Corea del Norte y Rusia consolidan sus relaciones y el Nordeste Asiático se mueve

Vladimir Putin y Kim Jong-un, en Pyongyang en 2024. | Kremlin.ru, Wikimedia
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Madrid. Mientras Rusia y Corea del Norte consolidan sus buenas relaciones con una total cooperación del régimen de Kim Jong-un en la guerra contra Ucrania, el Nordeste Asiático sigue con su dinámica geopolítica, pero por ahora lejos de cualquier conflicto bélico. Pyongyang y Moscú comparten estratégicamente su alianza militar, China provoca a Japón cuando un avión chino entró en aguas de las disputadas islas Senkaku, Taiwán realiza unos importantes ejercicios militares ante una posible invasión china, luego el Dalái Lama rechaza que el gobierno de Xi jinping tenga cualquier decisión sobre su sucesor y, para rematar, el ajedrez de la geopolítica de la región en la cumbre de la ASEAN, donde el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, y el titular chino de Exteriores, Wang Yi, tuvieron un encuentro constructivo pese a la incertidumbre actual con las políticas de aranceles de Donald Trump.

El Nordeste Asiático sigue siendo una región de enorme importancia geopolítica, en la que China, Estados Unidos, Japón y las dos Coreas marcan sus propias estrategias políticas. La península coreana vive un mayor entendimiento tras la llegada del nuevo presidente surcoreano, Lee Jae-myung. Más la situación en Taiwán, en la que Pekín quiere incorporar a la «Gran China», lo que provoca todo un estado constante de cambio con nuevas alianzas y dinámicas de poder.

Por su parte, el líder norcoreano, Kim Jong-un, destacó que Corea del Norte y Rusia fortalecen sus buenas relaciones tras recibir este pasado fin de semana al ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, donde trataron la cooperación bilateral y la situación en Ucrania. Unos lazos militares tras la pasada firma del Tratado de Asociación Estratégica (TAE) que incluye una cláusula de defensa mutua. Rusia no tiene motivo alguno «para rechazar la sincera manifestación de solidaridad» del líder norcoreano. Los lazos militares entre Moscú y Pyongyang se vienen estrechando.

Pyongyang ha enviado tropas, cohetes y munición para dar apoyo a la invasión rusa de Ucrania, a cambio de sistemas de armamento antiaéreos de Moscú, lo que demuestra obviamente la realidad ante las frecuentes visitas mutuas de alto nivel entre ambos países y sobre todo los preparativos para una nueva cumbre entre el presidente ruso, Vladímir Putin, y Kim Jong-un, tras la histórica visita de Putin a la capital norcoreana en junio de 2024, en la que se firmó el citado acuerdo.

La República Popular Democrática de Corea (RPDC) ha podido sufrir «más de 6.000 bajas» en operaciones ofensivas en la región rusa de Kursk, cerca de la frontera con Ucrania, según indicó recientemente la inteligencia británica. O sea, la mitad del contingente inicial de unos 11.000 soldados norcoreanos que habrían sido desplegados por Rusia, aunque posteriormente se habría enviado un número adicional de tropas limitado. Ahora también se habla de que soldados norcoreanos reconstruirán las zonas devastadas por la guerra.

De esta forma, hay que resaltar que pese a que el también presidente del Comité de Asuntos de Estado norcoreano, Kim Jong-un, llora por sus soldados muertos, no les deja en paz, pues ante ma cada vez más estrecha la colaboración entre Moscú y Pyongyang los norcoreanos se implicarán en la reconstrucción y desminado de zonas recuperadas en la región de Kursk, convertida en un solar tras los virulentos combates de invierno y primavera. El objetivo es reconstruir las infraestructuras en esos cientos de kilómetros cuadrados que Rusia recuperó tras meses de ocupación ucraniana gracias a los soldados norcoreanos.

La guerra de Ucrania está fortaleciendo al régimen norcoreano. Corea del Norte con sus retóricas amenazantes nucleares o en cualquier momento en sus lanzamientos de misiles, entre otros factores, Pyongyang se «fortalece». El pueblo norcoreano mantiene total respeto al orden jerárquico y a su líder, que les guía en todos los terrenos. Las sublevaciones internas son difíciles, incluso pese al alto índice de fallecidos soldados norcoreanos en la guerra ucraniana, que le sirve al régimen de Kim Jong-un, entre otras muchas ayudas, el suministro, muy necesario, de más de un millón de barriles de petróleo, que llega como pago por la armas, más del 50 por ciento de la munición que utilizar Rusia en el frente, según Ucrania, y tropas que Corea del Norte ha enviado a Moscú para ayudar a Putin.

Mientras, el jefe del Estado Mayor Conjunto (JCS, según sus siglas en inglés) de Estados Unidos, el general Dan Caine, destacó recientemente la importancia de la cooperación en materia de seguridad entre Corea del Sur, EEUU y Japón con el objetivo de restablecer la disuasión frente a un «aumento militar sin precedentes» por parte de Corea del Norte y China y todo pese al constructivo encuentro entre Wang Yi y Marcos Rubio. En realidad, el mundo multilateral es prioritario, las tensiones de la geopolítica siguen en alza y la política de Trump continúa engendrando una inestabilidad mundial dañina para todos, pero nadie quiere nuevos conflictos bélicos, pese a que la guerra de Ucrania y la de Gaza no se detienen.

De hecho, el presidente chino, Xi Jinping, se reunió esta semana en Pekín con el canciller ruso, Serguéi Lavrov, en un momento marcado por el endurecimiento del tono de Estados Unidos hacia Rusia, con el presidente estadounidense amenazando con aranceles si no se alcanza un acuerdo de paz en Ucrania en 50 días.

Por ahora, Corea del Norte busca, pese a sus siempre turbulentas políticas, promocionar su Wonsan Kalma, el Benidorm de Corea del Norte que abre sus puertas sin turistas extranjeros, aunque los rusos tienen la entrada más fácilmente. Un ya completado complejo turístico a gran escala en la región costera oriental de Kalma, el cual ha sido altamente reconocido por Kim Jong-un, lo que equivale a un visto bueno para nuevos cometidos en aras del desarrollo del país. Un complejo turístico que alberga hoteles y hostales capaces de acomodar a cerca de 20.000 huéspedes, tanto nacionales como extranjeros. El desarrollo norcoreano sin amenazas nucleares.

La tensión entre China y Taiwán continuará, pero de momento lejos de un conflicto bélico o una posible invasión de Pekín y más viendo los antecedentes en la guerra de Ucrania. Taipéi realiza sus cada vez más sólidos maniobras militares en defensa ante una invasión china de la isla, la cual a diferencia de Joe Biden, el actual presidente de EEUU, Donald Trump, no se ha pronunciado abiertamente sobre si defendería a Taiwán en caso de un ataque de China.

China, además de su implicación para que el nuevo Dalái Lama esté sujeta al Estado chino, lo que es rechazado por el líder espiritual, acusado por Pekín de «separatista», ha tenido recientemente un incidente cuando la Guardia Costera de China ahuyentó a un buque pesquero japonés que se encontraba en las inmediaciones de la isla que el gigante asiático denomina como Chiwei, perteneciente al disputado archipiélago de las Senkaku (Diaoyu para Pekín), un asunto perenne que siempre marcan las estrategias regionales entre chinos y japoneses, pero una vez más lejos de cualquier conflicto que puedan dañar las relaciones económicas de Pekín y Tokio.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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