Biden niega destruir Rusia, Putin invoca una amenaza nuclear y China no enviará armas

UCRANIA: PRIMER ANIVERSARIO DE LA GUERRA
Madrid. La guerra de Ucrania, en su primer aniversario, sirve para sacar conclusiones sobre el nuevo escenario internacional que ha provocado un conflicto que iba a durar no más de una semana. Vladimir Putin recuerda al líder norcoreano, Kim Jong-un, cuando éste dice que su programa nuclear es su mejor defensa ante cualquier invasión de Estados Unidos y sus aliados y lo mismo le pasa a Putin cuando acusa a EEUU y a Occidente de destruir Rusia, mientras que China no enviará armas a Moscú por sus enormes y costosos daños colaterales.
Putin en un discurso de este primer aniversario de la guerra ha reflejado su inseguridad, su fracaso en su invasión a Ucrania y ha escondido una realidad a su país, primero enviando a sus soldados a una muerte segura y segundo vendiendo gas a mitad de precio a India, entre otros, pero además ya Europa ha pasado del 40 % por ciento de la compra del gas ruso al 6 % y lo más «brutal» ha sido como su acción bélica ha reforzado a la OTAN y al mismo tiempo ha reactualizado la industria armamentística europea que recuerda tiempos pasados de lo que fue la Guerra Fría.
Europa aguanta la presión emigratoria ucraniana, EEUU sigue firme en su ayuda militar y económica, en una guerra que necesita estar en la primera línea, una guerra que Putin usa como un país invencible, una guerra que sacrifica a los rusos a vivir cada vez peor, pero lo más preocupante sería que Putin use sus arsenales nucleares, que aunque difícil, no es imposible. Una guerra cada vez con mayor unanimidad de que Rusia no debe ganarla. Occidente y EEUU han demostrado a Moscú que su Ejército es un desastre con los pies de barro, y solo el arma nuclear le podría dar una victoria catastrófica.
El uso de las armas nucleares no lo hará Rusia, ya que sus consecuencias serían brutales. Corea del Norte usa la misma estrategia cuando las maniobras militares conjuntas de estadounidenses, surcoreanos y otras veces japoneses en la zona. Entonces Pyongyang lanza su correspondiente misil y así sigue durante años, con una tensión permanente en la península coreana. A Corea del Norte no la va a invadir nadie, y a Rusia tampoco la van a destruir ni la van a atacar. Putin recuerda a los alemanes cuando decían que había que invadir Polonia por temor a ser invadidos, y ahora resalta que invade Ucrania ante la posibilidad que desde suelo ucraniano se pueda invadir Rusia.
Moscú sueña con las armas chinas, pero China no va a proporcionar armamento alguno a Rusia. Pekín está incomoda con la guerra, sus cuentas económicas no le cuadran en un mundo global afectado y sólo Vladimir Putin es el responsable. China cuida sus relaciones económicas con la Unión Europea (UE) y con EEUU pese a sus diferencias políticas, y meterse en esta vorágine bélica tiene para el gigante asiático más perjuicios que beneficios. China es un gran aliado de Rusia, y de hecho esta semana realiza maniobras militares conjuntas con rusos y Sudáfrica, pero no va a involucrarse en el envío de arma a su fiel amigo Putin, responsable de este desastre mundial.
Tanto Rusia como Corea del Norte realizan ensayos nucleares. Para ganar la guerra, en el caso de Moscú, y para reafirmar su autoridad como potencia nuclear, en el caso de Pyongyang, pero las consecuencias serían demoledoras y obviamente la comunidad internacional no se quedaría con los brazos cruzados, y entonces sí estaríamos a las puertas de una Tercera Guerra Mundial. De momento, esperamos que China entregue su plan de 12 puntos para acabar con el conflicto.
