La normalidad cobra cada vez más auge en Corea del Norte

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Madrid. Corea del Norte sigue su ritmo ascendente de normalidad cuando nadie creía en esa condición de normal en Corea del Norte con sus repercusiones en la península coreana, pero si hace menos de un año Pyongyang probó tres misiles, esta semana el régimen de Kim Jong-un ha entregado a Estados Unidos los restos de 55 soldados estadounidenses muertos durante la Guerra de Corea (1950-1953), tras el cumplimiento de lo acordado entre Kim y Trump, una realidad impensable hace unos meses.

Corea del Sur reconoce que la repatriación a EEUU de restos de soldados estadounidenses caídos en la guerra coreana ayuda a la paz y supone un importante avance en la normalidad de la península corana, tras la cumbre entre Corea del Norte y Estados Unidos, el 12 de julio, previa a la cita entre las dos Coreas.

Por su parte, el presidente de EEUU, Donald Trump, ha visto que el líder norcoreano está cumpliendo, y ha agradecido la entrega de los restos de soldados estadounidenses muertos en ese conflicto coreano, una realidad que empuja cada vez a una normalidad para enterrar todo este largo proceso de enfrentamientos entra las dos partes con situaciones tensas que han caracterizado los últimos 70 años de la península coreana.

La visita del líder norcoreano, Kim Jong-un, con motivo del 65 aniversario del fin de la Guerra de Corea a dos cementerios dedicados a los soldados norcoreanos caídos y también a los miembros del llamado “ejército de voluntarios chino” evidencia la nueva situación de la zona, en la que los norcoreanos serán los principales beneficiados. El interés por poner fin a tanta tensión va creciendo.

En la cumbre que mantuvieron Kim Jong-un y el presidente de EEUU, Donald Trump, el pasado 12 de junio en Singapur, ambas parte se comprometieron a mejorar lazos y a trabajar por la desnuclearización si Washington garantiza la seguridad del régimen.

Corea del Norte considera un acuerdo de paz como un elemento fundamental para blindar al país frente a una invasión estadounidense y garantizar la supervivencia de sus élitessu régimen, aunque Pyongyang recientemente ha lamentado una excesiva lentitud en lo que respeta a Seúl y Washington en acelerar las negociaciones sobre un tratado de paz, aunque es difícil, por ahora, ir para atrás, pues todas las partes salen ganando.

Las dos Coreas han celebrado el 65 aniversario del alto el fuego que puso fin a su guerra fratricida en un momento marcado por el acercamiento, los llamamientos para firmar un tratado de paz y las negociaciones para desnuclearizar la península.

Todo va encaminado a mejores escenarios y todo indica que más pronto que tarde las dos Coreas firmen ese tratado de paz que sustituya al armisticio que puso fin a la guerra coreana el 27 de julio de 1953.

Imágenes por satélite mostraron esta semana que Pyongyang ha empezado a desmontar una de sus bases de misiles, tal y como prometió Kim durante la cumbre con Trump en Singapur. Corea del Norte quiere ese tratado de paz para garantizarse estabilidad y evitar tensiones, e incluso el régimen comunista desea enterrar lo antes posible el armisticio actual.

Al mismo tiempo, Pyongyang considera que el tratado de paz fue el compromiso clave adoptado en la cumbre de Singapur, pero la realidad es que la península coreana vive un momento histórico nunca visto desde la división de ambas partes en 1948.

En suma, la nueva realidad intercoreana acaba de empezar y son y serán muchos acontecimientos que irán sucediéndose y que marcarán también la geoestrategia política encaminada definitivamente a enterrar lo que queda de “guerra fría” y a la vez el surgimiento de un nueva realidad con muchos actores como protagonistas.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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