego llevaron a aguas norcoreanas, pero que dejaron en libertad tras la intervención del Gobierno chino, no si antes reclamar un rescate de cerca de 100.000 dólares, una petición kafkiana que no fue aceptada por China cuando este país le proporciona el 90 por ciento del combustible que consume Corea del Norte. Además, es el segundo secuestro –mayo de 2012- de pescadores chinos por norcoreanos en un año.

El régimen de Kim Jong-un ha empezado a ver las orejas al lobo y no ha tenido más remedio que enviar a Choe Ryong-hae, también encargado de la gestión política, educativa y cultural del poderoso Ejército Popular a China para calmar el enfado del Gobierno chino, que, según expertos, es muy próximo a Kim Kyong-hui y a Chang Sung-taek, los tíos de Kim Jong-un, considerados muy influyentes en las decisiones del Estado.

Pero mientras el régimen norcoreano estudia una fórmula, no humillante, que justifique cómo volver a abrir el complejo industrial de Kaesong, tras su cierre con graves consecuencias económicas para el país, la presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye, viajará a Pekín en junio  próximo en su primera reunión con autoridades del nuevo Gobierno chino de Xi Jinping y éste viajará a Estados Unidos a principios del mismo mes para entrevistarse con Barack Obama.

By Santiago Castillo

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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2 Respuestas

  1. 30 mayo, 2014

    […] Pyong-so, lo que le confirma como uno de los hombres fuertes del país por debajo del influyente Choe Ryong-hae, que en varias ocasiones se había especulado que había sido apartado del […]

  2. 13 octubre, 2014

    […] del Norte ha visto como el presidente de China, Xi Jinping, visitó Corea del Sur en julio pasado antes que Corea del Norte, aliado tradicional de Pyongyang y […]

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