Shinzo Abe consolida su poder en las elecciones legislativas japonesas

Shinzo Abe, primer ministro nipón
Shinzo Abe, primer ministro nipón
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Madrid. Shinzo Abe y el Partido Liberal Demócrata (PDL) han ganado las elecciones de la Cámara Baja en Japón con un resultado superior al esperado, al obtener 284 diputados de los 465 que componen el Parlamento nipón, una victoria que le permitirá reformar la Constitución para crear su propio Ejército y adoptar medidas más “duras” contra Corea del Norte como justificante a esa reforma constitucional ante los recelos de China y el “apoyo” de Donald Trump.

Abe nada más ganar las elecciones, las terceras consecutivas, dijo: «A partir del apoyo popular que hemos recibido, estamos capacitados para poner en marcha contramedidas contundentes frente a la amenaza norcoreana», cuyo respaldo a su política se verá compensada con la visita de Donald Trump a Japón entre los días 5 y 7 de noviembre.

El primer ministro conservador ganó más fácil de lo esperado estos comicios que el propio Abe adelantó, y se convierte en el más duradero de la historia japonesa de la posguerra, y con su mayoría absoluta de dos tercios en la Cámara Baja, le permitirá abrir el camino para la reforma de la Constitución pacifista, en su artículo 9, una de las grandes aspiraciones de su nuevo mandato.

Pese a que ha obtenido un número de escaños ligeramente inferior a los comicios de 2014, Abe se dispone a llevar a cabo una serie de políticas que despertarán recelos especialmente a China y a Corea del Norte, cuyo régimen ya ha reaccionado acusando a Tokio de querer invadirle tras su reelección.

Lo que es evidente que Shinzo Abe sale reforzado de estos comicios, y los aprovechará para emprender su ansiosa reforma constitucional para cambiar su régimen pacifista que le impuso Estados Unidos en 1947. “Abe quiere su propio Ejército para plantar cara a sus enemigos”, dicen los analistas, obviamente con Trump en la Casa Blanca su oportunidad no la va a dejar escapar.

No obstante, la reforma de la Constitución para dotar a sus “fuerzas armadas” de un papel más similar al de un Ejército convencional es un asunto que divide profundamente a la sociedad japonesa, dado que, según las encuestas, un 37 por ciento se encuentra a favor, mientras que un 40 por ciento está en contra de tocar la Carta Magna, pero la victoria electoral le da a Abe suficiente margen para llevar a cabos sus proyectos.

De este modo, Abe ha logrado su objetivo, que era reforzar su posición en medio de una situación de crisis con Corea del Norte y una caída notoria de popularidad tras varios casos de corrupción en los últimos meses.

Sin embargo, esto no significa que el primer ministro lo tenga fácil, pues son varios los expertos que consideran que los resultados de estas elecciones son debidos fundamentalmente a que la oposición al Partido Liberal Demócrata se encuentra en su peor momento, con la dimisión de la líder del Partido Democrático de Japón, Renho Murata, el pasado mes de julio.

La oposición tampoco supo responder bien ante los casos de corrupción que han salpicado al gobierno de Abe, perdiendo en aquellas ocasiones oportunidades de oro e incluso estrellándose en las elecciones a la gobernación de Tokio, motivo justamente por el que renunció Murata.

Por su parte, el partido en coalición con el de Abe, el Komeito, habría conseguido entre 29 y 34 diputados, por lo que la alianza entre ambos podrían superar fácilmente los 322 representantes que ya tenían antes de la disolución del Parlamento (Dieta nipona).

En medio de este panorama, surgió la figura de Yuriko Koie y su nuevo Partido de la Esperanza, quien se suponía la auténtica amenaza para Abe, tras haber triunfado en las pasadas elecciones de Tokio, donde ganó posicionándose como actual gobernadora.

No obstante, Koike, quien fue asimismo ministra de defensa de Abe, no ha tenido tiempo de organizar un programa electoral realmente completo y que pudiera servir de alternativa real a las políticas del primer ministro, ya que ambos se encuentran en una postura ideológica similar, conservadora y de centro-derecha.

