Ucrania, una paz humillante: Rusia, EEUU y China quieren diseñar el nuevo orden mundial

Vladimir Putin y Donald Trump, en 2017. | Kremlin.ru, Wikimedia
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Madrid. Mi buen amigo Pedro García Cuartango dice que la Guerra Fría resucita el mundo descrito por el inolvidable John le Carré, y tiene razón, lo que pasa es que realmente la totalidad de la Guerra Fría en 2025 aún no ha desaparecido dado que las dos Coreas siguen divididas tras la derrota de Japón, que colonizaba la península de Corea, en la Segunda Guerra Mundial, lo que originó que la antigua URSS se quedara con el Norte y Estados Unidos con el Sur, y así siguen hasta hoy día, que refuerza la sinrazón de una paz unilateral para Ucrania repartida entre los rusos de Vladimir Putin y los americanos de Donald Trump, un reparto que solo traerá más tensión, una humillación para los ucranianos y un enorme desprecio para los europeos, con verdaderas consecuencias para la geopolítica global actual.

Darle la razón a Rusia con el visto bueno de EEUU y con el beneplácito de China solo traerá más problemas y una brutal desconfianza hacia un nuevo orden mundial que no puede funcionar si lo lideran unilateralmente Moscú, Washington y Pekín. Rusia, con este hipotético acuerdo con EEUU, creará más incertidumbre, se quedará con todo lo conquistado en la guerra, la cual desde el principio le salió mal y pagamos el resto del mundo. Además, Trump tiene mucho interés en las tierras raras ucranianas, donde minerales como el niquel los quiere para Washington. Y, obviamente, China no se quedará atrás, ya que viendo cómo se arregla la paz en Ucrania, los chinos tendrán más ventajas para actuar a su manera en el asunto de Taiwán.

Imaginemos que al final Ucrania deja de existir por el acuerdo Putin-Trump y que China, pese a quejarse a EEUU por sus injerencias sobre Taiwán, considerando que la defenderá, pero a qué precio, o quiere a cambio manejar a su antojo la tecnología de los semiconductores para que no caigan en manos chinas, pues ahora con este insultante acuerdo de paz sobre Ucrania el mundo no sólo es más inseguro sino que los escenarios geopolíticos y estratégicos mundiales que se avecinan serán aún más tensos y proporcionarán a Pekín medios suficientes para actuar en Taiwán.

Por ahora a Taiwán le pueden salvar los semiconductores, un buen escudo protector ante una hipotética invasión de China, dado que EEUU no quiere que Pekín se quede con ellos y necesita obviamente evitar que esa tecnología pase a manos de China, y qué hará entonces la nueva política sectaria de Donald Trump, pues en más de una ocasión ha reclamado que los semiconductores son americanos y no taiwaneses. Trump no se cansa en repetir que los chips se los quedó Taiwán. Trump no tiene límites. Pekín insiste en su oposición a cualquier «interferencia externa», después de que recientemente los cancilleres de Corea del Sur, Japón y EEUU destacarán la importancia de mantener la paz y la estabilidad en el estrecho de Formosa, que separa la China continental de la isla de Taiwán.

Y dada la enorme vorágine que está creando Trump y Putin, no sólo los europeos tratan de contener al insaciable presidente estadounidense, sino que las políticas globales están modificándose en función de la voracidad de la nueva Administración americana, pues como referencia de cierta preocupación a nivel mundial el ministro japonés de Asuntos Exteriores, Takeshi Iwaya, solicitó la pasada semana forjar una paz justa y duradera en Ucrania, porque si la guerra termina con Rusia como vencedora, eso tendría un gran impacto también en la estructura de la seguridad de Asia, en especial en el Indo-Pacífico, una zona en la que China cada vez está más presente.

En 1989 cayó el muro de Berlín. El sueño eterno de los coreanos sigue intacto, no se mueve, y ahora con esa «paz» en Ucrania que diseñan rusos y americanos puede terminar con una firma de paz humillante para los ucranianos y a la vez un vapuleo brutal para los europeos, lo que provocará que Kiev no estampará firma alguna, dado que ello recordará a lo ocurrido en 1953 entre las dos Coreas, un armisticio entre Corea del Norte y EEUU, pero nunca un acuerdo de paz que puso fin a la guerra de Corea, de ahí la tensión y la acciones prebélicas en Panmunjom, durante los últimos 70 años, la frontera más militarizada del mundo, la cual la habré visitado más de diez veces.

Y aunque obliguen a Ucrania y a su presidente, Volodimir Zelenski, a aceptar las condiciones rusas-estadounidenses la incertidumbre y los problemas irán en aumento pese a ese acuerdo de paz sin la participación de los ucranianos. Nunca hubo estabilidad en la península de Corea y veremos qué clase de estabilidad facilita el acuerdo de paz de rusos y americanos, pero lo que si es cierto que si se estampa esa «paz» volverá un nuevo muro que obviamente dividirá a dos mundos.

Ya no sólo es una humillación para Ucrania, Europa y el mundo libre, sino que el concepto de la democracia queda totalmente herido por el uso de la fuerza y la sinrazón de un hombre sumamente peligroso, sin límites para conseguir sus objetivos, mientras que Trump, el nuevo emperador del planeta, diseña a su manera un nuevo mundo con todo tipo de chantajes usando la fuerza como única vía de entendimiento. El mundo polarizado, el mundo unilateral y el mundo sin rumbo de políticas encuentra sus respaldos en los populismos de ideologías extrema derecha y de extrema izquierda, una realidad política que va creciendo en perjuicio de la globalización y el multilateralismo a nivel mundial. Putin con la ayuda de Trump sale de su aislamiento. Ya ha ganado su primera batalla, pero la guerra aún es larga pese a esta dualidad y de los que quieren ser los dueños del mundo poniendo en cuestión cualquier concepto soberanista.

