El Congreso del Partido de los Trabajadores diseña la estrategia de Corea del Norte (I)

Congreso del Partido de los Trabajadores
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Madrid. El VII Congreso del Partido de los Trabajadores (PT) norcoreano ha supuesto reforzar la figura de su líder, Kim Jong-un, convencer a su pueblo que Corea del Norte es un “estado con armas nucleares”, pero que no usará su arsenal atómico si no es atacado y la aprobación del “plan quinquenal” para impulsar la economía del país para paliar la escasez eléctrica y de alimentos, pero el continuismo, de momento, prevalecerá.

El régimen norcoreano sabe muy bien que nadie va a atacar o invadir Corea del Norte, pero Kim Jong-un debe tener preparado a su pueblo ante esta utópica posibilidad, pues si Pyongyang usara sus misiles contra Corea del Sur o Estados Unidos, sus enemigos de siempre, la contraofensiva estadounidense y surcoreana sería de tales proporciones que daría lugar a la desaparición del régimen comunista, por lo que esto no va a ocurrir nunca salvo el suicido norcoreano de realizar un ataque nuclear.

Lo mismo ocurre cuando el régimen dice que Corea del Norte es un “estado con armas nucleares”, y como tal quiere que se le reconozca para poder negociar directamente con Estados Unidos, que junto a Corea del Sur niegan esta afirmación norcoreana, cuyo régimen insiste en la política “hostil” estadounidense, por lo que “sólo usará su arma nuclear” si es atacado, lo que se antoja imposible. Nadie va a atacar a Corea del Norte.

Pese a su “Byong-jin” (desarrollo del programa nuclear), donde Kim Jong-un quiere mezclar el progreso nuclear con el desarrollo de la economía con su nuevo “plan quinquenal”, la única vía posible para relanzar el cambio y progreso en Corea del Norte son las conversaciones a seis bandas (Rusia, China, EEUU Japón y las dos Coreas), suspendidas desde 2008, encaminadas a detener su programa nuclear a cambio de reconocimiento diplomático, petróleo para suplir su falta de energía y ayuda humanitaria.

De hecho, Kim Jong-un dijo durante el congreso del PT que acatará la no proliferación de armas nucleares y se esforzará para la desnuclearización del mundo, pero en esta observación va implícita que previamente sea reconocido como un “estado nuclear”, de ahí la importancia de las conversaciones a seis bandas.

Corea del Norte tiene que cambiar en muchas cosas si no quiere que el régimen sufra lo suficiente para evitar su posterior caída, lo que no quiere, al menos de momento, nadie, pero cada vez es más difícil controlar a sus ciudadanos y las redes sociales no tienen fronteras, además las deserciones y el “hartazgo” de China no son factores de estabilidad interior, que ahora se fortalecerá, además de la del líder Kim Jong-un, se producirán ciertos cambios en cúpula del régimen con la incorporación de gente más joven para rejuvenecerlo, pero esta posible situación no soluciona el problema, sobre todo si se sigue aplicando la metodología de su padre, el fallecido Kim Jong-il, al favorecer la política del “songun”.

Esta política ha creado muchos obstáculos para el desarrollo económico del país, ya que contempla que el Ejército está por encima de todo, pero Kim Jong-un se ha centrado más a diferencia de su padre en el Partido de los Trabajadores, defendiendo su política de “Byong-jin” con el desarrollo económico del país, pero incluso habrá que ver a los nuevos “integrantes” del régimen si son capaces de ofrecer alternativas distintas de las que viene desarrollando el país y sobre todo cuando las Fuerzas Armadas y otras capas sociales viven por encima de la ciudadanía norcoreana y no es fácil perder ciertos privilegios.

Qué ha pasado tras el exitoso congreso del Partido de los Trabajadores, pues poco dado que el continuismo, al menos por ahora continuará, sólo que la capital, Pyongyang, ha sido escenario de los fastos actos con motivo de la celebración del VII Congreso del Partido de los Trabajadores (PT) con la presencia de muchos periodistas extranjeros que no contemplan un cambio real en el país y clave para que Corea del Norte tome otra senda que le conduzca a los importantes cambios políticos y económicos que debe hacer el régimen del joven Kim Jong-un, que vuelve a salir fortalecido interiormente tras cinco años en el poder después de la muerte de su padre Kim Jong-il, en diciembre de 2011.

Lo que sí es evidente que en los últimos años en Pyongyang han proliferado notables rascacielos gracias a la mejora de la economía norcoreana, donde ha entrado el dinero en un todavía incipiente libre mercado, incluso hasta hace poco las desiertas avenidas y calles de Pyongyang ahora circulan numerosos coches traídos desde China, además de una buena flota de taxis que antes no había.

Es decir, la economía norcoreana ha ido creciendo, pues hay pequeñas tiendas, los mercados con iniciativa individual, antes prohibida, están en bastantes lugares, lo que evidencia que Corea del Norte vive un capitalismo incipiente, pero la inversión extranjera exige más, la cual no llegará salvo que se hagan más reformas y lo mismo que en su momento hicieron China, luego Vietnam o Cuba ahora le corresponde a Pyongyang el ir incorporando aspectos de una economía de mercado para dar un mayor desarrollo del país.

El régimen comunista norcoreano debe dejarse ayudar desde el exterior, así podrá elevar su renta per cápita que no llega a los 1.000 dólares hasta al menos los 2.500 o 3.000 dólares para de esta forma incrementar el nivel de vida de una sociedad que pasa dificultades alimenticias, dado que desde 1948 vive en un “estado permanente de guerra” y ha sufrido varias crisis de hambruna por las inundaciones. Lo que pasa que a un mayor bienestar social-económico puede derivarse otras iniciativas que el régimen podría no controlar.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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