Los BRICS, lejos de competir económicamente con Occidente, muestran sus dudas y eficacia

El presidente ruso, Vladimir Putin. | Kremlin
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Madrid. La reciente 16ª cumbre de los BRICS, celebrada en la ciudad rusa de Kazán, capital de Tartaristán, a 800 kilómetros de Moscú, ha servido, entre otros asuntos, para que Vladimir Putin combata su aislamiento internacional, en una cita para demostrar a Occidente que Rusia no está aislada y a la que asistieron los países de la «nueva mayoría mundial» con la esperanza de nuevos socios que al final no se produjo. Un encuentro que no acaba con la frontera ideológica, que necesita alternativas distintas a las existentes actualmente en el mundo global, pues los BRICS contra Occidente no se materializó, sobre todo cuando India no está por esta labor. Queda muy lejos que Putin y sus socios puedan remodelar el mundo actual.

A la cumbre de Kazán prácticamente no faltó casi nadie, además de los líderes de los nueve países miembros –Rusia, China, Brasil e India (países fundadores, en 2010, a los que luego se unió Sudáfrica), una asociación que se amplió con Irán, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Etiopía-, en enero de 2024, mientras el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva intervino por videoconferencia.

Y también acudieron los representantes de los países aspirantes, incluido el líder turco, Recep Tayyip Erdogan, cuya visita fue más breve de lo previsto debido al atentado contra una fábrica militar en Ankara. Además estaba prevista la adhesión de Argentina, pero el gobierno del presidente Javier Milei retiró la candidatura y Arabia Saudí no concluyó el trámite. Sin embargo, la polémica la puso la presencia del secretario general de la ONU, António Guterres, a lo que Ucrania reaccionó indignada, aunque Guterres abogó por la paz tanto en su intervención como en el cara a cara con Putin, pero su encuentro fue muy polémico.

Los BRICS están aún lejos de competir económicamente a nivel mundial. El comunicado final aprobó el estatus de estado-asociado. Incluso se filtró una lista de países que serán incluidos en esa categoría -además de Turquía, Indonesia, Nigeria, Argelia, Bielorrusia, Cuba, Bolivia, Kazajistán, Vietnam, Tailandia, Malasia, Uzbekistán y Uganda-, pero su ingreso quedó aplazado sine die y también quedó fuera Venezuela, supuestamente por el veto de Brasil, lo que Caracas consideró un «gesto hostil» y una «agresión» contra los intereses de la nación caribeña. En suma, en la cumbre se palmó cierto descontento y poca eficacia, pues lo único para lo que le sirvió a Putin era para tratar de salir de su aislamiento internacional.

Lo más llamativo fue demandar paz en Gaza y condenar a Israel, pero la tibiez en condenar a Rusia en su propio territorio por invadir Ucrania resultó realmente preocupante, pues si los presidentes ruso, chino, iraní y turco exigieron a Israel poner fin a los bombardeos con críticas a Occidente, Putin sólo recibió el hartazgo que genera a nivel mundial su invasión a Ucrania, pues no sirve decirle que la guerra debe acabar cuanto antes, y fue el primer ministro de la India, Narendra Modi, con absoluta claridad quien dijo «no a la guerra» y pese a que el presidente palestino, Mahmud Abás, acusó directamente a las autoridades israelíes de «genocidio» y «limpieza étnica» en los territorios ocupados, los países asistentes a la cumbre perdieron una enorme oportunidad de manifestar su rechazo a la monstruosidad que Putin hace en Ucrania.

Putin se mantuvo en sus trece: insistió en que las negociaciones deben tener en cuenta la situación sobre el terreno y no negó que tropas norcoreanas hayan sido desplegadas y estén siendo entrenadas para el combate en Ucrania, pero la reacción de los BRICS fue enormemente pasiva y tímida y luego Moscú en la ONU condena a Israel mientras sobre su invasión en Ucrania nada de nada.

