Globos a la vista: ¿espionaje, provocación o exageración?

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Madrid. Febrero comenzó con las sorprendentes, a primera vista por lo menos, noticias de globos-espía chinos sobrevolando Estados Unidos para transmitir información valiosa al Ejército Popular de Liberación. El aparato fue visto por primera vez el 28 de enero cruzando las islas Aleutianas en Alaska. Después cruzó el oeste de Canadá y los estados septentrionales hasta reaparecer en los radares públicos a comienzos de febrero en Carolina del Sur, donde fue derribado por misiles norteamericanos a varios kilómetros de la costa.

Todo ello provocó que los grandes medios estadounidenses estallaran, teorizando al respecto y denunciando a Pekín por violar el derecho internacional irrumpiendo en el espacio aéreo de Washington. Fueron seguidos por políticos tanto demócratas como republicanos, que se acusaban los unos a los otros de debilidad ante la amenaza china y debatían como responder a la aparente provocación. China, mientras tanto, defiende que el globo era un simple aparato meteorológico que se desvió del rumbo debido al fuerte viento.

La Casa Blanca y el Pentágono pintaron la situación de la siguiente forma: Pekín desarrolló un elaborado sistema de espionaje a lo largo de las últimas décadas y los globos provenientes de la isla china de Hainán son parte de la iniciativa. Además, el aparato derribado no fue el único: varios oficiales del Pentágono y el Departamento de Defensa citados por la cadena televisiva ‘CNN afirman que se sabe de por lo menos otros tres, que sobrevolaron EEUU en 2019, cuando Donald Trump habitaba la Sala Oval. Otros globos similares fueron vistos en Taiwán, Sudamérica y Filipinas, según la propia ‘CNN’.

El argumento chino de que era un mero globo meteorológico los norteamericanos lo refutan indicando su tamaño, excesivo para fines climáticos, además de hélices para maniobrar en el aire que no suelen estar presentes en globos corrientes. Esto, según Washington, demuestra que el globo podía modificar su rumbo, poniendo en duda las excusas de Pekín. Aun así, todavía no se ha publicado la información completa sobre la maquinaria del aparato, cuyos restos están siendo rescatados del Atlántico. Datos más concretos podrían iluminar el por lo demás oscuro escenario del alegado crimen.

Asimismo, el Pentágono informa que la ruta del globo era bastante sospechosa, recorriendo varias instalaciones militares en territorio americano. Esto va en línea con la retórica de que el globo estaba en realidad recopilando información sobre bases estadounidenses y otros sitios estratégicos.

La Casa Blanca tomó la incursión con la máxima seriedad. El secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, pospuso su anticipado viaje a Pekín este mes y calificó el acto de «inaceptable e irresponsable». «Es especialmente irresponsable ocurriendo antes de una visita planeada», subrayó.

La noticia se convirtió rápidamente en la discusión del día en el Capitolio. Demócratas y Republicanos usaron este momento para reiterar su posición respecto a China e intentar desacreditar los unos a los otros. Sin embargo, la decisión del presidente, Joe Biden, de abatir el globo recibió el apoyo a ambos lados del espectro político y fue considerada una demostración de mano dura, necesaria en la situación. Ahora prosiguen los debates si la represalia debiese quedar limitada al globo, o si se necesitase una respuesta más rotunda en la forma de sanciones.

Por otra parte, Pekín niega la conjetura de que el aparato haya sido usado para espiar. Además, critica a Washington por exagerar la situación e intentar usarla para desacreditar a China ante los ciudadanos americanos. Según el periódico ‘Global Times’, por ejemplo, el incidente con el globo le permite a la administración de Biden reforzar su retórica anti china y convencer al público de que el gigante asiático es el enemigo número uno. Un artículo en específico citaba a un exoficial de la Marina estadounidense, que decía que usando el mismo método de exagerar provocaciones por parte de países hostiles a EEUU, la Casa Blanca conseguía manipular la opinión de las masas para reforzar el apoyo de la guerra en Irak contra Saddam Hussein y la rusofobia, desencadenada en Occidente tras la invasión de Ucrania en febrero de 2022.