El único punto en el que Koike parecía alejarse más de Abe era en las políticas relacionadas con el impulso de la energía nuclear, a la que la gobernadora de Tokio es reacia y ofrece alternativas que pueden resultar verdaderamente atractivas para la población japonesa, especialmente tras la crisis de Fukushima.

Por ello, los simpatizantes del Partido Liberal Demócrata han optado en su mayoría por seguir votándolo, a pesar de los últimos escándalos, ya que la figura de Abe y su equipo se presentan como una opción más estable y segura, ante las crecientes tensiones con Corea del Norte; mientras que la parte de la sociedad con otras ideologías han optado por no acudir a las votaciones o seguir apoyando a la maltrecha oposición, con esperanzas depositadas en partidos también recientes como el Rikken Minshutô (Partido Constitucional Demócrata).

Koike, por su parte, no estaba presente en Japón durante las elecciones, encontrándose en Francia por motivos de trabajo, desde donde ha comunicado que lamenta el golpe «extremadamente severo» que ha sufrido su partido, asociándolo a la posible «sensación de disgusto» que habrían causado sus palabras y actos recientes entre el público.

En cualquier caso, estas han sido las elecciones japonesas con menor participación en su historia democrática, muy similares a las de los anteriores comicios, con casi 52 por ciento de votantes, lo que refleja el desencanto político generalizado entre la sociedad japonesa, quien probablemente ha acudido a votar a Abe, como se comentaba, por ser la opción más estable en medio de la crisis norcoreana.

El tifón Lan, que asoló el mismo día de las elecciones a una parte de Japón con lluvias torrenciales y vientos de hasta 160 kilómetros por hora y que ha causado un mínimo de 5.000 residencias evacuadas, ha sido en parte el culpable de la escasa participación, aunque la apatía política es algo que igualmente el pueblo japonés lleva años arrastrando.

Ahora falta saber cuáles serán las medidas que tomará Abe ante este nuevo refuerzo de su poder, ya que lleva años persiguiendo la remodelación del artículo 9 de la Constitución japonesa, referente a un rearmamento del Ejército y que éste pueda llevar a cabo actividades por tierra, mar y aire, objetivo que comparte con los partidos más conservadores de Japón y que justifican con la amenaza norcoreana.

Sin embargo, el Partido Komeito, aliado del Liberal Demócrata, no se ha mostrado partidario hasta la fecha de llevar a cabo esta medida, que en cualquier caso debería ser cuestionada previamente entre la población nipona a través de referéndum, por lo que, aunque Abe haya salido nuevamente victorioso, no está claro que pueda cumplir sus intereses, al menos sin dificultades.

Otra de las apuestas del primer ministro es el reforzamiento de la educación gratuita y mayores incentivos para el incremento de la natalidad en Japón, uno de los países en la actualidad más envejecidos del mundo y cuya tendencia es seguir en alza, algo en lo que, esta vez sí, encuentra más apoyo por parte de aliados y opositores.

Y en cuanto al terreno económico, el que más preocupaba a los japoneses a la hora de acudir a votar, el primer ministro continuará su estrategia para alentar el crecimiento económico, las “Abenomics”, centradas en una liberal política monetaria que ha adelantado las exportaciones, pero Abe seguirá adelante con la aplicación de la subida al impuesto sobre el consumo en 2019. No obstante, muchos de quienes le votaron lo hicieron más por razones económicas que militares o de política internacional.

En suma, en opinión de los analistas, que consideran su victoria a la incapacidad de la oposición para crear un frente unido, el “Abenomics” ha acabado con dos décadas de estancamiento y ha logrado que el país haya obtenido varios trimestres de crecimiento económico, y al mismo tiempo afianzar la confianza empresarial.

Ana Alonso Giménez

Licenciada en Historia (especialidad en antropología), directora de Fantasy Cloud S.L y colaboradora en varios blogs que versan sobre Japón

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