China exhibe su poderío militar y Xi Jinping y la OCS marcan el nuevo orden mundial

Vladimir Putin, Xi Jinping y Kim Jong-un, en Pekín. | Kremlin.ru, Wikimedia
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Madrid. La parada militar de Xi Jinping, rodeado por Vladimir Putin, Kim Jong-un y otros dirigentes de 26 países como Cuba, Birmania o Irán, que asistieron al desfile militar que conmemoró el 80 aniversario de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico, sirvió para que el presidente chino exhibiera su poderío militar y fuerza para encauzar ese nuevo orden mundial que la República Popular China quiere encauzar con sus socios y aliados de la geopolítica mundial como abanderada de la nueva realidad global.

Xi Jinping anduvo perspicaz al hacer la 25 cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), celebrada este pasado fin de semana en la ciudad nororiental china de Tianjin, una cita para diseñar el nuevo orden mundial junto a Rusia y Corea del Norte, y con el beneplácito de India, más reacia a ese proyecto global de Pekín, que desea constituir una nueva realidad de la geopolítica mundial que traería más polarización y sin soluciones de estabilidad global. Una nueva gobernanza mundial sin garantías de éxito. Eso sí, si tanto Xi como Putin van a vivir 150 años el tiempo no será un obstáculo para sus objetivos.

La pandemia no sólo transformó el mundo sino que lo revolucionó y afectó a toda la sociedad mundial con verdaderas consecuencias económicas y sanitarias. Pero desde entonces el nuevo orden mundial ha tenido varios protagonistas para liderarlo que tendría difícil hacerse con una hegemonía única y ahora con esta cumbre de la OCS y ese solemne desfile militar, en el que exhibió su artillería, armas láser, misiles balísticos, drones, bombarderos y toda clase de productos domésticos y en servicio en aras de alcanzar su mayor nivel tecnológico para igualar a Occidente e incluso superarlo. Su estrategia se vio en ese desfile militar que vislumbra esa guerra del futuro. China va imparable y lo saben sus dirigentes y sus aliados. Y cada vez usa más su estrategia diplomática en África y América Latina con una mayor presencia en todos los órdenes.

La prensa mundial ha sido unánime al considerar el desfile militar como plataforma para ese nuevo orden mundial que China quiere diseñar, pero los chinos quieren resaltar sus políticas de prestigio y enviar un mensaje desafiante a Estados Unidos, pero desde luego no es una las mejores fórmulas para confiar en un nuevo orden mundial en los líderes rusos, norcoreanos e iraníes, lo que conlleva a tiempos pasados para recordar lo que fue la Guerra Fría. Rusia, Corea del Norte, Irán o incluso Cuba o Venezuela, apoyan sin fisuras a China en su protagonismo mundial, pero a Pekín le interesa más su estabilidad económica que no se vea salpicada por distintos vaivenes de la política internacional y sigue siendo un buen referente para Pekín la guerra de Ucrania. Putin quiere recuperar la antigua URSS, y Xi fomentar un mayor nacionalismo.

Corea del Norte fue un invitado muy considerado. Pyongyang añade así más inestabilidad, pues su arsenal nuclear y sus vínculos cada vez más estrechos con Rusia y China dificultan la normalidad para agarrarse a una mayor confianza política, pero que al mismo tiempo refuerza al régimen norcoreano y obstaculiza las políticas de Donald Trump en el continente asiático, que contempla que Putin y Kim Jong-un no están tan aislados como se dice en Occidente, ambos salen reforzados pero en especial Kim que eleva su status como líder de un país cuyos ciudadanos siguen «a rajatabla» todas las directrices de Pyongyang.

Lo más destacado de la cumbre de la OCS ha sido el acercamiento entre China e India, después de que los lazos entre ambos países sufrieran un importante deterioro en 2020, cuando el mundo afrontaba la lucha contra el coronavirus y en especial el enfrentamiento fronterizo que originó una veintena de militares muertos en el Himalaya. No obstante, en el nuevo orden mundial, que quiere liderar China con una Rusia volcada a Pekín, e incluso hasta Corea del Norte, pero India en ese nuevo panorama de la escena internacional no las tienes todas consigo para unirse a ese nuevo mundo geopolítico que diseñan rusos y chinos. India mantiene buenas relaciones con EEUU y bastantes litigios con Pakistán, que tiene el apoyo sin fisuras del gigante asiático.

Xi Jinping no quiere rememorar tiempos pasados de una nueva guerra fría, pero, sin embargo, la cumbre de la OCS, organización fundada hace 24 años, que representa al 40 por ciento de la población mundial y el 25 % del PIB del planeta, se ha planteado como una alternativa a la OTAN occidental. China y Rusia están muy vinculados políticamente a causa de la guerra de Ucrania, aunque ahora mismo Rusia es un país entregado a Pekín.

Rusia quiere ganar la guerra aunque destroce aún más a Ucrania, quiere una paz a su manera, ha engañado a Trump y sigue empeñado en bombardear todo lo que pueda en Ucrania, mientras China contempla con escepticismo y ambigüedad esa paz rusa pero analizando toda su infraestructura bélica y sus consecuencias económicas y de estrategia militar para cuando llegue su momento actuar en el caso de Taiwán, que por ahora no se va a producir pese a las incursiones áreas chinas en suelo taiwanés. China analiza y observa todo el desarrollo militar en la guerra ucraniana, pero el modelo ruso para conflictos bélicos no le va a China. Y veremos si la voracidad imperialista de Putin no le frena y diseña su propio mundo soviético como en los viejos tiempo y ya con Moldavia como objetivo inminente. Trump ha sido engañado y la Unión Europea no reacciona.