Además, la reacción de Washington ante el incidente demuestra su negligencia por el bien común, dice ‘Global Times’. Según el noticiario chino, Biden se decanta por la escalada, siendo ésta la más importante desde agosto de 2022, cuando Nancy Pelosi sobrevoló el Pacífico para visitar la rebelde isla de Taiwán, como la considera Pekín.

¿Una incursión china o una exageración provocativa estadounidense? Esa es la pregunta que algunos expertos se hacían antes de elegir bandos. Por un lado, hay varios argumentos que apuntan a la conjetura de que el aparato era efectivamente un globo espía: su tamaño, la maquinaría que llevaba y su rumbo sospechoso y, por otro, es un hecho que China tiene unas tecnologías mucho más avanzadas para espiar a EEUU.

En la última década Pekín lanzó varios satélites a la órbita terrestre, algunos de los cuales son usados para recopilar datos sobre las instalaciones militares estadounidenses. Además de estar fuera de alcance de los misiles, los satélites permiten una variedad más extensa de información a reunir. Según el Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos (CSIS por sus siglas en inglés), la pregunta no es si China está espiando o no, porque la respuesta clara es que sí. La pregunta es: ¿por qué usaría un globo, si tiene tecnologías considerablemente más avanzadas?

La cadena ‘BBC’ halla una posible explicación. Según los británicos, es probable que el plan desde el principio era que EEUU derribase el aparato. Así, Pekín le señalaría a Washington vulnerabilidades en su defensa y la facilidad con las que un mero globo (que podía haber estado cargado de explosivos, por ejemplo) puede irrumpir en territorio americano sin arriesgar con una escalada considerable. Esta teoría la corroboran los globos sobrevolando Taiwán, una de las muchas provocaciones y violaciones de las aguas territoriales de la isla orquestadas por el Gobierno comunista chino durante los últimos años.

Entonces surge la pregunta: ¿Por qué China simplemente indicaría a EEUU sus puntos débiles para que estos puedan ser corregidos en el futuro? Puede que fuese una distracción, para esconder algo más importante. Según CSIS, la Casa Blanca no debería preocuparse por el propio globo, sino por las posibles causas de su repentina aparición. Biden deberá desarrollar una respuesta rápida, pero pragmática, para evitar aparentar debilidad, al mismo tiempo intentando mantenerse al margen de una nueva escalada del conflicto.

Este incidente llega en un momento inoportuno, que parecía el anhelado deshielo en las relaciones entre las dos superpotencias. La reunión de Biden con Xi Jinping en la cumbre de la G20 en Bali, Indonesia, dejó intrigada a la comunidad internacional. Un paso más hacia el acercamiento debería haber sido la visita Anthony Blinken a la capital china, que está suspendida por ahora. Algunos medios, entre ellos el ‘think tank’ CSIS, apuntan a que la ventana de oportunidades para una mejora de relaciones se está cerrando. En marzo, la visita del secretario de estado será imposible, ya que el gigante asiático estará sumido en la Asamblea Popular Nacional de China, que supondrá cambios en los altos cargos del partido y del gobierno.

El deshielo es importante para ambos países, especialmente en materias económicas, pero ni Xi ni Biden están dispuestos a parecer débiles cediendo en esta situación. Además, ambos usan el incidente para incitar fervor nacionalista en sus respectivos países. Pero, en una época que disputas de la magnitud del estrecho de Taiwán y el mar de China Meridional, un simple globo puede parecer insignificante. Puede ser un mensaje, una provocación o un simple error, pero lo que realmente importa son las secuelas que tendrá en las relaciones entre las dos mayores economías del mundo. Las consecuencias de este siniestro escándalo dependerán de la resolución de las élites políticas de Pekín y Washington a la cooperación o a la confrontación.

Iván Ortega Egórov

Estudiante de Economía y Estudios Internacionales de la Universidad Carlos III de Madrid

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