El conflicto de Cachemira desde la óptica de las grandes potencias (I)
Pakistán y la lucha contra el terrorismo en el sur de Asia
Madrid. EEUU ha necesitado la colaboración del Gobierno de Pakistán, a través de apoyo político y logístico, para hacer frente a los talibanes en territorio afgano y al mismo tiempo también necesita este apoyo para alcanzar un acuerdo de paz con ellos.
Todo ello ha originado que Pakistán, un actor ya indispensable para llevar a cabo cualquier iniciativa política en el sur de Asia, se haya convertido así en una pieza clave del tablero de juego donde Estados Unidos y China se disputan la hegemonía mundial, pero la alianza militar entre Islamabad y Pekín origina una postura de Washington más favorable a India, lo que hace que la crisis permanente de Cachemira cobre siempre una dimensión enorme
Aún a pesar de la colaboración entre Washington e Islamabad, EEUU sigue insistiendo en la necesidad de eliminar a los grupos terroristas asentados en Pakistán como elemento indispensable para garantizar su seguridad nacional, lo que ha convertido a Cachemira en un problema para la Administración estadounidense ya que el conflicto por este territorio distrae y consume los recursos de las fuerzas de seguridad paquistaníes dado que la mayoría de las tropas y agentes están desplegados en la frontera con India, y sólo tienen a Nueva Delhi como su principal foco de atención.
Pakistán financia a varios de los grupos que operan en Cachemira con el fin de asegurar sus objetivos con respecto al territorio en disputa, y la preservación de esta red es vista como esencial para poder alcanzar cierto grado de paridad con India mediante el desarrollo de conflictos asimétricos.
El final de la guerra en Afganistán es otro factor que explica el resurgimiento de actividades terroristas en la Cachemira musulmana debido a que la salida inminente de las tropas estadounidenses ha dado a los grupos terroristas que operaban en Afganistán un fuerte incentivos para redirigir su atención al territorio administrado por India.
Los principales intereses de EEUU con respecto al conflicto de Cachemira son garantizar la paz en Afganistán, limitar significativamente las actividades terroristas y contrarrestar a China, país que cada vez tiene más influencia en el centro y sur de Asia.
La actual crisis indo-paquistaní tiene claras implicaciones para EEUU: Washington ha de garantizar que su alianza con Nueva Delhi frente a Beijing no se deteriore por esta cuestión, lo que implica un apoyo explícito a India, pero al mismo tiempo ha de certificar la cooperación y apoyo de Islamabad en las conversaciones con los talibanes.
Este equilibrio se ha vuelto más complicado ante una vaga amenaza realizada por el embajador de Pakistán en Kabul, donde indicaba que un ataque de represalia indio en respuesta a los atentados del pasado mes de febrero afectaría a las conversaciones entre EEUU y los talibanes.
Es obvio que Islamabad espera utilizar su papel clave en las conversaciones de paz afganas para ejercer presión sobre EEUU con el fin de que disuada a la India de tomar represalias contra Pakistán y si Washington muestra su apoyo a Nueva Delhi en la actual disputa, el régimen paquistaní podría sabotear las conversaciones de paz.
El papel estratégico de la India en los esfuerzos diplomáticos de EEUU en Asia también podría verse comprometido por el reciente aumento de las tensiones con Pakistán. Esto podría representar un problema para Washington dada su dependencia de Nueva Delhi como aliado frente a China, y una parte importante de su estrategia de política exterior en Asia podría verse afectada.
En definitiva, si la acción exterior de la India queda limitada por el conflicto de Cachemira, esta no podrá ser partícipe del intento de contención de China impulsado por EEUU. Washington quiere que India juegue un papel más importante en la política asiática y para ello se está valiendo de la rivalidad tradicional entre Nueva Delhi y Beijing, pero esto dependerá en gran medida de si la Administración estadounidense es capaz de rebajar las tensiones entre India y Pakistán.
Las recientes tensiones entre India y Pakistán alcanzaron su máximo nivel en los últimos años tras el atentado perpetrado el 14 de febrero pasado en la localidad de Pulwama, en la Cachemira india, que originó la muerte de 40 agentes y cuya situación obviamente Pekín no se queda también repercute en China. Cachemira es posiblemente uno de los territorios más militarizados del mundo.