Las maniobras militares se incrementan, intimidatorias pero no resolutivas

Bandera de Rusia. | Сергей Велов, Pexels.com
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Madrid. Las maniobras militares siguen en auge, como una referencia para compensar acciones más prácticas y demostrar al «enemigo» su potencial magnitud. Esta semana hemos visto como Japón se quejó a Rusia y a China por sus maniobras militares navales «Okean-2024», los mayores ejercicios militares rusos desde la caída de la antigua Unión Soviética, pues Tokio considera que estas maniobras navales en el mar de Japón (mar del Este) tienen el claro objetivo del fortalecimiento de la cooperación militar entre chinos y rusos con sus intereses geopolíticos bien definidos.

Unas maniobras que rusos y chinos han llevado a cabo, pese a la guerra que Moscú afronta contra Ucrania, para poner a punto su armamento de alta precisión. Por su parte, la OTAN también esta semana desarrolló unos ejercicios militares en Alemania, los cuales en los próximos meses transcurrirán en algunos casos cerca de las fronteras de Rusia, lo que incluye a Finlandia, nuevo miembro de la Alianza Atlántica, Eslovaquia o Letonia.

En los ejercicios de «Okean-2024», que terminan este martes, en los océanos Pacífico y Glaciar Ártico, y los mares Mediterráneo, Báltico y Caspio, han participado unos 400 buques, incluidos submarinos y navíos de apoyo, más de 120 aviones y más de 90.000 efectivos, mientras que el Ejército chino desplegó cuatro buques de guerra y un barco de apoyo logístico, y todo ello con el objetivo de lograr una mayor preparación de los mandos navales para gestionar diversos grupos de fuerzas en sus áreas de responsabilidad, sobre todo ahora que Rusia sigue en su guerra con Ucrania y China no abandona su idea de reconquistar Taiwán. Rusia siempre ha tenido una larga tradición en maniobras militares-navales con accesos a los principales océanos y a Pekín le interesa «bucear» en todos los sentidos para que su logística militar, en el caso de que sea necesario, esté siempre disponible.

No obstante, estas maniobras «Okean-2024» obligaron a Japón a desplegar cazas cerca de las islas Kuriles, dado que, según fuentes niponas, dos aeronaves rusas, se aproximaron a territorios disputados entre ambos países al norte del archipiélago nipón, un incidente que tuvo lugar la semana pasada cuando dos patrulleros marítimos Tupolev Tu-142 realizaron un recorrido entre las costas de la isla de Oki, en Shimane (sudoeste) y el estrecho de Tsushima, en el mar de china Oriental, posteriormente, cruzaron entre las islas de Okinawa y Miyakojima.

Hay que resaltar que cuatro islas del archipiélago de las Kuriles, integrado por 56 islas e islotes, fueron ocupadas por Rusia durante la Segunda Guerra Mundial y la disputa sobre su soberanía es el principal escollo para las relaciones bilaterales. Ya en 1956, la antigua URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) y Japón suscribieron una declaración por la que reanudaron relaciones diplomáticas y establecieron las normas que las partes debían cumplir para la firma del tratado de paz, en las que se incluía una provisión sobre la devolución de dos de las islas, aunque esto no se ha cumplido desde entonces.

Y luego no olvidemos a China con su litigio en el mar de China Oriental, en sus maniobras militares a 185 kilómetros de Taiwán que siembran la tensión no solo con Taipéi, sino con Japón con las islas Senkaku (en japonés) y Diaoyu (en chino) que forman parte de una de las disputas territoriales más tensas entre la segunda y tercera economía mundiales.

De hecho, el Ministerio de Defensa de China anunció esta semana que a finales de septiembre llevará a cabo ejercicios navales y aéreos conjuntos con Rusia en el mar de Japón (mar del Este) y en el de Ojotsk, denominados «Northern United 2024», unos ejercicios cerca del océano Pacífico, limitado por la península de Kamchatka en el este, las islas Kuriles en el sureste, la isla japonesa de Hokkaidō en el sur, la isla de Sajalín en el oeste y un largo tramo de la parte oriental de la costa de Siberia en el oeste y norte y que obviamente volverá la tensión por hegemonizar cada parte su posición geopolítica- estratégica.

Además, de los frecuentes ejercicios militares de Estados Unidos y Corea del Sur y en otras ocasiones con Japón, lo que luego implica que Corea del Norte responda con su habitual lanzamiento de misiles y amenazas nucleares.

Demasiadas tensiones por las distintas maniobras militares, pero por ahora una invasión o un conflicto militar e incluso nuclear no se va a producir. Eso sí, la intimidación y la tensión seguirán en auge, pues las únicas tensiones graves siguen siendo la guerra de Ucrania, la de Gaza e Israel, además del permanente ataque de los hutíes del Yemen con el lanzamiento de un «misil balístico supersónico» que alcanzó recientemente un sitio militar en Tel Aviv, lo que recruce aún más la tensión en la región y sin olvidar la cada mayor influencia de Rusia en África, al igual que China, pero Moscú ha ido extendiendo su influencia cada vez más en el Sahel, una región llena de conflictos y de inseguridad política.

Pero ahí tenemos la tensión en Taiwán, África, un continente lleno de incertidumbre o además la lucha por el control de las aguas del mar de China Oriental también gana protagonismo las del mar de China Meridional, rincones en los que las maniobras militares están en auge.

Los retos de la globalización se multiplican. El nuevo orden mundial multipolar, multilateral, en la que la geopolítica de Rusia y China se enfrenta a la de EEUU y Occidente, sigue en alza. La confianza es básica para un mundo multilateral más homogéneo, pues el orden global se está debilitando y los conflictos y las agresiones no ceden. La confianza social, económica, política, entre otras variantes, ya se ha hecho imprescindible en el uso práctico para resolver problemas de cualquier índole en un mundo que necesita más multilateralismo y globalización y que obviamente condiciona a todas las instituciones.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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