Si China quiere, Rusia no crearía tensión internacional (y II): Su influencia en Moscú

Madrid. Lo que está claro es que la guerra de Ucrania no acaba este año. El drama seguirá en 2026, dado que las negociaciones de paz están estancadas y el estadounidense Donald Trump está «reclutado» por el Kremlin, ya que pone en el mismo lugar al agresor y al invadido. China va a evitar condenas a Rusia, llama y llamará a la contención pese al enfado de Kiev y evitará tomar medidas diplomáticas o económicas contra Moscú valorando su alianza estratégica y que sus intereses no salgan dañados.
Y no hay que olvidar que China superó hace muchos años a Rusia. China juega sus cartas y no es realmente un aliado, más bien una alianza pragmática e interesada. Y ahora Rusia depende de China y durante esta guerra mucho más, aunque también depende de India aunque es más coyuntural, pero de China es estructural y estratégica, pues la política de Pekín está basada en los resultados, en los números, en el beneficio y ahora le conviene y ahí tenemos el contrato último del gas, bueno no un contrato, más bien un preacuerdo, fue un memorando por el tema del segundo gasoducto fuerte de Siberia, ni siquiera hay precios, pues los chinos quieren un precio de mercado interno y eso demuestra que no hacen favores a nadie ni a Rusia. En 1962, Deng Xiaoping dijo que «no importa que el gato sea blanco o negro; mientras pueda cazar ratones, es un buen gato». Los negocios y sus resultados, lo primero.
Los chinos han ayudado y ayudan a los rusos en la guerra de Ucrania, ha sido ayuda más política que diplomática y económica que militarmente, tal vez alguna ayuda militar, pero los drones tienen componentes militares occidentales estadounidenses y hay países europeos que siguen comprando hidrocarburos de Rusia, todos están pringaos, nadie está libre de culpa, pero si China se enfada con Rusia, lo que no va a pasar, y la abandona sería un gran problema para Vladimir Putin pero más en el sentido político y diplomático que económico, dado el enorme volumen comercial que mueve Moscú, es muy grande, sobre todo que los hidrocarburos es la más importante.
Si todo fuera que se dejara de comprar hidrocarburos, como ahora pide Trump a los europeos que dejen de comprarlo, pues ya sólo lo hacen Hungría, España, Eslovaquia, Turquía y castigar a China, pero Europa no lo va a hacer. La Unión Europea no va a renunciar al mercado chino, Bruselas es una potencia comercial, y a Trump no le interesan las víctimas sino cómo hacer negocios. En el fondo es pura hipocresía.
China no va a cambiar de opinión, sólo le interesa lo comercial, arreglar los problemas con EEUU y si se molesta Ucrania qué más da, pues el dilema no existe, China está bien con la situación actual, y eso es China, y el resto no le va, mientras la guerra seguirá hasta ver hasta cuándo aguanta Ucrania, o esa ayuda exterior, ya europea, de la OTAN. Incluso lo de Polonia, fuera un error de cálculo, lo cierto que sus vecinos están cada vez más cerca de la OTAN, sobre todo los países escandinavos, se unen a la Alianza Atlántica contra Rusia, y en cuanto al campo de batalla un desastre, en tres años y medio han tomado unos 3.500 kilómetros cuadrados, pero no los bastiones más importantes, sólo pequeños avances y ahora veremos qué pasa este otoño e invierno. E incluso el propio Volodimir Zelenski ha dicho que sus tropas han recuperado 160 kilómetros cuadrados ocupados por Rusia en el frente este, una contraofensiva que ha permitido expulsar a las tropas rusas de nueve municipios.
Rusia envío a China miles de ingenieros y trabajadores soviéticos, además trenes cargados de maquinaria y herramientas. Los soviéticos en la década de 1950 habían erigido una red de plantas industriales modernas en toda China, capaces de producir aviones de combate, tanques y buques de guerra. Moscú incluso proporcionó algo de tecnología nuclear.
De esta forma, cuando en 1955 la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) creó el Pacto de Varsovia de los países comunistas para contrarrestar a la OTAN, Mao Zedong se negó a entrar en la organización. El dirigente chino llegó a decir que China no iba a subordinar a una coalición la defensa de sus intereses nacionales, pero es cierto que en aquellos años Rusia tenía una mayor capacidad en todos los órdenes, mientras China se restablecía poco a poco tras la guerra civil, pero ambos países no cesaban de polemizar públicamente.
En definitiva, desde que las relaciones entre ambos países mejoraron considerablemente en los años 2000, Pekín comenzó a invertir masivamente en la parte asiática de Rusia, rica en materias primas. Pese a momentos difíciles, China y Rusia son importantes socios económicos y geopolíticos, por lo que cualquier disputa entre estos países parece poco probable, aunque ya vimos un súbito bajón en las relaciones bilaterales en los años 60, ahora más difícil. Pero lo de la una Tercera Guerra Mundial no está previsto por ahora.
La guerra de China no será nunca con la OTAN sino más bien con Taiwán, una parte inalienable del territorio chino. Pekín «se opone firmemente a cualquier forma de intercambio oficial» entre países que mantienen relaciones diplomáticas con China y autoridades de la isla, pero, de momento, tampoco se vislumbra un nuevo conflicto entre Pekín y Taipéi, o sea, nuevos conflictos debilitaría su economía y cualquier escalada bélica no le es rentable. Y también sería de difícil aplicación ese nuevo orden mundial liderado por China, Rusia, Bielorrusia, Irán y Corea del Norte, aunque a Trump sólo le interesa su propio mundo. Eso sí, ahora reconoce que Putin le ha decepcionado, pero mejor sería decir que le ha engañado.