La historia está ahí. Ya vivimos a dos grandes dictadores que hicieron el mayor daño posible, Hitler y Stalin. ¿Van a emularles Trump y Putin? Tanto el líder ruso como el americano sólo piensan en sus propios intereses y la comunidad internacional verá sus graves consecuencias. Trump no para, cada día tiene algo nuevo que ofrecer, y desgraciadamente nada bueno. Pero está claro que ese nuevo mundo de Xi Jinping, Trump y Putin traerá un escenario muy inestable, y sin olvidar que a Hitler también se le permitía todo, y ahora con esta realidad política que están pintando rusos y estadounidenses la OTAN ya no servirá para nada y Europa tendría que refundarse. No obstante, China tendría que considerar su posición política, pues si apoya el multilateralismo, qué hace valorando los esfuerzos de Putin y Trump para poner fin de forma unilateral a la guerra en Ucrania.

En definitiva, una deformación de tal calibre por parte de Trump que le ha dado igual traicionar a Europa, liderando esta coalición con Putin. ¿Y qué harán los países Bálticos? Estonia, Lituania y Letonia, además de países cercanos como Finlandia y Polonia, no deben respirar tranquilamente, una catástrofe de dimensiones bestiales en este aún joven siglo XXI, sin tener en cuenta todo lo que ocurrió antes de la IIGM y dando la batuta del liderazgo del nuevo mundo a Putin. De momento, estos tres países Bálticos planean la construcción de una línea de defensa conjunta a lo largo de las fronteras de los tres países con Rusia y Bielorrusia, pero el temor a lo peor ya lo han creado Donald Trump y Vladimir Putin. Y claro que Taiwán también está incómoda y preocupada por la ciclotimia política y sus constantes aspectos bipolares de los «dos nuevos dueños del planeta». Trump cumple un mes en la Casa Blanca y la guerra de Ucrania tres años.

Europa no es que esté en estado de shock sino que la dinámica que ha impulsado Putin y Trump ha originado un cataclismo político sin precedentes desde hace décadas. La impotencia ante el expansionismo de Rusia y de EEUU sin poder hacer nada de momento y sin olvidar la buena sintonía de Trump con el rey de Marruecos, Mohamed VI, al que reama y le da todo, es un buen aviso para España.

Ahora resulta que Zelenski es un dictador, culpable de la invasión en su país, impopular, un Trump mentiroso que sólo hace caso a Putin, su aval para amenazar a Zelenski, que acusa al presidente de EEUU de «vivir en una burbuja de desinformación rusa». Putin vive su luna de miel viendo cómo se destroza Europa y dándole alas para seguir con su paranoia en su ideal de recuperar todos los territorios perdidos tras la desintegración de la antigua URSS.

Y tampoco es cierto que Europa haya destinado menos dinero en defensa que EEUU en Ucrania. Según el Instituto Kiel para la Economía Mundial, Europa ha destinado 138.000 millones de dólares en armas y fondos a Kiev, más que Washington, que se queda en 119.000 millones de dólares. Trump gobierna solo pensando en sus propios intereses, el daño mundial y fortaleciendo su alianza con Rusia y posiblemente con China haciendo caso omiso a la realidad global y admitiendo somos las tres grandes potencias y vamos a actuar en nuestros beneficios, realmente peligroso. El mundo al revés.

Rusia se queda con todos los territorios conquistados en la guerra, ya tiene Crimea desde 2014, y EEUU quiere el control de todos los recursos naturales ucranianos, sus tierras raras, sus minerales, pues Trump quiere que Kiev le devuelva los 500.000 millones de dólares que dice que EEUU ha invertido en su ayuda militar, y de ahí esa necesidad de controlar sus recursos, y como colofón ambos autócratas exigen elecciones presidenciales para echar de la política a Zelenski, además de vetar su entrada en la OTAN y sobre todo la prohibición de cualquier despliegue militar europeo en Ucrania, país que ya hace tiempo se convirtió en el granero de China.

En conclusión: este aplastamiento de la soberanía nacional que ejercen Trump y Putin es el mayor disparate que vaya a sufrir la geopolítica mundial. Europa debe aplicar una firmeza total, no dar una imagen de vulnerabilidad. Europa cree en la democracia, pero el mundo libre actual no puede caer ante la alianza Putin-Trump. Los dos nuevos emperadores quieren adueñarse de lo que no es suyo, subastar todo a sus propios intereses. Los movimientos imperiales de ambos son de otra época que el mundo actual no puede permitir.
En suma, la guerra solo puede acabar con la victoria de Ucrania, pues de lo contrario no sólo habrás más muros sino varios mundos diferentes. Una mala paz con consecuencias devastadoras, que parafraseando a Pedro García Cuartango, volvemos a la Guerra Fría, el mundo que perfectamente ha descrito siempre John le Carré.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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1 respuesta

  1. Charo dice:

    Muy interesante. Inteligente la postura china de observar qué está pasando sin involucrarse de momento. Preocupante avance de la ultraderecha en Europa y Latinoamérica. Vivimos un retorno a la moda filosófica y política que precedió a la II Guerra Mundial.

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