La ciudad surcoreana de Busan, convencida de ser la sede oficial de la Expo Mundial 2030
Madrid. El tiempo se agota. Cada vez queda menos para la decisión final, noviembre próximo. La ciudad surcoreana de Busan sigue intacta en sus aspiraciones para convertirse en la capitalidad cultural de 2030 ante el desafío económico que presenta su rival, Riad, la capital saudí. Dos países bien distintos. La consolidación de un país desarrollado y democrático, con una tecnología punta y con la libertad que requiere cualquier democracia del mundo, frente a una nación con un enorme poderío económico que aspira a colocarse como una potencia muy presente en el tablero internacional.
Sea lo que fuere, está claro que la candidatura de Riad, bajo el lema de «Era del cambio: llevar al mundo a un mañana brillante», cuenta con menos repercusión mediática pero con un mayor impacto económico en sus proyectos que la candidatura de Busan, con el lema «Transformando nuestro mundo, navegando hacia un futuro mejor», pero con la ciudad surcoreana firme en sus objetivos previstos y con el bagaje de un país modernizado en todas sus esferas sociales, económicas, culturales y políticas, un país que bebe su propia riqueza industrial y su afán de no detenerse en sus metas para ir poniendo a Corea del Sur en su listón más alto, de ahí la esperanza que la Expo Mundial 2030 de Busan contribuya a todo ello.
La ciudad japonesa de Osaka celebrará la Expo Mundial en 2025. Busan y Riad competirán para ocupar el espacio nipón a partir de esa fecha, pero teniendo en cuenta que tanto saudíes como surcoreanos no van a relajarse, dada la importancia que el evento tiene para la ciudad en particular y para el país en general. El propio presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, ha promocionado la candidatura surcoreana durante su reciente estancia en Nueva York con motivo de su asistencia a la Asamblea General de la ONU, además de distintas cumbres bilaterales y diferentes reuniones para empujar a un país con más de 5.000 años de historia y en concreto a la ciudad portuaria de Busan, la segunda urbe surcoreana que se rige como uno de los destinos más interesantes de Asia bañada por su combinación de templos, naturaleza y gastronomía, además de una modernizada e informatizada ciudad para el comienzo de una nueva era global.
A Busan no le falta prácticamente nada. Una ciudad que no tiene que envidiar a otras grandes urbes asiáticas ni de fuera del continente asiático, una ciudad llena de callejones repletos de neones y comercios de toda clase, una incesante sucesión de estímulos sensoriales de luces, ruido y aromas que marcan el ritmo de una ciudad que reclama ser la sede de la Expo Mundial de 2030, una urbe al completo en sus infraestructuras que la catapultan en un importante auge, con el mar y sus playas, en especial la de Haeundae, la montaña y sobre todo el cada vez más relevante Festival Internacional de Cine de Busan, que ya traspasó todas las fronteras del Séptimo Arte a nivel mundial. Un escaparate que no puede dejar desapercibidos a nadie.
Busan forma parte de ese cosmopolitismo que encierra en la segunda ciudad del país una de las muchas riquezas inolvidables, como es la del mercado de Jagalchi, el mayor mercado de pescado de Corea del Sur, y el barrio de Gamcheon, con calles estrechas y casas de colores brillantes. Pero quizá el lugar que más sorprende es el templo budista de Haedong Yonggungsa (siglo XIV), situado frente al mar. Todo ello contribuirá para que la Expo de 2030 acapare con argumentos sólidos la riqueza infinita de una ciudad que quiere convertir en sueños su propia realidad para ser el escaparate mundial a partir de noviembre próximo cuando sea designada en París la ciudad de la Expo 2030.
Los organizadores de la Expo siguen en sus quehaceres cotidianos, y próximamente en octubre, un mes antes de la designación final de la candidatura, han organizado un concierto mundial del grupo K-pop coreano BTS en la misma ciudad de Busan con el objetivo de llamar la atención mundial sobre esta ciudad portuaria de Corea del Sur y así seguir en su lucha mediática por ganar todas las batallas posibles y contribuir a ganar la guerra final en noviembre cuando se anuncie la ciudad candidata.
En suma, si el grupo K-pop coreano BTS es un buen embajador para la candidatura, dada su enorme fama mundial, con dos de sus miembros nacidos precisamente en Busan, tampoco queda atrás la 28 edición del Festival Internacional de Cine de Busan (BIFF), que se celebrará del 4 al 13 de octubre con la proyección de 209 películas de 69 países y que incluirá 80 películas que tendrán su estreno mundial en este festival de cine más grande de Asia y que ya tiene una enorme proyección mundial.
Y este año será Song Kang-ho, uno de los actores representativos de Corea del Sur, quien ganó el premio al mejor actor en el Festival de Cine de Cannes de 2022, por su papel en ‘Broker’, el anfitrión de la ceremonia cinematográfica de la 28 edición del Festival surcoreano. Busan, el secreto mejor guardado de Corea del Sur, que aspira a ser la sede de la Expo Mundial 2030.