El Año del Conejo, el Nuevo Año Lunar, la esperanza para un mundo mejor

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Madrid. China y gran parte de la comunidad mundial vuelven a celebrar el Nuevo Año Lunar. Hemos despedido al Tigre, al 2022, y comienza el Conejo de Agua, que simboliza la longevidad, la paz y la prosperidad y que a su vez representa la vigilancia, el ingenio y la mente rápida, ante un 2023 lleno de incertidumbre y en medio de una globalización herida por los enormes avatares que dominan las realidades geopolíticas que inquietan a todos.

El Año Nuevo Chino, una referencia para gran parte del resto del mundo que lo celebra con pomposidad, empieza el 22 de enero y terminará el 9 de febrero de 2024, que será el Año del Dragón, el animal favorito de entre los 12 que componen el horóscopo chino, el animal por excelencia que sueñan todos los chinos. La fuerza y el poder globalizarán su éxito, pero antes habrá que ver cómo ha funcionado el Conejo, que al menos ya comienza bien al ser el primer año, desde 2020, sin restricciones por el coronavirus y pese a una subida en los contagios que aún mantiene con cierta preocupación al mundo.

El Conejo durante 2023 con seguridad se moverá impecablemente hacia su objetivo desviando todas las barreras que encuentre a su paso. Una tarea ardua que pretende con su posible actitud liquidar, por una parte, la preocupante situación pandémica para recuperar el crecimiento económico en China y, por otra, sembrar de ilusión esquivando todos los obstáculos posibles, una mayor naturalidad que conduzca a mitigar el aislamiento social y político en aras de un mayor entendimiento en las relaciones internacionales, con estrategias diplomáticas más ecuánimes y prácticas en favor de una mejor convivencia mundial.

En suma, el Conejo sale de su madriguera con la esperanza de esquivar a sus enemigos y buscar refugios que conduzcan a una mayor armonía con la transmisión de energías positivas y una mejora de la economía mundial. De momento, el Conejo nos adelanta que el futuro del planeta dependerá a lo largo de 2023 de unas relaciones estables entre las dos primeras potencias mundiales (Estados Unidos y China) con el nombramiento del nuevo ministro de Asuntos Exteriores chino, Qin Gang, exembajador en Washington, un buen indicio. Pese a las tormentas políticas existentes, todos coinciden en que la economía no se debe dañar, y a la vez muestra que el gigante asiático prioriza sus lazos con EEUU.

Es obvio que, si pacificamos el mundo, termina la trágica guerra de Ucrania, evitamos la recesión, baja la inflación, China y EEUU reducen sus tensiones y hegemonizan economías globales, entre otras prioridades en la comunidad internacional, el Conejo empezará a caminar a sus anchas sin que nadie le persiga y a la vez reine en sus madrigueras sin miedo a salir de ellas. Pero eso sí, la prudencia y las previsiones, como muy bien hace el Conejo cuando campa libremente para evitar sorpresas, anticipan que la economía en 2023 no debe desprotegerse si queremos que nuestras cuentas cuadren y se logren así presupuestos más igualitarios a nivel global. El Conejo abrirá la puerta para que la reactivación de los inversores vuelva sin restricciones y la economía dé signos de recuperación ante la ralentización de su crecimiento.

Así, iniciamos el 2023 con la esperanza de espantar la mala suerte, con unos actos de celebración en gran parte del mundo que conmemoran 4.000 años de historia y coincide con el comienzo del ciclo de cultivo. Despide así al invierno y da la bienvenida a una nueva estación, por lo que también se le denomina Festival de la Primavera, que dura 40 días y cada vez con más infraestructuras modernas sin dejar de encender los petardos para ahuyentar a los «monstruos», una tradición muy antigua que con el tiempo ha ido golpeando a la industria de los fuegos artificiales, que, junto a la pandemia, se ha resentido últimamente.

Un signo, el Conejo, que inicia un ciclo de 12 años y que corresponde a las personas nacidas en 1903, 1915, 1927, 1939, 1951, 1963, 1975, 1987, 1999, 2023, y todos ellos con la esperanza de nuevas experiencias y emociones soñando con acumular energías positivas y renovadas. La vida al final se certifica por una serie de etapas, unas malas, otras peores y otras regulares, pero el Conejo nos transmite la confianza de intentar ver el lado positivo y buscar soluciones por muy difíciles que parezcan y si se está en un buen momento lo mejor es aprovecharlo.

Por otra parte, actos en honor, este año al Conejo, el pasado el Tigre, y el próximo al Dragón, el afortunado, el deseado, tienen cada vez más aceptación en la comunidad internacional, pues más de mil millones de personas participan en sus festividades en países de todo el mundo, además, obviamente de en China, en otros países como Taiwán, Corea del Sur, Vietnam, Japón, Singapur, Malasia o EEUU, así como en Europa, donde España sigue fiel a las viejas tradiciones en la celebración del Año Lunar.

De esta forma, en España, en el distrito madrileño de Usera, el Chinatown de la capital española, ya tienen todo listo tras dos años de pandemia para rejuvenecer una de sus tradiciones más afamadas de los últimos años como es la celebración del Año Nuevo Chino. Empezar un nuevo año suele ser motivo de alegría o de cambios. Y precisamente, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, fue el encargado de clausurar el acto con el que la Embajada de la República Popular de China en España marca el inicio de las celebraciones por el Año Nuevo chino, que durarán hasta el próximo 12 de febrero.

Una de las grandes novedades para este año radica en la celebración de la VI edición de ‘China Taste’, con 13 restaurantes que elaborarán menús típicos con motivo del Año Nuevo Chino, hasta el 12 de febrero. Unas jornadas gastronómicas con el fin de ensalzar y dar a conocer toda la riqueza de la gastronomía china, luego también hay que resaltar en la capital española, en concreto en el parque de Pradolongo, de Usera, se celebra el Festival de la Luz, en que se reparte farolillos luminosos a los asistentes y el público podrá disfrutar del anochecer con los fuegos artificiales al ritmo de Dj Yang y sin olvidar el desfile por las calles de Usera que llevará la magia al barrio con los trajes traídos de China, dragones o leones gigantes.

Tanto la Embajada china en Madrid como el Centro Cultural de China han diseñado de forma virtual una serie de actividades que sirven para conmemorar la importancia de lo que significa el Año Nuevo Lunar, mientras el barrio madrileño de Usera forma parte de la diversidad cultural y artística entre la comunidad china y la madrileña.

En definitiva, una festividad cargada de simbología, la fiesta más importante para los chinos, donde el color rojo, el olor a incienso, las luces, los petardos y los bueno augurios siempre se tienen en cuenta en el día más importante del país, que coincide con la mayor emigración anual del mundo y este año sin «covid cero», de ahí también la preocupación de que todo ello provoque un aumento de las infecciones en zonas rurales, dado que casi 2.100 millones de viajes se producirán durante algo más de un mes, es decir, la conocida emigración primaveral o «chunyun» que sucede cada año durante el Año Nuevo Lunar.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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