Internet cambia la vida de los chinos
Madrid. La segunda economía mundial mide con firmeza sus pasos hacia su modernidad y progreso, donde Internet cambia cada vez más la vida de los chinos con novedades que originan el cambio de hábito del país más poblado de la Tierra (1.300 millones de habitantes).
Los chinos se habitúan a realizar pedidos por Internet y desde ya hace un tiempo encargan frutas frescas, verduras, carne y comidas cocinadas que se les entregan directamente en sus casas Daily Kitchen, una empresa de Shanghái que hace pedidos directamente a los suministradores de los ingredientes, elabora las comidas y luego los empleados de distribución entregan los platos a las personas que los han solicitado por teléfono, Internet o a través del móvil.
Yang Donghai, gerente de Daily Kitchen, señaló que los consumidores de su firma son las familias con dos fuentes de ingresos, los ancianos que viven solos, las personas que trabajan desde casa y las mujeres que acaban de ser madres, pero agrega que el “ritmo veloz de la sociedad moderna ejerce mucha presión sobre estas familias. No tienen tiempo para cocinar».
Pero también aumenta el número de usuarios chinos de la banca por Internet que se ha visto incrementado en unos 900 millones de personas a finales de 2014, que supone unos 150 millones más que en 2013, según datos de la Asociación de la Banca de China.
Dada la importancia que cada vez tienen las redes sociales ahora el Ministerio de Educación de China quiere poner en práctica cursos abiertos de Internet en la educación universitaria, y todo hace pensar que a más educación y a más conocimiento del mundo informático el “gigante” asiático” ira creando su propia infraestructura para ir ganando posición en un mundo cada vez más informatizado.
De esta forma, el portal chino de comercio electrónico JD.com, que controla cerca de un sexto del mercado en línea del país, ha creado una empresa mixta con el Conglomerado Farmacéutico Shanghai Pharma (su nombre internacional) para la venta de medicamentos a través de Internet.
No obstante, JD.com, aunque lleva ventaja a Alibaba (consorcio privado con sede en Hangzhou dedicado al comercio electrónico en Internet) por la extensión por el territorio chino de su red logística propia, que controla directamente, tratará de aumentar su alcance, según el acuerdo con Shanghai Pharma, para impulsar aún más sus ventas de medicamentos mediante este sistema.
Además, JD.com anunció también que invertirá 151 millones de euros para hacerse con el 10 por ciento del Grupo Internacional de Software Kingdee, que cotiza en la Bolsa de Hong Kong, y que le permitirá dar mejores servicios para ayuda de las pymes.
Por su parte, la firma china Xiaomi, tercera mayor fabricante mundial de móviles, acaba de lanzar sus primeras ventas de productos en Estados Unidos y Europa, aunque por ahora éstas se limitan a accesorios, no a celulares, y todo se llevará a cabo a través de Internet.
Recientemente el primer ministro chino, Li Keqiang, retó a los sectores tradicionales a abrazar la tecnología digital y fomentar la eficiencia dentro del plan de acción «Internet+», un plan de trabajo del Gobierno chino con el objetivo de integrar la tecnología de Internet con la fabricación moderna, recogía la agencia china de noticias Xinhua.
Pero pese a que China ejerce un fuerte control sobre los contenidos de Internet, como ciertos servicios, páginas web, Facebook o Twitter, las autoridades chinas saben que es imparable el avance tecnológico, cuyas fronteras informáticas son cada vez más vulnerable a pesar de las restricciones existente. Todo al tiempo. Tal como se vio en Hong Kong con la “Revolución de los paraguas”.
Hong Kong fue, en octubre de 2014, la imagen viva de una transformación total, y esta llamada “Revolución de los paraguas” ni siquiera, pese a sufrir un bloqueo en las redes sociales, entre ellas de Weibo, el equivalente chino de Twitter, ya que de los siete millones de ciudadanos de la isla al menos cinco usaron FireChat, un servicio que permite comunicarse a través de Bluetooh sin Internet, el cual se ha convertido en una biblioteca virtual mundial, fue muy difícil de controlar por Pekín durante las jornadas de protestas en la antigua colonia británica.
Precisamente FireChat fue una de las aplicaciones más populares que contribuyeron para evitar los obstáculos informáticos durante esas manifestaciones de octubre pasado y FireChat, una herramienta de mensajería instantánea que no funciona con Internet sino vía Bluetooth. Es decir, los mensajes no pasan el filtro de la censura y evitan la saturación de la red, lo que contribuyó a que fuera a veces la aplicación más descargada en aquellos días de protestas.
Pese al elevado número de internautas (más de 600 millones) y contar con algunas de las mayores firmas de software e Internet del mundo (Tencent, Baidu, Alibaba), la velocidad de la red en China es relativamente lenta en comparación con las de países desarrollados, donde Corea del Sur es el país con Internet más rápido del mundo y líder en el número de conexiones de DSL por cabeza a nivel mundial.
China ya es la segunda economía mundial, el siglo XXI será el siglo de China, pero para consolidar esa hegemonía tiene que hacer extensible la aplicación de una mejora en las redes sociales buscando más velocidad, así como difundir una mayor banda ancha y fibra óptica a muchas localidades de áreas rurales. No obstante, el “gigante asiático” anunció esta semana una inversión de 182.000 millones de dólares para los tres próximos años para financiar el plan de aumento de la velocidad de Internet.
Santiago Castillo, periodista, escritor, director de Asianortheast y experto en la zona