Corea del Norte busca el diálogo con EEUU pese al lanzamiento de dos misiles

Lanzadera de misiles de medio alcance norcoreano
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Madrid. El lanzamiento esta semana de dos supuestos misiles balísticos de corto alcance al mar y pese a la tensión que origina Corea del Norte con este desafío nuclear, la situación en la península coreana no va a cambiar y lo único positivo del «nuevo tipo de proyectil táctico guiado» es la unanimidad de chinos, japoneses, estadounidenses, rusos y surcoreanos que estas acciones de Pyongyang no arreglan su desnuclearización, que pasa por una etapa de diálogo con EEUU y una reducción lenta de las sanciones.

La relativa “calma” en la península coreana se ha visto truncada al lanzar Corea del Norte dos nuevos misiles balísticos de corto alcance (SRBM), desde el condado de Hamju, en la provincia de Hamgyong del Sur (costa oriental norcoreana), que recorrieron unos 600 kilómetros, dice Pyongyang, frente a los 450 y con una altitud máxima de 60 km, según Seúl.

Todo ello supone la segunda prueba de armas nucleares en una semana y envía a la vez un mensaje claro a Seúl y Washington, que han expresado preocupación por este lanzamiento, que no irá más allá de la tensión que ya hay en esta zona donde aquí aún prevalece la Guerra Fría, tal como se originó al terminar la Segunda Guerra Mundial, donde rusos y americanos se repartieron el país tras la derrota de Japón, que lo colonizaba desde 1910.

Las maniobras militares de primavera entre Corea del Sur y EEUU, que terminaron el pasado 18 de marzo, forman también parte de estos lanzamientos en señal de protesta, al considerar Pyongyang “ejercicios para invadir su territorio”, lo que no va a ocurrir, pero sí está claro que Kim Yo-jong, la hermana del líder norcoreano, Kim Jong-un, amenazó recientemente con romper el pacto con Seúl para rebajar la tensión militar con Corea del Sur firmado en 2018 en respuesta a las maniobras militares que anualmente se desarrollan.

Tensar la cuerda en la península coreana no es nada nuevo. Donald Trump tuvo la habilidad histórica de verse tres veces con Kimg Jong-un y pese a los exiguos resultados, lo más positivo fue romper el hielo ante un Estado nuclearizado que desea cuanto antes vigorizar su maltrecha economía y la eliminación de las sanciones. Todo supone también una política de desnuclearización que dé la confianza suficiente al régimen para que las conversaciones que se produzcan con el nuevo presidente de EEUU, Joe Biden, terminen en soluciones para todas las partes. Corea del Sur, China, Japón y Rusia tienen un protagonismo fundamental.

El enorme presupuesto que dedica Corea del Norte a su desarrollo nuclear, como el alto gasto militar de Corea del Sur en la península coreana, bien sería utilizado para otros proyectos que necesitan su apoyo económico para sus respectivos países, pero en medio está EEUU con sus bases en territorio surcoreano y en Japón. Pyongyang no se fía de nadie y contempla con el visto bueno de China que su “programa nuclear es vital para la supervivencia del régimen”, un régimen que nadie va a atacar ni a cambiar. Lo que se trata es poner fin a este anacronismo “bélico” que perdura entre las dos Coreas con tensiones de toda clase desde hace más de 70 años. 

Y un régimen que se vería más fortalecido con una buena infraestructura (reformas) económica tipo Vietnam o, a lo sumo, con muchas de las aplicaciones chinas. La “guerra” en la península coreana no se va a producir ni nadie va atacar a nadie. Sus protagonistas saben que no todo termina como empieza. 

Según la Agencia de Noticias estatal de la República Popular Democrática de Corea (KCNA), los nuevos misiles emplean «tecnología básica de un proyectil ya desarrollado», lo que lleva a pensar a los expertos que se trata de una modificación de un sistema de lanzamiento denominado KN-23 por la inteligencia extranjera. En suma, un ensayo que «confirma la fiabilidad del motor de combustible sólido mejorado y también confirmar la órbita irregular» de vuelo a baja altura, resalta KCNA.

El misil balístico KN-23 tiene un sofisticado sistema de guiado que le permite trazar trayectorias no completamente parabólicas o balísticas, lo que lo hace difícil de interceptar y, pese a su corto alcance, lo convierte en una seria amenaza para países cercanos como Corea del Sur o Japón. La amenaza existe pero consumarla no se va a ocurrir. La escalada nuclear en la península coreana no resuelve nada y Joe Biden también lo sabe, pero la mejor advertencia a Pyongyang es anunciar un encuentro entre Corea del Norte y EEUU, que sufre la primera provocación en la nueva etapa política estadounidense.

No obstante, también los expertos matizan que su carga útil se ha multiplicado por cinco hasta las 2,5 toneladas es en respuesta, resaltan, al desarrollo por parte de Corea del Sur del misil balístico de corto alcance Hyunmoo IV, probado en 2020 y capaz de cargar dos toneladas, pero lo de ahora ha sido la segunda prueba de misiles norcoreana en menos de una semana y llega en un momento marcado por una revisión de la nueva estrategia de EEUU para afrontar con Pyongyang el retorno del diálogo sobre la desnuclearización sin condiciones previas, dice Washington, que Kim Jong-un no ve así. 

Sin embargo, veremos qué pasa en las próximas semanas pero es necesario que todas las partes aparquen las intimidaciones, amenazas, proyectos nucleares, maniobras militares y se den las condiciones para un primer encuentro Biden-Kim.

Pese a que Corea del Norte acusó a Joe Biden de «injerencia» y «provocación» por condenar el lanzamiento de misiles que Pyongyang efectuó esta semana, está claro que EEUU quiere la “complicidad” de China para la desnuclearización de Corea del Norte, aunque Pyongyang necesita unas garantías absolutas para lograr la confianza de volver a las negociaciones con Washington, que también aprueba Rusia, cuyo ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, destacó esta semana en Seúl “la importancia de mantener la paz y estabilidad en el noreste de Asia” e instó a las partes implicadas a «renunciar a la carrera armamentística».

Las resoluciones de la ONU prohíben a Corea del Norte llevar a cabo pruebas con misiles balísticos y le han impuesto fuertes sanciones internacionales para disuadirlo de seguir desarrollando cohetes que puedan ser equipados con ojivas nucleares.

Eso sí, estas resoluciones no impiden el lanzamiento de misiles de crucero. China, el mejor aliado de Corea del Norte, y Rusia abogan por el levantamiento de las sanciones que tanto daño hacen al país, pero unas conversaciones para la desnuclearización deben ir acompañadas de un lento relajamiento de las sanciones que genere al régimen norcoreano una confianza que ponga fin al anacronismo en el que vive la península coreana. 

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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