Corea del Norte quiere mejorar sus lazos con Corea del Sur

Madrid. Al igual que ocurriera el pasado año, el líder norcoreano, Kim Jong-un, en su discurso de Año Nuevo, ha pedido mejorar las relaciones con Corea del Sur, dentro de un diálogo abierto, dispuesto a conversar con Seúl para lograr la paz y conseguir la “unificación” de la península coreana, pero sin mención alguna al proceso nuclear de Pyongyang y clave para que ambas partes puedan avanzar en futuros encuentros que sean definitivos y frecuentes.
Hace ahora un año, tras el discurso de Kim Jong-un, la presidenta surcoreana, Park Geun-hye, instó a la República Popular Democrática de Corea (RPDC) a sentarse a la mesa de negociación para abordar la paz y la unificación en la península coreana, pero obviamente ese encuentro no se ha producido, de ahí que Seúl sea receptiva a este tipo de discursos y pide al régimen norcoreano sinceridad para lograr una reunión entre Park y Kim que desatasque la situación actual y a la vez sirva a Pyongyang para abrirse más al mundo y lograr objetivos políticos y económicos, entre otros.
Kim, pese a que en esta ocasión no emplazó a la presidenta Park a un encuentro entre ambos, los analistas consideran vital que hubiera una histórica reunión para mejorar las relaciones bilaterales, en la que Corea del Norte saldría más beneficiada, sobre todo al romper una situación de estancamiento crónico de tensiones con el Sur y en especial para ganarse credibilidad en la comunidad internacional.
La reciente muerte de Kim Yang-gon, un importante alto cargo del régimen norcoreano, responsable de los lazos con Corea del Sur, de 73 años, en un accidente de tráfico, uno de los políticos más cercanos al joven líder Kim Jong-un, que había dirigido numerosas rondas de negociaciones entre las dos Coreas, pueden empeorar las relaciones entre Seúl y Pyongyang, sobre todo hasta que no se despeguen las dudas de este fallecimiento y considerado uno de los políticos norcoreanos que han permitido rebajar la tensión entre las dos partes.
Precisamente, en agosto pasado, tras la explosión de tres minas antipersonas que mutilaron a dos soldados surcoreanos, al parecer colocadas por Pyongyang, en la zona desmilitarizada de Paju (Corea del Sur), pero que siempre desmintió, se originó una de las peores crisis entre las dos Coreas cuando Seúl concluyó que las minas fueron colocadas por militares norcoreanos, que luego desencadenó en otra serie de tensión que supuso que el Sur activara los potentes altavoces instalados en la Zona Fronteriza Desmilitarizada de Panmunjom (DMZ), en el paralelo 38, después de 11 años sin funcionar, como su “guerra psicológica” contra Corea del Norte.
Afortunadamente, las dos Coreas llegaron, el 25 de agosto de 2015, a un acuerdo inusual para distender la tensión militar derivada de la explosión de minas norcoreanas cerca de la frontera intercoreana y fruto de este pacto, las dos partes mantuvieron conversaciones a alto nivel el año pasado, aunque terminaron sin acuerdos y oscureciendo las perspectivas de reconciliación.
Pero de nuevo, Kim Jong-un, en su tradicional discurso de Año Nuevo, muestra su predisposición a dialogar “con cualquiera que quiera la paz y la unificación de la península coreana, pero haciendo hincapié en la responsabilidad de Seúl por la pérdida de confianza durante el pasado año, sobre todo con las habituales maniobras militares conjuntas entre Corea del Sur y EEUU en suelo surcoreano.
Km Jong-un, en su cuarto discurso de Año Nuevo, ha pedido a Corea del Sur que acate la Declaración Conjunta del 15 de Junio alcanzada en 2000 y la Declaración Conjunta del 4 de octubre acordada en 2007 si quiere lograr una unificación pacífica, pero Seúl ha pedido también hechos y no promesas, aunque todo se verá cómo irán desarrollándose los próximos acontecimientos, que pueden torcerse una vez más cuando ahora un informe del Comando de Defensa Química, Biológica y Radiológica (CBR, según sus siglas en inglés) de Corea del Sur ha señalado que Corea del Norte podría estar preparándose para probar armas termonucleares en su recinto de pruebas nucleares de Punggye-ri (noreste).
Este informe indica que Corea del Norte ya ha completado la construcción de instalaciones necesarias para una eventual prueba de este tipo y podría estar produciendo tritio, un isótopo nuclear empleado en las bombas de hidrógeno, cuyo documento resalta que el régimen norcoreano ha excavado un nuevo túnel en su complejo nuclear de Punggye-ri que «podría estar diseñado para pruebas termonucleares», y cuya construcción fue detectada por los servicios de inteligencia estadounidenses recientemente.
Corea del Norte ya ha hecho hasta ahora tres ensayos nucleares en 2006, 2009 y 2013, todos ellos en el citado complejo de Punggye-ri y aunque sus adelantos en materia radiactiva son cada vez más sofisticados se ve poco probable un posible nuevo ensayo termonuclear que consista en probar la bomba termonuclear, también conocida como bomba «H», según Seúl.
No obstante, Corea del Norte podría detonar una bomba de fisión (arma nuclear de primera generación), pero sería difícil probar de forma directa bombas de hidrógeno, ya que no parece haber alcanzado las fases finales de producción, indica el mencionado informe.
Está claro que si Kim Jong-un no mencionó en su discurso de Año Nuevo el programa nuclear norcoreano podría estar justificado para no molestar a China, cuyo presidente, Xi Jinping, es contrario a todo este tipo de nuevos de intentos de ensayos nucleares y partidario de volver a las negociaciones a seis bandas (China, EEUU, Rusia, Japón y las dos Coreas), suspendidas desde 2008, para poner fin al programa nuclear norcoreano.
Kim Jong-un no pasó por alto el tema económico del país, la mejora de las condiciones de vida de los norcoreanos pero el régimen necesitas realizar muchos cambios para que este anhelo del líder se pueda cumplir.
Sin embargo, cada vez hay más emprendedores ocultos bajo la protección del Estado en todos los rincones del país, que permite «mercados negros» y un imparable flujo de dólares, euros, yuanes y yenes, pero todo parece indicar que el nuevo capitalismo norcoreano se abre tímidamente, bajo un control estricto no sea que surjan “ricos” que vean que su progreso no se debe al “Juche” si no a un capitalismo permitido que puede mejorar la vida de miles de ciudadanos.
El líder Kim sabe que tiene que hacer modificaciones de tipo económico para no ahogar más a sus país, y sabe también que el “mercado negro” tolerado, donde se pueden comprar productos de primera necesidad, importado de China, son claves para al menos controlar la tensión de una sociedad que para cualquier producto farmacéutico está dispuesto a arriesgar su vida cruzando la frontera para llegar al Sur.
El país comunista vive un capitalismo incipiente y encubierto que llama la atención de los inversores extranjeros, un capitalismo que debe conducir al mismo proceso habido antes en China, luego en Vietnam y ahora toca a Corea del Norte, de ahí la contradicción de seguir desarrollando su programa nuclear, único medio para fortalecer al régimen, además de un elevado gasto del PIB en el sector militar, y las constantes tensiones con el Sur, pero si estos aspectos desaparecen o se relajan, el régimen podría sobrevivir, al menos de momento, y los norcoreanos vivir mejor, pero la confianza y credibilidad la tienen que construir sin tapujos Pyongyang.