China está dispuesta a ganarse su propia credibilidad. En el seno de la OCS, en Tianjin, Xi Jinping ha anunciado una subvención de 281 millones de dólares a los países miembros de la organización resaltando defender la globalización y su oposición al «hegemonismo» en un mundo «turbulento y cambiante», una declaración que chocaría con Putin dado que sus políticas globales van en contra del multilateralismo que defiende Xi, contrario a las políticas proteccionista de Trump.

El nuevo orden mundial de Xi no será fácil de aplicarlo. Tras la pandemia el mundo soñó con algo mejor, pero no ha sido así, y claro la geopolítica actual choca no sólo con Ucrania, invadida por Rusia, pero ahora Putin dice que es Occidente el culpable de la invasión. Y ahí sigue la barbarie de Israel con Gaza, pero eso sí Hamás cometió gravísimos errores y Benjamin Netanyahu ya perdió toda su credibilidad, una guerra sin sentido, con muertes por doquier aniquilando a todo un pueblo con el apoyo de Trump, mientras rusos y chinos sus reacciones son tibias ante la tormenta bestial israelí contra los palestinos de Gaza.

También fue importante resaltar la postura de India en la cumbre de la OCS, pues a pesar de la alineación estratégica con Washington y su integración en foros como el Quad, esa nueva alianza militar en Asia (Estados Unidos, Australia, Japón, India), Nueva Delhi mantiene una relación histórica con Moscú, y hasta ahora se ha abstenido de condenar la ofensiva rusa. Una decisión que contribuye a consolidar su influencia en un orden multipolar sin sacrificar su autonomía.

Un mundo polarizante en una sociedad donde las opiniones, creencias o facciones se dividen y radicalizan en dos extremos opuestos, creando un conflicto y una falta de consenso que dificulta la cooperación y la cohesión social. Este fenómeno puede observarse en la política, los medios y la vida social, donde los problemas se ven como completamente buenos o malos, y puede agravarse por desigualdades económicas, desinformación y dinámicas de poder. ¿Realmente el mundo está tan polarizado?

Rusia no quiere terminar la guerra pese a su cada vez más ruina económica y humana. Putin desea la victoria, y después veremos si Moldavia no es su otro objetivo. «Las relaciones entre China y Rusia han resistido una situación internacional cambiante y han dado ejemplo de lo que deben ser las relaciones entre potencias, las cuales se han caracterizado por una buena vecindad duradera, una coordinación estratégica integral y una cooperación mutuamente beneficiosa», matizó Xi.

Los líderes chino y ruso criticaron a los gobiernos occidentales durante la cumbre. El gobernante chino arremetió duramente el «comportamiento intimidatorio» de algunos, en una referencia velada a Estados Unidos. Putin defendió la ofensiva de su país en Ucrania y culpó a Occidente de provocar el conflicto que empezó hace tres años y medio y ha dejado decenas de miles de muertos. ¿Realmente es Putin una amenaza para el mundo? No obstante, Xi ha fortalecido la cooperación «en plataformas multilaterales como la ONU, la propia OCS, los BRICS y el G20; y promover conjuntamente la construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad». De momento, Putin y Xi sellan su alianza «sin precedentes» con un acuerdo para construir un gasoducto, cuyo conducto de 6.700 kilómetros de largo estaba estancado desde hace años debido a las discrepancias sobre el precio y los volumen de suministro. Pero veremos si todo llega a una conclusión final definitiva, pues se trata de una alianza con bastantes contradicciones estructurales y más cuando Moscú ya no puede hacer nada sin Pekín.

El tiempo dará su respuesta a todo. El vínculo sino-ruso ha salido fortalecido en la cumbre de la OCS, aunque Trump ha reiterado que no le preocupa nada lo habido en la cumbre de la OCS en Tianjin, pero el presidente estadounidense se quejó a Xi de «conspirar» contra su país junto a los gobernantes de Rusia y Corea del Norte, pero no obstante les transmitió cálidos saludos a Putin y a Kim Jong-un, quien tuvo tiempo de saludar al jefe de la delegación de Corea del Sur en un gesto que se produce tras las duras críticas de Pyongyang a Seúl cuando se refirió a su vecino como un «Estado hostil» el pasado año. La luna de miel entre las dos Coreas se está fraguando y el Norte no puede desaprovecharla.

Para consolidar aún más la cumbre de la OCS el desfile militar sirvió para que China se paralizara para mostrar su poderío armamentístico en el que presidente Xi Jinping, flanqueado por Vladimir Putin y el líder norcoreano, Kim Jong-un, señalara que el «el gran rejuvenecimiento de la nación china es imparable».

O sea, «el nuevo orden mundial va imparable». Un desfile militar en el que Kim Jong-un debutó en un evento multilateral de líderes en el mayor desfile militar en la historia de China, y ubicado al lado de Xi y Putin. El régimen norcoreano salió fortalecido y Corea del Norte certifica a nivel doméstico unas coordenadas de seguridad y firmeza que hacía tiempo el país no vivía. La dinastía Kim, por ahora, va para largo, tras el respaldo de Moscú, que próximamente visitará por invitación de Putin, y de Xi, quien dijo en su reunión con el líder norcoreano que «mantendrá, consolidará y desarrollará» sus lazos con Corea del Norte y que esta postura «no variará por mucho que cambie la coyuntura internacional».

Kim Jong-un acudió a China con su hija Kim Ju-ae, de unos 10-12 años, quien parece destinada a suceder a su padre, aunque ahí está también Kim Yo-jong, de unos 37 años, hermana del líder, que pelearía por hacerse con las riendas del poder. Sea lo que fuere, el programa nuclear norcoreano sigue su curso pese a Trump.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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