El Sudeste Asiático también se mueve (y II): Tailandia y Birmania, rey semidiós y militares

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Madrid. Tailandia es otro de los países del Sudeste Asiático que vive una inestabilidad política, dado que sufre un bloqueo tras inhabilitar el Parlamento tailandés a Pita Limjaroenrat y sin tener en cuenta su segundo intento de investidura para convertirse en primer ministro. Pita, al frente de una amplia coalición de ocho partidos, tenía que alcanzar al menos 376 apoyos en la votación en la que participaron los 500 miembros de la Casa de Representantes, electos en los comicios de mayo, y 250 senadores, elegidos a dedo en 2019 por la extinta junta militar.

Así, el joven candidato progresista, de 42 años, del partido Avanzar (Move Forward) se impuso de manera inesperada en las recientes elecciones, logrando un aval de 323 parlamentarios y por lo tanto se quedó a 53 apoyos de ser nombrado primer ministro, pero él mismo destacó que muchos senadores estaban sometidos a una gran presión, lo que motivó su voto en contra, lo que originó una grave crisis política.

De hecho, los más jóvenes quieren un profundo cambio en Tailandia. Y claro, por un lado hay una parte de la sociedad tailandesa, en especial los jóvenes, que se han cansado del Rey y del Ejército, y por otro están las urnas, las elecciones, que no despejan las grandes incógnitas que pesan sobre un país regido por un monarca con unos principios que chocan con la modernidad del progreso global. Veremos qué ocurre pero se espera que poco, dado que las Fuerzas Armadas apoyan sin fisura al rey tailandés.

Un rey semidiós. A los tailandeses se les enseña desde que son pequeños a venerar a los reyes y también a temer las consecuencias de quien se atreva a hablar en contra de los monarcas. El Rey es intocable y hablar mal e incluso de sus mascotas puede acarrear hasta 35 años de cárcel. Hoy el mundo ha cambiado mucho. Y claro, el joven Pita, inhabilitado como diputado, políticamente choca con la filosofía de las Fuerzas Armadas, pero es un principio de que algo, difícil, pueda ocurrir si la Monarquía tailandesa no se moderniza. Una monarquía que arrastra una inestabilidad institucional de años que puede acarrear serios problemas políticos.

La globalización lo indica pese a sus agujeros, pero la sociedad tailandesa no es la misma que hace unos años, dado que las manifestaciones y protestas de activistas en las calles y en Internet contra los senadores elegidos a dedo por la extinta junta militar por bloquear el nombramiento del ganador de las elecciones como primer ministro en Tailandia está originando una enorme inestabilidad política.

Y luego tenemos a Birmania, la actual Myanmar, cuya junta birmana acaba de indultar parcialmente a la exlíder democrática y polémica Aung San Suu Kyi, detenida desde el golpe de Estado del 1 de febrero de 2021, que cuando gobernó tuvo más sombras que luces originando decepciones en los que habían depositado sus esperanzas y con un nulo apoyo a la etnia musulmana de los rohinyás, que fue perseguida durante su mandato, y aunque fue elegida democráticamente siempre estuvo vigilada por las Fuerzas Armadas, pero fue acusada, pese a su Premio Nobel de la Paz (1991), de hundir aún más a esta etnia a la que causó de terroristas y favoreció la limpieza étnica, lo que supuso la decepción mundial.

La junta militar birmana extendió el estado de emergencia seis meses más, lo que impide en la práctica que se celebren elecciones este año en el país, sumido en la semianarquía y el conflicto permanente desde la llegada de los militares al poder. Y China, que comparte una frontera de más de 2.000 kilómetros con la actual Myanmar, se ha convertido en uno de los mayores inversores del país, el cual se vio favorecido por Pekín al impedir con su voto que el Consejo de Seguridad de la ONU tomara acciones contra la junta militar birmana, mientras Estados Unidos sigue siendo partidaria de sanciones unilaterales.

Birmania vive una espiral de violencia y semianarquía desde que el Ejército (Tatmadaw) derrocó el gobierno civil de Aung San Suu Kyi el 1 de febrero de 2021, sin que los militares hayan conseguido hacerse con el control. Una constante inestabilidad, como lo refleja que al menos 14 personas fueran asesinadas en este mes de julio en la región central birmana durante una nueva matanza contra civiles y opositores perpetrada por el Ejército, tal como denunció el gobierno paralelo opuesto al régimen militar (Gobierno de Unidad Nacional-NUG, por sus siglas en inglés), que se autoproclama la autoridad legítima de Birmania, dentro de un conflicto civil que ya se ha cobrado más de 3.000 vidas y miles de desplazamientos.

En definitiva, la realidad del desarrollo político, económico y social del Sudeste Asiático tiene cada vez un importante crecimiento dentro del espacio global y con un peso de estos países que van integrándose en el mundo global actual. Una región en la que de nuevo EEUU y China marcarán sus propias iniciativas.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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