Corea del Norte y EEUU, necesitados de volver a la mesa de diálogo
Madrid. El estancamiento del diálogo entre Corea del Norte y EEUU debería servir para afrontar la realidad actual de otra manera, dado que ni Pyongyang logra sus objetivos con el lanzamiento de nuevos misiles ni el mantenimiento de las sanciones al régimen de Kim Jong-un contribuye a mejorar una situación política en la que las concesiones por ambas partes son imprescindibles para cambiar el panorama de la península coreana.
Corea del Norte lanzó esta semana dos nuevos misiles de corto alcance hacia aguas del mar de Japón (mar del Este para las dos Coreas) con el objetivo de hacerle ver a Estados Unidos de la necesidad de desatascar el actual bloqueo que mantienen los dos países después del fracaso en las negociaciones nucleares entre Washington y Pyongyang celebrado el pasado 6 de octubre en Estocolmo, pero sin obviar que esta realidad política es única (al menos la más cercana a entendimientos entre las partes) desde la fundación del país hace setenta años.
Pyongyang disparó «dos proyectiles de corto alcance» esta semana en dirección este desde las cercanías de la ciudad de Suncheon, situada en la provincia de Pyongan del Sur, a unos 50 kilómetros al noreste de la capital norcoreana, según señaló la Junta del Estado Mayor Conjunto surcoreano.
Corea del Norte ha lanzado a lo largo de 2019 a proyectiles de corto alcance a modo de prueba, incluyendo una versión autóctona del Iskander ruso o una batería lanzacohetes de grandes dimensiones, lo que supone en el presente año el duodécimo lanzamiento que hace el régimen norcoreano, cuyo último ensayo de armas nucleares fue el pasado 2 de octubre, cuando probó un nuevo misil balístico diseñado para ser lanzado desde un submarino (SLBM).
Pese al bloqueo existente en el diálogo entre EEUU y Corea del Norte, nunca ha habido una oportunidad como actualmente para cambiar por completo la faz de la península coreana, donde todo conduce a la desnuclearización y al mismo tiempo suavizar el levantamiento de las sanciones que pesan sobre Pyongyang. Es decir, son dos premisas vitales desde el giro político efectuado por el régimen de Kim Jong-un.
Por una parte, el presidente estadounidense, Donald Trump, se ha mostrado satisfecho con el hecho de que entre lo investigado no hay indicios de misiles balísticos de alcance intercontinental o dispositivos nucleares, aunque eso sí también se resalta que el desarrollo del programa armamentístico norcoreano, nada baladí en su progresión.
Mientras, por otra, el relator de la ONU para la situación de derechos humanos en Corea del Norte, Tomás Ojea, defendió esta semana una eliminación gradual de las sanciones internacionales contra Corea del Norte, una situación que hace que su mantenimiento siga ahogando económicamente al país.
En definitiva, los dos aspectos más importantes para relanzar las conversaciones entre EEUU y Corea del Norte pasan por encontrar la solución a la desnuclearización y a las sanciones, asuntos que serán protagonistas de lo que queda de 2019 y claves para llegar a una tercera cumbre entre Donald Trump y Kim Jong-un en 2020.
Corea del Norte afrontará un 2020, el año de la Rata, vital para la modernización de su economía, clave para elevar el nivel de vida de sus ciudadanos, un año de grandes cambios como dice el horóscopo chino, y que servirá a la península coreana para nuevos desafíos y en especial -salvando las distancias- a Pyongyang que debe retocar poco a poco su proyecto político y económico, dejando al margen su programa nuclear y sin las sanciones que impiden cualquier avance interior, que deberá realizar, al menos al estilo vietnamita.
Estados Unidos y su presidente, Donald Trump, tienen en Corea del Norte su mejor baza de cara a los comicios presidenciales de 2020, sobre todo tras la nefasta política exterior de la Casa Blanca y el régimen de Kim Jong-un la mejor oportunidad para llevar a cabo cambios vitales en la política, economía y en el aspecto sociológico, pero modificaciones necesarias que están condicionadas al levantamiento gradual de las sanciones y al firme compromiso de desnuclearización por parte de Pyongyang.