La apertura tras la política de Covid Cero convierte a China en la mayor refinería de petróleo del mundo

Una gasolinera Sinopec en Hangzhou, China. | Raysonho @ Open Grid Scheduler / Grid Engine, Wikimedia
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Madrid. El gigante asiático ha vuelto. Esa es la percepción que empieza a tomar forma en torno a la economía china en estos tres primeros meses de 2023 después de que las draconianas restricciones de la política de Covid Cero hayan dejado paso a la inercia natural de la segunda mayor potencia del mundo.

No es baladí que Costas Paris, veterano periodista del periódico financiero más importante del mundo, ‘The Wall Street Journal’, dedicara recientemente un artículo de cerca de 1.000 palabras a destacar el renacimiento de la demanda de petróleo del país asiático. Sin duda, es un indicador clave del resurgir de una economía que el año pasado solo creció un 2 %, uno de sus peores registros en medio siglo.

La actividad de China se acelera y así lo refleja este impulso repentino de la industria de refino del país, donde el petróleo estadounidense goza en este momento de una demanda especialmente elevada.

De acuerdo con la firma de seguimiento de materias primas Kpler, China va camino de igualar o superar el récord de importaciones de crudo de junio de 2020. En esa misma línea, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) señaló recientemente que se espera que este año la demanda de crudo china propiciará un incremento de dos millones de barriles de la demanda diaria mundial tras la relajación de las estrictas medidas para frenar el coronavirus, lo que, en su opinión, supondrá «un considerable impulso» para el crecimiento económico mundial.

En concreto, la OPEP prevé que la demanda china aumentará en 710.000 barriles diarios en 2023, por encima de su anterior previsión de 590.000 barriles al día y después de la contracción vista en 2022.

Según un informe de la consultora Wood Mackenzie, que pronostica un crecimiento económico del gigante asiático de hasta el 7 % en su escenario más optimista, el país representará el 40 % de la recuperación de la demanda de petróleo mundial. «El regreso de la movilidad normal en China es el mayor motor de la demanda», explica la firma, que anticipa, en consecuencia, un incremento del precio del barril de Brent desde los niveles actuales en torno a los 77 dólares hasta una media para el conjunto de 2023 de 89,40 dólares siempre que no se produzca una recesión, ya que la caída de Silicon Valley Bank, en Estados Unidos, y de Credit Suisse, en Europa, aconsejan ser prudentes por sus posibles implicaciones en la economía mundial.

En un foro celebrado en Madrid a finales de marzo, el consejero delegado de Cepsa, Maarten Wetselaar, advirtió de que la volatilidad en los mercados de la energía va a volver, en un contexto marcado por la invasión rusa de Ucrania, conflicto aún por resolver, y por la recuperación de China, que podría implicar una subida «importante» de la demanda de crudo.

Con todo, este repunte del consumo de China no se verá de la noche a la mañana, a pesar de la apertura que comenzó el 8 de enero de este año, cuando se abandonaron los estrictos controles por la COVID-19. El PMI manufacturero, un indicador empleado por los economistas y los inversores para ponderar la situación económica de la industria cada mes, así lo constata. Las cifras de febrero, las últimas disponibles, alcanzaron su nivel más alto en más de una década, 52,6 puntos, un crecimiento que inevitablemente está ligado al aumento de la demanda de crudo, que en 2022 se había contraído por primera vez en veinte años. Entonces, el consumo de gasolina, gasóleo y combustible para aviones descendió un 7,7 % interanual, hasta 7,95 millones de barriles diarios, una caída incluso mayor a la experimentada en 2020, cuando el país se vio afectado por la primera ola de la pandemia.

Sin embargo, la tendencia parece clara, y las estimaciones apuntan a que la producción de las refinerías petroleras chinas aumentará este año un 7,8 %, según un panel de expertos del grupo energético estatal CNPC. Se prevé así que el consumo chino de combustible refinado crezca, y la principal refinería, Sinopec, adelantó un incremento del 3,3 % en su producción anual este año. Esto se traducirá en un alza del 6,2 % de las importaciones de crudo en 2023, hasta 10,8 millones de barriles diarios. CNPC también señaló que las refinerías del país operarán a una media del 79,4 % de su capacidad en 2023, frente al 73,6 % del año pasado, con lo que el país se convertirá en la mayor refinería del mundo.

Pekín tiene este año como objetivo inquebrantable reflotar a su economía tras los estragos causados por los férreos controles para frenar los contagios del coronavirus y ante la amenaza del maltrecho sector inmobiliario. Así lo confirmó a principios de marzo el primer ministro saliente, Li Keqiang, durante la inauguración de la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular.

La meta es alcanzar un crecimiento de «alrededor del 5 %» en 2023, para lo que este año, es esencial priorizar la estabilidad económica, la recuperación y la expansión del consumo, dijo Li. La reactivación de la demanda de petróleo es una muestra palmaria de por dónde van los tiros.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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