Los BRICS no son economías abiertas, pesa más lo ideológico. Hay países que quieren más participación en el mundo económico y China y Rusia defienden una política más antiamericana e incluso de momento los BRICS no pueden optar a una moneda única y el país más fuerte, China, con el yuan, tampoco va a desbancar al dólar y sin olvidar que la moneda china representa el 4 % de las transacciones mundiales. China es el país que más dólares guarda y ello le permite fabrica barato y también hay que resaltar que EEUU ha bajado su deuda respeto a China y claro que llegará el momento en que el dominio del dólar empiece a bajar. Y otro de los aspectos que hubo en los BRICS es que Rusia a causa de las sanciones no puede hacer negocios y una moneda única como pretenden los BRICS puede tardar largo tiempo ser eterno y luego dentro del grupo hay economías muy diferenciadas.

Las innovaciones en economía no son gratuitas. De momento, se inclina más hacia el dólar estadounidense que hacia China, pero el gigante asiático es y seguirá teniendo cada vez más poder, pero Pekín también sabe que la desdolarización no es la mejor alternativa. China tal vez ganará pero cuándo, o quizás todo dependa de la geopolítica. Pero si hay que comparar los BRICS con el G7 hay que decir que esté grupo está más homogéneo. De hecho, China e India han tenido sus roces en el Himalaya, y Nueva Delhi no quiere que su economía la tutele Pekín dentro de los BRICS. India no quiere encajonarse «conmigo o contra mí». Nadie puede discutir la espectacular revolución social de China, pero por ahora a las alternativas distintas aún les queda bastante por recorrer. Y es atractivo, claro, pero hay países en vías de desarrollo, una globalización y sin indiferenciar que el poder es expansivo.

Los intereses mueven al mundo, y por ello ni España ni tampoco Europa van a estar en los BRICS y este organismo necesita homogeneidad y consistencia, y por ahora se ve como un organismo de países más contentos que otros. Los acontecimientos venideros marcarán preferencias en los miembros de los BRICS, que representan el 36 % del PIB y el 45 % de la población mundial. Y precisamente una de las mayores ambiciones, impulsada por China, es acabar con el dólar como moneda de transacción en el comercio internacional y dotar al yuan chino de mayor capacidad, lo que por ahora es prácticamente inviable.

En esta cumbre de los BRICS todo resultó un fracaso en el intento de vetar al dólar, como también resultó un fracaso idear un equilibrio multilateral teniendo en cuenta la enorme división económica y geopolítica entre Oriente y Occidente que se manifiesta en una creciente competencia por la influencia entre un bloque centrado en Occidente y otro dirigido por Rusia y China. Pero también -reitero- que alternativas convincentes a Occidente no se dieron. El mundo reclama un orden más multilateral, más global, pero ese dominio unipolar de EEUU ya dejó de funcionar o está dejando de funcionar, pues China está por ahí y el nuevo orden mundial necesita más globalización, menos unilateralidad y más multilateralidad.

China busca desarrollar una estrategia para posicionarse como líder de los países en desarrollo del llamado Sur Global. Putin, sin embargo, pretende presentar a la organización como una alternativa a Occidente, algo que los analistas creen que no funcionará porque países como Brasil, India, Emiratos Árabes Unidos e incluso China no se plantean entrar en confrontación directa con Europa y Estados Unidos. Además, India tampoco quiere un plan de arrinconamiento y ruptura con Occidente, Putin tiene su guerra con Ucrania y Nueva Delhi y Pekín no se van a enfrentar por ver quién hegemoniza más contra Estados Unidos.

En definitiva, el orden multipolar y caracterizado por el equilibrio de poder en la política mundial solo está comenzando a establecerse. India y China, por ejemplo, suponen el 35 % de la población mundial, es decir, uno de cada tres ciudadanos del mundo viene de esos países. Asia es donde va a crecer más el PIB para convertirse en responsable de más del 50% del crecimiento mundial. Pero lamentablemente esta realidad no está reflejada en la distribución de poder en las organizaciones multilaterales, tal como comenta Gour Saraff, profesor de OBS Business School y presidente de la Cámara de Comercio de India en España.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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