China y EEUU se comprometen a no hacerse daño, mientras Xi Jinping viaja a Europa
Madrid. El ‘statu quo’ actual de la comunidad internacional sigue estando condicionado a las dos primeras potencias mundiales. Entre la República Popular China y Estados Unidos, pese a sus diferencias en el contexto de la geopolítica global, la economía juega un factor esencial y los dos países buscan una estabilidad en sus relaciones bilaterales para sus propios intereses multilaterales y más cuando la guerra de Ucrania sigue su curso, la crisis de Oriente Medio no cede y el protagonismo que cobra Irán, Corea del Norte o el continente africano siembran tensiones que a Pekín y a Washington no les interesan que les dañen.
El presidente chino, Xi Jinping, ya está en Francia, donde trata de rebajar las tensiones comerciales entre China y la Unión Europea (UE) por los nuevos aranceles que amenaza con aplicar la UE, así como las investigaciones antisubsidios y la preocupación por el espionaje, ya que tanto Alemania como el Reino Unido han acusado a seis personas de espiar para Pekín. Un viaje al viejo continente que no se producía desde abril de 2019, cuando el gigante asiático tenía un alto crecimiento económico y la guerra comercial con EEUU estaba en un momento de alta tensión. Luego Xi tendrá otras dos paradas también importantes como Serbia y Hungría, el mejor aliado de China en la UE.
Xi Jinping quiere certificar su consolidación política en Europa, y tanto en Serbia como en Hungría, cercanos con Rusia, Pekín tratará de ampliar su influencia económica con una fábrica de baterías y vehículos eléctricos en Hungría y con nuevas inversiones en las minas de oro y cobre de Serbia, una diplomacia exterior para contrarrestar la política estadounidense.
Por otra parte, Taiwán sigue siendo el mayor punto de fricción entre las dos potencias, pero un conflicto en el que China invada la isla taiwanesa o que EEUU acuda a socorrerla -y cuando aún se mantiene el Tratado de Defensa Mutua- es realmente, por ahora, improbable, dado que las consecuencias a nivel global serían catastróficas. Taiwán quiere proteger el ‘statu quo’ de la isla, pero Pekín no está por la labor. Y eso sí, Taiwán bloquea la posibilidad de la «Gran China», Estados Unidos vende armamento a la isla y Pekín amenaza a Taipéi, que cada vez está más armada.
Mientras el Senado estadounidenses aprueba un paquete de ayuda de 95.000 millones de euros para Ucrania, Israel y Taiwán, China sacaba un vídeo en su canal de Weibo, la versión china de X (Twitter), mostrando el lanzamiento de un misil balístico JL-2, con un alcance de 7.400 kilómetros, desde un submarino nuclear durante unos ejercicios de la flota del portaaviones Shandong. Y además, Pekín acusa a EEUU de su alianza con países vecinos como Japón o Filipinas con el objetivo de disuadir y contrarrestar las actividades militares chinas.
Pero al mismo tiempo, Washington también acusa al gigante asiático de ser el principal contribuyente extranjero a la base de defensa de Moscú. Estados Unidos y China tienen que «encontrar formas» para que haya «la mayor estabilidad posible» en sus las relaciones, dijo el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, que al mismo tiempo pidió a China «que no ayude» a Rusia con el suministro de componentes de Defensa que podrían ser utilizados en su guerra contra Ucrania.
No obstante, pese a que China se queja a EEUU de la presión de Washington para contener a Pekín y reprimir su economía en referencia a la constante ampliación de los controles de exportación de tecnologías críticas y sanciones a empresas chinas que tienen prohibido operar en EEUU, las relaciones bilaterales entre China y Estados Unidos, consideradas por el gigante asiático como «las más importantes del mundo», centraron parte de la agenda de Blinken en Pekín en su visita de la pasada semana. Las diferencias geopolíticas son notables, pero nadie quiere perjudicar sus propios intereses y a pesar de la guerra de Ucrania, como ahora la de Gaza, que le puede hacer perder la reelección a Joe Biden, además de Taiwán, pero un conflicto similar al de Rusia con Kiev entre Pekín y Taipéi es de momento improbable.
Estratégicamente Taiwán sigue siendo vital para EEUU, sobre todo con la cada vez mayor influencia de China en Asia, pues el Pacífico ahora es el núcleo de la rivalidad entre Pekín y Washington y el estrecho de Taiwán radica la división en dos mares: mar de China Meridional y mar de China Oriental. Por ello, el gigante asiático no cederá en su objetivo de recuperar la isla, mientras Estados Unidos sí quiere seguir influyendo en la zona y con ello evitar la hegemonía china no se quedará con los brazos cruzados ante cualquier amenaza a la isla.
Controlar el Pacífico, el océano mundial de mayor extensión de la Tierra, es objetivo de las dos primeras potencias del mundo, mientras siguen las tensiones entre Pekín y Filipinas en los asuntos de las islas del mar de la China Meridional que EEUU no quiere que Pekín se adueñe de ellas, y luego China critica la «represión» contra la aplicación de vídeos TikTok por parte de EEUU por ser «una táctica intimidatoria» que se acabará «volviendo contra» del país norteamericano, dice Pekín, tras la aprobación del Senado estadounidense de un proyecto de ley que obligará a la empresa china ByteDance a vender TikTok en un plazo de nueve meses si no quiere que la plataforma sea prohibida en Estados Unidos.
La diplomacia de las dos grandes potencias se mueve. La lucha hegemónica de Pekín y Washington no cede por ser el primero. Oriente Medio, la guerra de Ucrania, las tensiones en el mar de la China Meridional, mientras un mundo multipolar no disgustaría a chinos y estadounidenses, pero las elecciones americanas están cerca y Joe Biden puede perder el respaldo de los jóvenes demócratas que ha caído del 60 % al 45 % e incluso del mundo estadounidense musulmán, pero además Biden se volverá más agresivo contra China según se acerquen los comicios presidenciales.
Israel y Gaza están mermando la capacidad de las aspiraciones de Biden para su reelección y claro ya sólo falta que llegue Donald Trump como un huracán para cambiar el mundo multipolar por una orientación geopolítica mundial más bipolar, pero lo que si es cierto que Pekín y Washington ahí siguen para ver quién es el primero con un Indo-Pacífico cada vez más en tensión.
El nuevo orden mundial está bajo el prisma de una geopolítica protagonizada por Rusia, China y sus aliados, en especial Irán y Corea del Norte, y luego Estados Unidos con la UE y el mundo occidental. Pero hay que recalcar que la caída del Muro de Berlín en 1989 supuso el fin de la bipolaridad geopolítica mundial, aunque aún sigue EEUU dominando parte de la política global y China, con sus nuevas políticas y diplomacia, continúa pisando los talones a los estadounidenses.