Ucrania y los rusos han cambiado la estrategia geopolítica mundial, pero lo dice claramente Josep Borrell, el Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, cuando insiste en la importancia de mantener la ayuda militar a Ucrania y cree que es una «enorme ingenuidad» pensar que frenar el envío de armas acabaría con la guerra. Ucrania necesita armas y sin ayuda militar Rusia habrá ganado una guerra que daría lugar a crear aún más incertidumbre e inseguridad y tal vez ya no sea que Putin siga en el cargo, sino que Rusia cambie definitivamente a conquistar por la fuerza a otros pueblos. La historia está escrita. El mundo global, pese a su enfermedad actual, no es el de antes, y cualquier sucesor de Putin debe tener en cuenta que la «violencia bélica» por llegar a sus objetivos no tiene aceptación mundial. ¿Hasta cuándo durará Putin? ¿O qué pasaría en una Rusia sin Putin?
La guerra de Ucrania ha cambiado la geopolítica mundial. La invasión rusa ha consolidado dos grandes bloques alrededor de Pekín y Washington. El orden mundial se ha visto alterado, ya lo alteró la pandemia de la COVID-19 y aun cuando todavía no se han logrados los mecanismos de la infraestructura productiva de toda la economías, viene Putin e invade a su vecino Ucrania por el temor que desde Kiev se iba a destruir Rusia. Los bloques se acentúan. Rusia y China por una parte y, por otra, Europa y EEUU, la Guerra Fría puede, no seguro, estar servida. Y eso sí, Moscú, pese a su amenaza de retirarse del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, conocido como Nuevo START, está viendo que su posición de fortaleza militar mengua cada vez más, en especial en su posición en sus antiguas repúblicas de Asia Central.
La situación necesita una solución actual. Todo es muy sencillo. Rusia tiene que retirarse de toda la destrozada y machacada Ucrania, volver a la situación de antes de atacarla, e incluso respetando su invasión en Crimea, y en cuanto a Corea del Norte, el régimen norcoreano debe ir paulatinamente reduciendo su arsenal nuclear y así se verá compensado con el levantamiento de las sanciones que sufre su economía, la cual destina un alto porcentaje al mantenimiento de su programa nuclear y a sus Fuerzas Armadas. EEUU y sus aliados en esta zona asiática, Japón y Corea del Sur, deben proporcionar seguridad y confianza, lo que no eluden para que así la tensión se reduzca y evitar que la península coreana siga siendo foco de militarización y de más ensayos nucleares. Nadie atacará a nadie, y nadie será invadido por terceros países.
¿Ha perdido la guerra su encanto? Demasiadas convulsiones bélicas que cambian el escenario internacional. La guerra es un objetivo cada vez menos eficaz para alcanzar el objetivo previsto.
Pero hasta qué punto una guerra como la actual de Ucrania puede suponer esa depresión personal que le ocurrió al escritor austriaco Stefan Zweig, quien vivió dos brutales guerras mundiales que sacudieron con crueldad a Europa y encarnó en su vida no sólo su desencanto personal, sino el de un siglo que asistió a la caída de todas las promesas de libertad, progreso y concordia y terminó suicidándose en 1942 junto a su esposa Charlotte Altmann creyendo que los nazis dominarían el mundo.
Y luego el propio Adolf Hitler terminaría también suicidándose cuando ya había perdido la guerra, pero Putin la perderá y no se va a suicidar, pero su victoria crearía alarma mundial para hacer con otros países lo mismo que con Ucrania, y tampoco en pleno siglo XXI hay intelectuales a la altura de Stefan Zweig, quien pensó que con los nazis en el poder el mundo se había acabado. Hoy día las guerras no son como antes y el pensamiento tiene otras latitudes, pero permitir que autócratas como Putin se impongan sería un peligro para la sociedad mundial. Y entonces sí que el pensamiento, clave en la capacidad de ideas y de representaciones de realidades, que ya está bastante tocado, quedaría herido de muerte, bloqueando nuevos mecanismos de libertad y de creatividad, e incluso favoreciendo a una mediocridad peligrosa para el desarrollo de la humanidad.